viernes, 12 de noviembre de 2010

Violencia tribal y apatía en las legislativas jordanas. El moderado Frente de Acción Islámico boicotea las elecciones

Tomás Alcoverro (La Vanguardia)

Tema: Jordania

Ninguna sorpresa en unas apáticas elecciones legislativas jordanas, salpicadas de violencia tribal, que a causa del boicot del Frente de Acción Islámico y de pequeños grupos liberales han dado la victoria a los candidatos gubernamentales y representantes de las tribus, y han abierto las puertas a un Parlamento sin oposición. En el poblado de Irnea, cerca de Kayak, hubo un muerto y varios heridos, fue devastado un colegio electoral y destrozados automóviles en una reyerta entre tribus rivales que hacían alarde de sus armas al apoyar a sus candidatos.

Ha pasado el tiempo en que el reino hachemí presumía de que el trono y la cofradía de los Hermanos Musulmanes, a través del Frente de Acción Islámico, llegaron a un ejemplar compromiso de convivencia en todo Oriente Medio. Durante el reinado de Husein, padre del actual monarca, Abdalah II, ministros islamistas participaron en el Gobierno.

En estas elecciones, su boicot ha devaluado la consulta popular. El Frente, el partido político mejor estructurado de Jordania, adoptó esta decisión porque consideró que la ley en vigor favorece las zonas rurales en las que son muy poderosas las tribus infeudadas a la dinastía hachemí, en detrimento de las poblaciones urbanas, tanto jordanas como palestinas, que constituyen su base sociológica y electoral. Si en las espectaculares elecciones de 1989 obtuvo la mitad de los 110 escaños que tenía entonces la Cámara baja (el Senado es designado por el rey), en las últimas del 2007 sólo consiguió seis. Aquellas elecciones fueron denunciadas como fraudulentas.

Esta jornada declarada festiva para estimular a los electores a elegir los 120 diputados entre los 763 candidatos (134 mujeres), se ha celebrado en el quinto aniversario de los atentados de Al Qaeda, en los que perecieron sesenta personas, entre ellas las que asistían a un banquete nupcial en un lujoso hotel de Ammán.
Pese a que el Frente es de tendencia moderada, rechaza la violencia de los radicales islamistas y ha optado por la vía democrática para alcanzar el poder, el Estado hachemí teme que pueda fomentar corrientes extremistas que pongan en entredicho su estabilidad y amenazar su orientación prooccidental.

El nuevo Parlamento será aún más dócil que el anterior, que aprobó leyes impopulares y que a la postre disolvió el rey hace un año –por su incapacidad de encarar la grave situación económica, la elevada deuda externa y el déficit presupuestario–, gobernando de hecho casi por decreto.

La presencia de 250 observadores internacionales, la profusión de vistosos carteles electorales, el ambiente para intentar crear una vibrante manifestación popular, no pueden ocultar la realidad de estos comicios desnaturalizados. Pero Jordania, pequeño país sin recursos naturales, enclavado entre Iraq e Israel, con una numerosa población de origen palestino, mantiene una estabilidad que ni EE.UU. ni Europa quieren poner en peligro con exigencias de democratización y de reformas. El ministro de Información aseguró que su gobierno “garantiza la libertad de expresión de sus ciudadanos”. Como en otros países árabes, las ilusiones de cambios han sido también efímeras.

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