martes, 23 de noviembre de 2010

Artur Mas: "Soy gato escaldado. Solo he tenido victorias amargas"

Xavier Sardà (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones

Tiene bastante mejor aspecto que voz. Le han dicho que no sabe hacer la respiración diafragmática y que por eso se queda afónico. Tras dos triunfos que al final se convirtieron en derrotas, recela de los buenos resultados que cosecha.
Justificar a ambos lados-¿Cuántas horas ha dormido hoy?

-Déjeme que recuerde... He dormido cuatro horas seguidas, desde la una hasta aproximadamente las cinco de la madrugada. Después me he pasado media hora o tres cuartos despierto y luego he vuelto a dormir una hora y media más.

-¿Y ese rato despierto?

-Pues estaba emprenyat. Por no dormir. [Ríe.]

-Imagino que son días intensos. Puede llegar a ser president.

-Bueno, yo no me fío. Soy gato escaldado. Muy escaldado.

-Su caso es bastante curioso. Sabe lo que es ganar y perder al mismo tiempo.

-Sí. Yo conozco las victorias amargas y otros conocen dulces derrotas. No me quejo porque de todo se aprende en la vida. De las bofetadas, también, y le aseguro que políticamente me he llevado alguna.

-Cuando Pasqual Maragall fue alcalde de Barcelona, usted estuvo ocho años en la oposición. Luego, en el Govern, ocho años en tres departamentos diferentes. Y ahora lleva siete años en la oposición.

-Eso es la política y la democracia. No siempre se puede mandar.

-Dinero y sexo, dicen, mueven la historia. No hay derecho que estuviese usted a tocar -con perdón- de Scarlett Johansson...

-[Sonrisa.] Voy a aclarar esto. Yo estaba con Scarlett Johansson a un lado y con Anne Igartiburu al otro lado. Pssssh... ¡Eh! ¡Eh! ¡Al tanto, que va de canto! Hombre, una podría ser mi hija, Scarlett, que tiene 26 años y es muy agradable y fantástica. En cambio, Anne es de otra generación, también está muy bien y tiene 42. Ya lo ve, una a la derecha, otra a la izquierda y yo en el centro [risa maléfico cachonda]. Al final, ninguna de las dos me dio el teléfono.

-Usted debe de haber recibido bastantes ofertas sexuales...

-No... no crea. No, de verdad que no. Al menos no he tenido conciencia de ello. Tampoco lo he buscado. Me gustan mucho las mujeres, ¡eh!, mucho. Como todo el mundo, soy de carne y hueso, pero he procurado resistir cualquier tentación.

-¿Lo ve? Si las ha resistido es porque ha habido tentaciones.

-Hombre, claro que se han producido, tengo 54 años.

-Usted estudió en el Liceo Francés.

-Al principio, sí. Estaba cerca de donde vivía, en Gal•la Placídia, y nuestros padres decidieron llevar al Liceo Francés a todos los hijos. Después fuimos a una derivación, que es el Aula Escola Europea.

-En nuestro bachillerato se estudiaba francés.

- ¿Usted qué edad tiene, Sardà?

-Tengo 52 años.

-Es más joven que yo. Yo tengo 54. Somos de la misma quinta y, efectivamente, en aquella época se estudiaba francés. Estaba considerado el idioma culto.
-Sí, y al acabar la carrera, venga a estudiar inglés.

-Sí, señor, venga con el inglés.

-Mire, aquí tengo escrito cómo es su carácter en función de su nombre. Artur quiere decir oso. Dice: «Hombre enérgico u obstinado»

.-Más bien sí.

-«Algo rudo y de aspecto luchador».

-Más bien no.

-«Cuyo fin primordial es el poder y los bienes materiales».

-Los bienes materiales, seguro que no. En cuento a lo del poder, suena mal, pero si uno quiere ser presidente de la Generalitat, indiscutiblemente tendrá poder. El poder, sí, pero como instrumento, no como finalidad por él mismo.

-«Los Arturs poseen buena inteligencia y capacidad de adaptación».

-Capacidad de adaptación, mucha. Creo que lo he demostrado estos años. Inteligencia, normal. Si acaso, mi mérito es ponerle fuerza de voluntad a las cosas.

-«Capaces de grandes cóleras cuando se enfrentan a las iniquidades».

-No, yo me enfado, pero no de forma colérica. Alguna vez he podido perder los estribos, como todo el mundo, pero nunca coléricamente.

-Menuda la armó diciendo que la fiscalía había entrado en campaña.

-Lo pienso. Pienso que algunos sectores de la fiscalía han entrado en campaña. Porque en una causa que hace un año y medio que dura, no es normal que la fiscalía aparezca ahora, a pocas semanas de unas elecciones y con vientos de cambio.

-La acusación es muy grave.

-La fiscalía es un órgano mandado jerárquicamente por el Estado. No es el juez, no hemos dicho la justicia.

-Hay una forma de que la fiscalía no aparezca en momentos inoportunos, y es que no haya indicios de financiación irregular.

-Yo soy el primero que pido que, cuando esté abierto el proceso judicial, podamos comparecer delante del juez para dar todas las explicaciones que sean necesarias.

-Mire, no sé si lo de la fiscalía lo dice porque lo cree de verdad o porque le conviene electoralmente a corto plazo.

-Porque lo creo. Creo que hay miembros de la fiscalía que nos tienen puesto el ojo encima y sacan todo esto ahora para perjudicarnos.

-Si no lo creyese de verdad, casi sería pecado. ¿Se confiesa usted?

-No, confieso que no me confieso.

-¿Cree en los milagros?

-Hombre... En los que hizo Jesucristo, sí, pero, desde luego, en política no hay milagros.

-Hablemos de la familia. Sus hijos tienen 27, 23 y 18 años. ¿Han tenido un padre ausente?

-Han tenido un padre ausente físicamente y cercano sentimentalmente. Cercano en cuanto al seguimiento de sus vidas, pero a distancia. Con una conexión emocional que casi podríamos llamar telepática. No quiero exagerar, les he seguido de cerca y les he visto mucho, pero ellos han tenido un padre ausente.

-Ya pueden votar todos. El menor ha cumplido 18.

-Sí, y le ha tocado ser suplente primero en una mesa electoral.

-Ya lo puedo ver: «Papá, ¡que me quiten...!»

-Ni papá ni puñetas. Papá no interviene en esas cosas.

-¿Le votarán a usted?

-Los dos mayores ya me han votado en otras ocasiones. El más joven... creo que también lo hará.

-¿Cómo se tomaron el hecho de que usted ganase dos elecciones y que la aritmética parlamentaria le impidiese gobernar?

-No me dijeron mucho... Yo no me abatí nunca, aunque me disgusté y en algún momento me costó mucho. Hombre, recuerdo cuando tuve que asistir a la toma de posesión de Maragall como president. Tuve que hacer de tripas corazón. Y tres años después, cuando asistí a la investidura de José Montilla, tuve que hacerlo de nuevo. Espero que haya dos sin tres. Sin embargo, nunca me hundí. En casa, mi esposa se enfadó en algunos momentos, incluso más que yo, porque ella consideraba que aquello era una injusticia. Es más impulsiva que yo y lo llevó peor.

-¿Por qué los presidents no viven en el Palau de la Generalitat? Solo lo hizo Josep Tarradellas.

-Yo, efectivamente, tampoco lo haré si llego a ser president. ¿Por qué? No lo sé. Aquí, en Catalunya, nuestra forma de actuar en política es más casolana. No hay tanta pompa ni tanto empaque. No hay tanta parafernalia. Tú estás en casa, lo cual no quiere decir que te quedes allí algún día si tu cargo lo exige.

-Tienen ustedes allí la habitación de los espejos de la época de Juan Antonio Samaranch, de cuando la Diputación de Barcelona. La cosa más kitsch que jamás he visto.

-Sí, señor, de la época Samaranch. Allí quedó y ahí esta.

-A otra cosa... Usted hace equilibrios entre sectores de Convergència más independentistas y otros que no lo son tanto. Llega a puntos de una cierta lógica cauta. Dice que el momento será cuando la sociedad esté madura, pero que no quiere dividir a la sociedad catalana. Y va el señor Felip Puig y sale saltando y gritando: «In, inde, independencia».

-En el fondo, yo, como presidente de la federación, tengo que hacer una síntesis de las diferentes sensibilidades. Tengo que procurar ser el punto medio. En definitiva, independentistas y catalanistas vamos en el mismo vagón. Creo que no hay que poner límites al camino, pero sí condiciones. Una cosa es tener problemas con Madrid, que siempre han existido, pero en la medida de lo posible hay que evitar tener problemas dentro de la propia Catalunya. No se puede fracturar a la sociedad.

-Usted estudió Ciencias Económicas y Empresariales. ¿Qué me aconseja, ser empresario o político?

-He trabajado en la empresa privada durante 10 años. He estado a ambos lados del mostrador. El código de conducta es muy diferente. Yo soy de los que pienso que sería muy bueno que la gente que ha estado en política también conociera la empresa, y que la gente que está en la empresa hiciera alguna cosa de servicio público o incluso de política.

-En la empresa te juegas tu dinero y en la política, el de los demás.

-Sí, pero en política tienes que tomar decisiones como si el dinero fuese el tuyo. El que administra los recursos de los demás tiene que administrarlos como si fuesen suyos, así que tiene mucho más cuidado. De lo contrario, gastas por gastar.

-¿Podrán pagar el 4,75%?

-Sí, puede estar tranquilo. Si gano las elecciones y gobierno -que está por ver-, garantizo el pago de los bonos. Otra cosa es que sea un interés muy alto para la Generalitat, lo que demuestra la mala situación financiera de la casa.

Con la misma energía que ha llegado, el gato escaldado saluda a todo el equipo y sale a escape.

La revuelta pendiente. México celebra sin demasiado boato el centenario del inicio de la revolución

Toni Cano (El Periódico de Catalunya)

Tema: Historia

La actual guerra contra el narcotráfico, las protestas y el descontento social marcan la conmemoración.

«Pa como vamos, hace falta otra revolución». Una campesina arrugada suspira en la plaza central, el Zócalo, en plena celebración del centenario del inicio de la revolución mexicana (1910-1917). Es 20 de noviembre, pero en lugar de la caravana civil y deportiva de otros años, el presidente, Felipe Calderón, dirige desde Palacio Nacional un desfile alegórico y militar.

México no solo no ha alcanzado los derechos políticos ni mucho menos la igualdad social que buscó con aquella larga revuelta, sino que además vive una nueva guerra interna, la del narcotráfico. Otro anciano requemado bajo el sombrero de paja exclama: «Se hubieran quedado, ahí en palacio, Pancho Villa y Emiliano Zapata».

En contraste con los derroches y fastos con que celebró en septiembre el bicentenario de la independencia, el Gobierno mira de soslayo una conmemoración que aún conmueve a la gente y provoca hondas discusiones académicas. Apenas ha organizado un espectáculo de luz y sonido en el Zócalo, el desfile y un concierto.

- Inquina política.

El descontento social se mostró ayer mismo con varias manifestaciones que colapsaron media ciudad; hasta las sexo-servidoras se marcharon hasta Palacio Nacional. La inquina política también divide los festejos, y los candidatos de izquierda que aspiran a suceder a Calderón en el 2012 encabezan los suyos por la tarde: el alcalde, Marcelo Ebrard, en un Monumento a la Revolución también teñido por las luces, y el incombustible exalcalde y frustrado candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, en el Hemiciclo a Juárez.

Las obras retrasaron la inauguración de la nueva sede del Senado, igual que en septiembre se dejó para el año que viene el monumento del Bicentenario, que apenas se está levantando. El Gobierno iba a restaurar en el vecino estado de Morelos la hacienda de Chinameca, donde mataron a Zapata. Pero «solo han venido a barrer», dicen allí, y las letras que rezaban «tierra y libertad» se han ido cayendo.

Varios analistas resaltan en la prensa que el gobernante Partido Acción Nacional (PAN) nació para «luchar contra los postulados de la Revolución»; critican como «una explosión de cinismo» la «reducción del festejo oficial».

«Los ideales de la Revolución seguirán vigentes mientras la justicia social no sea una realidad», advierte el rector José Narro en la ceremonia que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayor de Iberoamérica. «Seguimos padeciendo una vergonzosa falta de equidad en la distribución de la riqueza y rezagos sociales inaceptables -dice-. Tenemos que dar un gran salto para dejar de ser una nación desigual». Habla de reformas de fondo, un rumbo distinto, un nuevo proyecto nacional.

Antes del desfile, en el homenaje a Francisco Madero, cuyos reclamos políticos iniciaron la revolución, el presidente ataca veladamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estuvo en el poder hasta el 2000 y que amenaza con retomarlo dentro de dos años. «Es la democracia la que ha permitido la libertad y la paz», dice Calderón. Al mismo tiempo, alienta a participar en la cruzada de la narcoguerra que empezó en diciembre del 2006 y que ya ha dejado 33.000 muertos: «Nos toca defender y ampliar las conquistas frente al chantaje de unos cuantos. Enfrentemos a los enemigos de nuestra democracia y nuestra libertad».

Ante las armas, apenas hay festejo popular. Pero sí algunos suspiros, como «Zapata vive» o «¡Viva Villa, cabrones!».

José Montilla: "Nuestros electores no habrían entendido otro Tripartito"

Josep Carles Rius, Jordi Mumbrú (Público)

Tema: Elecciones

José Montilla (Iznájar, Córdoba, 1955) acaba de anunciar una decisión personal y política que marca el futuro inmediato de su partido: se presenta por última vez y, por tanto, abre el proceso sucesorio en plena campaña. El president apuesta fuerte por intentar dar la vuelta a las encuestas, pero sabe que afronta una batalla muy difícil.
- ¿Decir ahora que es la última vez que se presenta es llamar a un plebiscito sobre su figura como president?

- No está planteado así. En un cargo como este una legislatura es poco, especialmente si tenemos en cuenta el contexto desarrollo del Estatut y crisis económica y dos es suficiente para que tus proyectos se puedan implementar. Yo ya lo había dicho anteriormente.

- ¿No le preocupa que alguien interprete que admite la posibilidad de derrota?

- Cada uno que haga las lecturas que quiera. En unas elecciones se puede ganar o no. Yo digo lo que pienso hacer, al margen del resultado, y trabajaré para ganar. Pero conviene que la gente sepa que mi intención no es como la del candidato de CiU, que ya se ha postulado por tres mandatos. ¡Pero si aún no se han celebrado las elecciones! ¡No es presidente de la Generalitat! ¿Qué quiere, jubilarse en el cargo?

- Pase lo que pase el 28-N, en el PSC se ha de abrir la renovación. Y este proceso lo tiene que pilotar el primer secretario...

- El PSC siempre ha estado en un proceso de renovación. Sólo hay que verlo con los años. Ha habido renovación y continuidad. Nunca hemos lanzado nadie por la ventana, como han hecho otros. Pero también hemos facilitado la incorporación de nuevos activos y recambios generacionales, combinados con la experiencia.

- La otra gran decisión que ha tomado antes del 28-N es no reeditar el Tripartito. ¿En qué momento lo decidió?

- Es una decisión que no se toma en un día. Es fruto de un proceso y especialmente de los últimos meses, cuando todo el mundo pone sobre la mesa los proyectos para esta próxima etapa. El contexto ha cambiado. Hay quien ya no quiere saber nada del Estatut y pone como condición la independencia. Que ERC era independentista ya lo sabíamos. Pero ahora quiere hacer un referéndum por la independencia...

- El hecho de decir que no se reedite el Tripartito, ¿no da la sensación de que la izquierda tira la toalla?»

- Hay otra opción para los que quieren un Gobierno de izquierdas: una mayoría socialista. Es lo que defiendo más allá de las encuestas, porque es lo mejor para Catalunya. A corto plazo, la otra opción hubiera sido inviable. Nuestros electores no lo habrían entendido de ninguna manera.

- Entonces la decisión de suspender el Tripartito es por convicción y también por necesidad electoral.

- Tenemos hojas de ruta para estos cuatro años que son muy poco coincidentes. Hace cuatro años eran coincidentes, en gran parte, y ahora no lo son.

- Y porque las encuestas detectaban rechazo... Incluso por los votantes de los tres partidos.

- Lo determinante es la hoja de ruta para la próxima etapa. Luego está la apreciación que esta fórmula de Gobierno tiene por parte de la sociedad. A pesar de que yo he defendido y defiendo el balance de Gobierno. Con algunos errores, sí.

- Si pierde, ¿se quedaría como jefe de la oposición?

- Me presento a estas elecciones para ganarlas. Pero siempre he estado a disposición de mi partido y de lo que decidan los ciudadanos. Son ellos los que deciden si estás en el Gobierno o no. No lo olvidemos.

- ¿Cuando dice que un mandato es poco es porque considera que le quedan cosas por hacer? ¿Cuáles?

- La prioridad es hacer frente a la crisis: implementar las acciones para la recuperación y para la generación de empleo. Debemos garantizar la cohesión social y continuar desarrollando el autogobierno.

- En esta legislatura no ha podido desarrollar plenamente las políticas en las que creía. ¿Ha tomado decisiones a regañadientes?

- Que quede claro que yo no reniego de este Gobierno. Es evidente que un Gobierno de coalición implica concesiones. Pero en este país no hay cultura de gobiernos de coalición ni en los partidos, ni en los medios, ni en la sociedad. Pero hallamos un denominador común para esta legislatura. Esto ha terminado. Algunos de los socios tienen ahora otros caminos, que yo considero que son aventuras, atajos peligrosos.

- Ha dicho que con ERC no podría pactar porque tiene un proyecto muy diferente. ¿Y un acuerdo con CiU?

- Un pacto de los dos grandes partidos sólo es deseable en momentos de emergencia nacional. Si no, en democracia hay Gobierno y oposición. Puedes servir al país desde la oposición o el Gobierno.

- Cuando le dijo a Zapatero que esta no es la CiU que conocía, ¿a qué se refería?

- ¿Alguien piensa que [Jordi] Pujol habría planteado que si hubiera un referéndum por la independencia votaría que sí? ¿O que hubiera planteado un referéndum sobre el concierto económico? Impensable. Los que mandan ahora en Convergència Democrática [CDC] son independentistas vergonzantes. Porque no hacen campaña de manera ostensible por la independencia. Quien manda no es [Josep Antoni] Duran [de Unió].

- ¿Un Gobierno de CiU crearía tensiones con España?

- Depende. Si pacta con el PP, tal vez no. Hay que recordar que en el último periodo que gobernaron fueron de una docilidad total. Bloquearon todas las iniciativas de mejora de autogobierno por su alianza con el PP. Y preservar la silla era más importante que mejorar el autogobierno. En eso son muy pragmáticos. ¿Pactar con el PP? Quizás sí. Como son de derechas, la cartera prevalece. También podrían pactar con ERC. Como no dicen lo que quieren ni con quién ... Yo sí digo lo que quiero y con quién quiero. Y qué cosas no haré nunca.

- ¿Qué decisiones son estas?

- Pactar con el PP, porque hay una clara divergencia en políticas sociales y porque ha sido un enemigo del autogobierno de Catalunya, con recursos al Constitucional, con batallas contra la lengua y la cultura y atizando la xenofobia y el racismo. Todavía espero que Mas diga que no pactará con el PP. No lo dice porque no lo descarta. Le importa la silla, no el proyecto. Y también digo que no podemos ir con los que exigen un referéndum que es ilegal y que dividirá a los catalanes.

- Artur Mas ya ha dicho cuánto tiempo quiere ocupar la presidencia...

- Eso denota el cinismo de Mas, pese a que intente aparentar modestia y humildad. Es prepotencia decir que serás president 12 años cuando ni has ganado las elecciones.

- ¿Con otro Govern se rompería la cohesión social?

- Es uno de los peligros si gobierna la derecha. El Estado del bienestar requiere recursos y la derecha plantea reducir impuestos a los que más pagan. Si hay menos recursos, habrá menos servicios. Tiene una agenda oculta.

- ¿El uso que hace el PP de la inmigración da réditos electorales?

- Supongo que lo hace por eso. Apela a las bajas pasiones, todo para generar malestar, confrontación y no solucionar los problemas. Por cuatro votos. Es muy miserable.

Un expolio que cuesta caro. La élite en el poder en Marruecos se lucra explotando las riquezas del Sáhara

Trinidad Deiros (Público)

Tema: Marruecos

"¡Sobre todo, fíjate! Quiero que nuestra casa [en el Sáhara] haga esquina y sea soleada". Esta recomendación que, según el economista marroquí Fouad Abdelmoumni, hacía en 1975 una mujer a su esposo que se estaba enrolando en la Marcha Verde, demuestra hasta qué punto la promesa del beneficio material, sin ser el motivo principal de la ocupación, no ha sido nunca ajena a las reivindicaciones marroquíes sobre la ex colonia española.

Rico en fosfatos (Fosbucraa es el yacimiento a cielo abierto más grande del mundo), en pesca, y con un gran potencial en energía eólica y solar, el Sáhara esconde además la promesa, nunca confirmada del todo, del maná del petróleo.

Riquezas que, al igual que la población del Sáhara, sus pueblos, y puede que incluso alguna casa soleada en una esquina, pasaron a estar bajo el férreo control de un país cuya clase dirigente disfruta desde 1975 de los beneficios de unas riquezas cuyo legítimo propietario es el pueblo saharaui.

Así lo estableció en 2002 el dictamen Corell, una carta dirigida al Consejo de Seguridad por el secretario general adjunto de Asuntos Jurídicos, Hans Corell, en la que se recuerda que la explotación de los recursos naturales de la ex colonia por parte de Marruecos sólo sería legal si se hiciera atendiendo a "los intereses y deseos del pueblo del Sáhara Occidental".

Javier García Lachica, del Observatorio de Recursos Naturales del Sáhara Occidental (WSRW en sus siglas en inglés), lo define como "un robo", un "expolio" que ha cobrado protagonismo por haber estado en el núcleo de las reivindicaciones del Campamento Dignidad.

- El Acuerdo de pesca.

Las riquezas del Sáhara ofrecen pingües beneficios, recuerda García Lachica. Por ejemplo, el acuerdo de pesca con la UE, cuya legalidad pusieron en entredicho los servicios jurídicos de la Eurocámara en febrero, proporciona a Marruecos algo más de 36 millones de euros anuales. De acuerdo con WSRW, Marruecos obtiene "entre 1.500 y 1.600 millones de dólares anuales" por la explotación de los fosfatos saharauis.

Pero ¿a quién va a parar este dinero? Sin duda no a los marroquíes de a pie, que sufren un subdesarrollo que, en palabras de la experta en el Magreb Laura Feliú, es el corolario "de la apropiación de los recursos por parte del régimen"; mucho menos a los saharauis, que padecen una tasa de desempleo que, por poner un ejemplo, alcanza "el 45% en El Aaiún", según los datos de WSRW. Quienes se lucran en el Sáhara son algunos miembros del majzén, la estructura de poder feudal basada en redes clientelares que sustenta desde hace siglos a la monarquía marroquí.

El mejor ejemplo de ello es el propio Mohamed VI. Un artículo de 2009 de la revista Forbes atribuía a los fosfatos (marroquíes y saharauis), explotados por la estatal OCP, el incremento de la fortuna real en mil millones de dólares durante 2008. Forbes bautizó entonces al monarca como "el rey de la roca".

El Sáhara ha sido también un gran negocio para ciertos generales. Es un secreto a voces, refrendado por el informe Sáhara Occidental: el coste del conflicto, del International Crisis Group, que algunos militares se han hecho de oro acaparando y revendiendo las licencias de pesca.

Una corrupción que el difunto Hassan II veía con muy buenos ojos. Tras los golpes de Estado militares de 1971 y 1972, el Sáhara fue la salvación del entonces debilitado rey. Le permitió recuperar el consenso de la población y de las fuerzas políticas, subordinar la democratización del país a la consecución de la llamada "integridad territorial" y de paso mandar al ejército bien lejos para luego corromper allí a sus mandos.

La víctima de esta situación es, primero, el pueblo saharaui y, después, el marroquí. Pese a invertir enormes sumas en subvencionar a los saharauis (muchos reciben sueldos por trabajos ficticios), Marruecos no ha logrado comprar la voluntad de un pueblo. ¿Y los marroquíes? Mientras sus líderes se lucran, el economista Abdel-moumni, citado en la revista Tel Quel, atribuye a la sangría de los gastos en el Sáhara (militares, subvenciones, prebendas, exoneración de impuestos, etc.) la pérdida del 3% del PIB del país.

Memoria de la soledad

Luis García Montero (Público)

Tema: Historia

El 1 de agosto de 1936 fue un día largo y triste en la Embajada de España en París. El Consejo de Ministros francés confirmó la traición de las democracias europeas al Gobierno de la República, aprobando la política de No Intervención en la Guerra Civil española. La luz clara y generosa del verano contrastaba con el corazón deprimido de Fernando de los Ríos, Luis Jiménez de Asúa y Pablo Azcárate. Reunidos en la embajada, redactaron un comunicado pidiendo que esa extraña neutralidad no fuese unilateral y que se impidiera al fascismo y al nazismo intervenir en apoyo de los militares golpistas. Fernando de los Ríos había recibido la noticia del golpe de Estado en Ginebra. El Gobierno le ordenó que se trasladara a Francia y que negociase la compra de armas necesarias para defender la legalidad vigente. Existían leyes internacionales y tratados particulares que justificaban la petición española. Por eso la indignación del intelectual socialista español se convirtió en una terrible sensación de desamparo cuando sus compañeros franceses le volvieron la espalda.

El problema estaba en Londres. Como los republicanos lo sabían, se nombró a Pablo Azcárate embajador de España ante su Graciosa Majestad. La misión era al mismo tiempo sencilla e imposible. Se trataba de convencer al Comité de No Intervención de que la parálisis de las democracias internacionales sólo servía para que los españoles quedasen a merced de los aviones de Hitler. Pero demostrar lo sencillo resulta imposible cuando los oídos que deben escuchar están cargados de cinismo. La sonrisa de la diplomacia inglesa había decidido que interesaba una dictadura militar en España. El duque de Alba, embajador de Franco y primo de Winston Churchill, tuvo una labor más fácil. Entabló las conversaciones que permitieron la buena amistad del Caudillo con los ingleses, que no sólo sirvió para traicionar a los españoles demócratas, sino para que Franco traicionase a Hitler en su debido momento. Los traidores nunca se andan con remilgos, ya se trate de la supervivencia, de la Razón de Estado o del simple gusto de hacer el mal.

El escritor Francisco Ayala pasó también días de soledad y tristeza en Praga, ciudad a la que llegó en junio de 1937 como encargado de Negocios de la embajada española. Uno de sus objetivos era conseguir que la dirección de la socialdemocracia europea abandonase el cinismo de la No Intervención y se uniera a la militancia socialista popular, muy conmovida por el desamparo de los demócratas españoles y por la impunidad del fascismo. Ayala nunca se hizo ilusiones. Había recibido la noticia del golpe de Estado durante un viaje por Argentina, Chile y Uruguay. Cuando supo que las democracias europeas se desentendían del conflicto, tuvo clara conciencia de que la República estaba condenada. No le quedó más alternativa que la dignidad personal de volver a su país y ponerse al servicio de su Gobierno. Trabajó como diplomático en Praga, sufrió la guerra y luego salió al exilio.

“Sigan ustedes durmiendo la siesta”. Así increpó Martínez del Vayo, escritor y ministro de Estado, a los representantes internacionales que cerraban los ojos al drama de España y se aliaban a Hitler, Mussolini y Franco con la hipocresía de su neutralidad. El doctor Negrín y él habían paseado muchas veces sus soledades por Ginebra, junto a las aguas frías del Lago Lemán, procurando interrumpir el sueño de los injustos con discursos cargados de razón, legítimos y apasionados. No hubo manera, los estadistas durmieron la siesta, España apuró en soledad su tragedia y poco después estalló la Segunda Guerra Mundial.

En este otoño triste de Madrid, caminando las calles del año 2010, he pensado mucho en la soledad de la República española, condenada a muerte por la barbarie de unos tiranos y por las Razones de Estado de las democracias europeas. La memoria de esta soledad se parece a la tragedia actual del pueblo saharaui, un pueblo condenado. Franco y sus herederos, expertos en la traición, abandonaron a la colonia española. Ahora no hay condiciones internacionales para hacer que se cumpla la ley. España ha progresado, ya no es víctima sino verdugo. Está visto que madurar en este mundo significa hacerse experto en el cinismo, el silencio, la mentira y la insensibilidad. Ya formamos parte de esa plaga de cólera que arrasa Haití, Irak, Uganda o el Sáhara.

Hibris

Ian Gibson (Público)

Tema: Historia

El término (a veces escrito hybris) no figura en los diccionarios españoles que tengo a mano pero, a juzgar por lo que indica al respecto Wikipedia, su uso –ya frecuente en inglés– se va extendiendo por estos andurriales. Para los griegos antiguos, que formularon el concepto, la hibris era una variante de la tara moral luego designada por los romanos superbia (soberbia). Se trataba de un defecto muy grave cuya peor modalidad era considerarse, en algún momento fatal, superior a un dios o los dioses. El castigo en tales casos era fulminante: la némesis. ¡Ojo con la hibris, que puede ser mortal para quien ceda ante la tentación de caer en sus brazos! No faltan memorables ejemplos de sus víctimas en las tragedias griegas, entre ellas Edipo, Sísifo y, quizás el pecador más atrevido de todos ellos, Prometeo, el que intentó robarles el fuego a los divinos moradores del Olimpo, quienes le impusieron un castigo capaz de hacer que cualquiera, recordándolo, abandone para siempre sus veleidades hubrísticas.

Parece ser que el historiador inglés Arnold Toynbee consideraba dicho vicio culpable del colapso de las civilizaciones, de conducirlas a un implacable desmoronamiento. ¿Fue lo que llevó a la ruina al imperio español? ¿Y al británico? Quizás. Irlanda nunca tuvo dominios pero su ingreso en la Unión Europea, decidido muy temprano por referéndum, le abrió las puertas a un bienestar jamás conocido. La hibris hizo luego su trabajo y hubo jactancia desmesurada ante el “milagro” económico. Ahora lo que hay es némesis. No sólo los peces mueren por la boca. También los “tigres celtas”.

La rebelión de las clases medias

Lluís Bassets (El País)

Tema: Economía

Hay una rebelión en marcha. De las clases medias contra los poderes establecidos. Su enemigo es el nuevo mundo incubado por la globalización, que acaba de romper la cáscara con la crisis económica. La caída de rentas, el desempleo, la pérdida de ventajas sociales y el horizonte de un bienestar decreciente que sufren europeos y norteamericanos se corresponde con la aparición de unas nuevas clases medias globales en los países emergentes, con una voracidad consumidora y una actitud ante el futuro tan ambiciosa como sus homólogas occidentales en el momento de su ascensión.

El desplazamiento del centro de gravedad del planeta transfiere poder económico y político, pero también capacidad para imponer pautas y valores. Las clases medias chinas están más ocupadas en el glorioso enriquecimiento que les prometió Deng Xiaoping que en la defensa de los derechos humanos y las libertades públicas. Las de los países islámicos, incluidas democracias como Indonesia y Turquía, sienten más preocupación por la llamada difamación de la religión, que identifican con la libertad de expresión occidental, que con la discriminación, e incluso, el maltrato de la mujer que todavía practican en sus familias patriarcales, apoyándose en muchas ocasiones en textos religiosos.

Ya no cuenta aquella clase obrera que inspiró a Marx. Las clases medias urbanas son ahora los sujetos de la historia. Los regímenes que quieren asegurar su estabilidad se basan en un pacto que garantiza la prosperidad de estas clases que ahora marcan el paso del mundo. Este pacto se está agrietando en las sociedades europeas y norteamericana, donde los partidos e ideologías que lo han cementado durante los últimos 60 años no consiguen hacer pasar sus mensajes y encuadrar a sus antiguas clientelas. Lo expresa el populismo rampante, que se moviliza en la contención de la inmigración, la lucha ideológica contra el islam y la protesta contra los partidos e instituciones que hasta hace bien poco habían asegurado la prosperidad y el futuro.

Las clases medias occidentales se rebelan contra una pérdida de poder que sufren directamente. Pero su actitud tiene algo de suicida. No quieren inmigrantes, cuando necesitan mano de obra cualificada y abundante para asegurar el futuro de sus economías y sistemas sociales. No quieren musulmanes, cuando la única posibilidad de organizar sociedades plurales en paz y democracia es aislar a los violentos y a los ultras de la gran masa de creyentes. No tienen apego a lo público, cuando han sido el mercado y la desregulación los que las han dejado a la intemperie. En Europa reniegan de la unidad europea y en Estados Unidos coquetean con el aislacionismo o el belicismo, pero su única salida es una fuerte alianza transatlántica que compense el naciente desequilibrio del mundo sin caer en una nueva guerra fría.

Siete años para esto

Santos Juliá (El País)

Tema: Elecciones

Después de siete años, iniciados con la solemne firma de un pacto entre grandes expectativas de cambio y de progreso, ninguno de los partidos que ha gobernado en Cataluña se encuentra en condiciones de defender no ya la continuidad de la fórmula que sostenía el pacto -el tripartito-, sino tampoco la obra realizada -triturada entre las ruedas de un Estatuto aborrecido por todo el mundo- ni el sustrato ideológico que le dio vida -lo que el presidente Montilla llamó catalanismo de izquierda. La coalición de los tres partidos de la izquierda catalana ha iniciado su mutis como si todos sus miembros estuvieran hartos de haberse conocido, con la única perspectiva de contener los daños que se ciernen sobre cada uno de ellos.

A medida que la fórmula de gobierno entraba en barrena, el grado de insatisfacción política de los ciudadanos catalanes, según los índices elaborados por la misma Generalitat, subía a magnitudes astronómicas. De un reparto por mitad entre satisfechos e insatisfechos en los últimos meses de 2006, las tijeras se han abierto hasta proporciones impensables: a finales de 2009, los insatisfechos rozaban el 90% del total. El presidente de la Generalitat habló entonces del desapego de Cataluña: más que un encabronamiento que sirviera de estímulo para alentar otras opciones, los catalanes parecían cansados de política y tan hartos de los políticos como lo estaban, unos de otros, los miembros del tripartito.

Tiempo habrá para un análisis más detenido de esta experiencia fallida. De momento, lo que parece causa de desafección, aparte del tiempo y las energías derrochadas para el mediocre resultado final del Estatuto, es la fórmula misma de la coalición gobernante, como si se repitiera una especie de fátum de las izquierdas: su incapacidad para gobernar en coalición más allá del ámbito municipal. Porque más que un gobierno compacto, unido en torno a un presidente con poder y autoridad, el tripartito ha logrado transmitir la imagen de que cada cual iba a su bola, sin sentirse vinculado a objetivos comunes. Más que un gobierno, han sido tres gobiernos diferentes administrando para sus fines cada una de las áreas respectivas, con la virguería, que a ellos habrá parecido muy lucida, de los dirigentes de Esquerra nadando en el poder al tiempo que guardaban la ropa en la oposición: lo mejor de ambos mundos sin pagar precio en ninguno.

Tal vez por eso, las tres formaciones de la izquierda abandonan el poder sin ánimo de volver y sin expectativas de mejorar sus resultados, todo lo contrario: mientras más responsabilidades desempeñaron en el gobierno, mayor se vislumbra la pérdida que se avecina. El problema, no ya para la izquierda sino para el conjunto del sistema de partidos es que el alto grado de insatisfacción ciudadana no permite apostar por una alternativa clara. La natural, la de CiU, está hoy lejos de suscitar una corriente de entusiasmo que la devuelva a los años de su dorada hegemonía, cuando obtuvo en las convocatorias de 1984 a 1992 la mayoría absoluta. A distancia todavía de ella en las encuestas, deberá además afrontar la competencia de nuevas formaciones políticas, netamente soberanistas, que pretenden alterar el sistema de partidos consolidado desde 1980.

De modo que todo va a depender de la afluencia de electores insatisfechos a las urnas. Si una sustancial proporción de habituales votantes socialistas optara por quedarse en casa y si la participación apenas superase la mitad del censo electoral, el sistema de partidos de Cataluña experimentará quizá una profunda mutación, con un fuerte descenso del PSC, un probable estancamiento del PP, la presencia testimonial de Ciutadans y con CiU sin mayoría absoluta. Es la situación ideal para alimentar tendencias centrífugas, de las que serían los más beneficiados los nuevos grupos independentistas que nada tienen que perder y mucho que ganar al recoger en un discurso populista buena parte de la insatisfacción que reflejan las encuestas.

Llegados a este punto, estará por ver qué ocurre con los dos partidos que durante estos 30 años han garantizado el equilibro del sistema y a los que espera una segunda vuelta en las municipales: si la presencia de nuevos competidores por el lado nacionalista puede alimentar en CiU las retóricas de independencia, en el PSC la administración de la derrota puede inaugurar un periodo de tensión entre las dos almas que han dado vida a este partido, uno de los más notables inventos de la transición. Habrán sido entonces siete años para hacer un pan como unas tortas.

Apoyo público para un sector en horas bajas. El Estado gastará cinco millones para que las empresas de material de construcción exporten

Luis Doncel (El País)

Tema: Economía

Cuando llueve en casa, hay que mirar si fuera hace mejor tiempo. Esto es lo que han debido pensar las pymes de un macrosector tan diverso como los fabricantes de puertas, maquinaria para la construcción, aislamientos térmicos o ladrillos, que han decidido saltar a los mercados internacionales con la esperanza de colocar un producto que no encuentra comprador en la España post-burbuja inmobiliaria. Y en este salto hacia el extranjero han contado con el apoyo del Instituto de Comercio Exterior (Icex), que ha puesto en marcha el plan de internacionalización de materiales de construcción, que contará con un apoyo oficial de cinco millones de euros para el periodo 2010-2012.

La financiación del programa se apoya sobre tres patas. Un tercio del dinero lo pone el Icex. Las comunidades autónomas -con la excepción de País Vasco, Navarra y Cataluña- y las Cámaras de Comercio aportan otro tercio. Y la tercera pata se sostiene con los fondos que desembolsen las propias pymes exportadoras. "Se trata de apoyar a empresas que hasta ahora no habían salido al exterior porque no habían sentido esa necesidad. Y ahora, una vez que les ha golpeado la crisis, quieren internacionalizarse", señala José María Hernando, responsable del programa del Icex. La industria azulejera es de las pocas dentro de este macrosector que había dado el salto antes de la crisis. Hernando señala tres zonas como los principales objetivos en los que se centran ahora las empresas españolas de construcción: Panamá (que ha adjudicado a Sacyr Vallehermoso la macro-obra del canal y que también está inmerso en la construcción de nuevas infraestructuras turísticas), Sudamérica (con Colombia y Brasil como principales mercados) y África (donde destaca la importancia de Angola y de los países del norte, Marruecos, Argelia y Libia).

El Icex calcula que el plan permitirá que unas 200 empresas asistan a ferias internacionales del sector; y entre 200 y 300 compradores extranjeros puedan participar en misiones inversas en las ferias Construtec, de Madrid, y Construmat, de Barcelona.

El problema es que estas empresas, que han visto cómo en los últimos años sus ventas han caído entre un 30% y un 40%, salen a la escena internacional en un momento en el que otros países también tratan de sobreponerse a sus propias crisis inmobiliarias. "Nuestra competencia no tiene tanto excedente sin vender como las empresas españolas", responde Hernando.

Las empresas tendrán una oportunidad de demostrar su tirón a partir de mañana mismo. Será el lunes cuando se inaugure en Dubai la feria BIG 5 Show, la más importante de materiales de construcción en los países del Golfo Pérsico, en la que participarán 60 pymes españolas. El plan de apoyo al sector se estrenó el pasado mes de septiembre, en la feria Expocapac de Panamá -a las que asistieron 25 empresas de seis comunidades autónomas-, y continuó en noviembre con el Salon International du Batiment de Casablanca (Marruecos), donde expusieron 62 compañías de siete autonomías. Hernando señala que la participación española en ambas ferias marchó sobre ruedas.

Esteban González Pons: "Me tatuaría a Rajoy en la mano"

Karmentxu Marín (El País)

Tema: Política

- Perfil.

Tiene 46 años y seis hijos, contando los de su mujer, y, a pesar de la desabrida leña que da al Gobierno, dice que cada día es "más melancólico y más prudente". Y añade: "Creo en el romanticismo como instrumento político". Hace versos (no a Rajoy) y cuentos, es el rey de la Red, le gusta la fotografía y le entusiasman los juegos. Dejó la bici, pero va al gimnasio, lugar que, por sus rodillas, considera "la antesala del acquagym".
Pregunta. Cada vez tiene más cara de perverso.

Respuesta. En la política actual, cada uno tiene que hacer un papel, aunque no sea el que más le guste. En el PP yo soy el que tiene que hacer de malo.

P. Porque usted, ¿de perversiones cómo anda?

R. Flojito. Más bien aburrido.

P. Pese a las encuestas sobre él, ¿adelante con Mariano?

R. Sí. Mariano es el presidente del Gobierno que España necesita.

P. ¿Le encuentra un carisma irresistible?

R. Le encuentro sensatez y una gran capacidad de trabajo.

P. "Aznar es la voz de nuestra conciencia". ¿Eso es todo lo que tienen en la conciencia?

R. Tenemos muchas más cosas. Pero Aznar fue el presidente del Gobierno que ha tenido mi partido y, por tanto, tiene legitimidad para seguir dándonos consejos y advirtiéndonos de los que considera nuestros errores.

P. Dijo de Esperanza Aguirre: "Es un caballero de la política". ¿Es usted un machista o tiene información confidencial?

R. Hay extraordinarias novelas sobre mujeres caballeros que representan todas las virtudes de la caballería: los altos ideales, la capacidad de sacrificio y la búsqueda permanente del bien. Y entre Esperanza y yo solo hay una buena amistad.

P. Sabemos que Lara Croft sería Sánchez Camacho cazando inmigrantes. ¿Quiénes serían en el PP Mefistófeles, Teresa de Calcuta, Mafalda, Pocoyó o Spiderman?

R. Mefistófeles sé quién es, pero ya no está; Teresa de Calcuta, tampoco lo puedo decir; Pocoyó, con tanto protagonismo, es más difícil de encontrar en el PP. Yo me veo más en el papel de Mafalda.

P. ¿Le gusta la sopa?

R. No, y además mantengo un diálogo permanente con el globo terráqueo. Y me veo en el papel de Mafalda porque es contestataria, inconformista, atrevida, imaginativa y, sin embargo, se deja vencer por sus amigos.

P. ¿Y usted es tan estupendo? Quién lo diría.

R. Ya. Lo dicen muy pocas personas, y ninguna de mi familia.

P. Nos faltaría Spiderman.

R. Hay un par de capitanes araña entre los jovencitos.

P. ¿No son ustedes como esos cantantes que presentan recopilatorios, más que nuevos discos?

R. Presentamos nuevos temas, pero es verdad que los recopilatorios de la época en que gobernamos intentamos que la gente los silbe en la ducha todas las mañanas.

P. ¿El Gobierno ha hecho algo bien sin la colaboración del PP?

R. El Gobierno ha hecho una extraordinaria labor en seguridad vial y en la lucha contra el tabaquismo.

P. ¿Qué se había fumado cuando se dijo "extremista de centro"?

R. Nada. Soy de extremo centro. Apuesto por el diálogo, la conciliación, reconozco que todo el mundo tiene su parte de razón y huyo de los autoritarios.

P. ¿Paga sus trajes o son un detallito de alguien?

R. Los pago [ríe] y llevo la misma ropa desde los 14 o 15 años. Soy poco imaginativo para eso.

P. ¿Tiene algún amiguito con bigotes?

R. Para mí, los bigotes, el bigote siempre ha sido y será José María Aznar.

P. ¿A qué huele el PP en sitios como la Comunidad Valenciana?

R. A éxito, a transformación de la Comunidad y, sobre todo, a mucha valencianía.

P. ¿Quién representa mejor la valencianía: Camps, el papa Borgia o Cañizares?

R. Rita Barberá.

P. ¿Qué tiene usted de fallero?

R. Mucho. Las fallas son el fuego, la muerte, el final que justifica todo un año. Son como la Ítaca de Kavafis. Y yo estoy obligado a ser ninot, porque los políticos tenemos que dejarnos ridiculizar para no morir de vanidad.

P. De la falla de Génova, ¿a qué ninot indultaría?

R. A Mariano, el más importante.

P. ¿Y usted cómo acabaría?

R. Yo soy el pirotécnico del PP.

P. ¿Dónde se tatuaría el nombre de Rajoy?

R. [Piensa] Me lo tatuaría en la palma de la mano.

P. ¿Y el de Cospedal?

R. [Piensa más aún]. En el brazo. En el brazo izquierdo.

P. Veo que en el extremo centro no se tatúa nada.

R. En el extremo centro me tatúo los nombres de las personas que forman parte de mi intimidad.

P. ¿Alguna vez no finge su sonrisa perenne?

R. Casi nunca. Me surge natural y espontánea. Y cuando la finjo, se me nota.

P. "Cuando yo hablo, habla el PP". ¿Es usted como el Papa de Génova?

R. No. Si Génova fuera el Vaticano, yo sería un monseñor de los que salen a contar la doctrina.

P. "Me queda cuerda hasta para ahorcarme". ¿No se ve futuro?

R. No me veo con mucho futuro en la política. Una de mis frases favoritas es que los que desembarcaron en Normandía jamás desfilaron en París. Yo soy de los de Normandía.