miércoles, 10 de noviembre de 2010

La España del avestruz

Mikel Basabe (Público)

Tema: Saharauis

Por lo que me cuentan –y quienes lo hacen saben de lo que hablan– en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf están debatiendo sobre el futuro. Me dicen que tienen dos opciones: “Irnos a la mierda o volver a la guerra”. Así de simple. Supongo que la comunidad internacional estará contenta.

Estará contenta de su incompetencia. El Frente Polisario está en tregua desde 1991 porque la comunidad internacional se comprometió a avalar una salida justa y pacífica del conflicto saharaui. Se comprometió a la realización de un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental. Se comprometió, y no ha cumplido.

El mensaje de la comunidad internacional al pueblo saharaui ha sido nítido: si quieres que se cumpla la legalidad internacional, no cuentes con nosotros. Si quieres que se celebre el referéndum de autodeterminación que la legislación internacional te reconoce, no cuentes con nosotros. Si quieres ser independiente, ve a la guerra y gánala. Si no, vete a la mierda. Y eso es lo que me dicen los saharauis que están debatiendo: “Irnos a la mierda o a la guerra”.

Pero no nos engañemos: el inicio del problema no es que la comunidad internacional se llame andana y abandone por segunda vez a los saharauis. El inicio del problema está en el primer abandonó que sufrió el pueblo saharaui, abandono que todavía dura. España abandonó el Sahara y a los saharauis, acordando con Marruecos y Mauritania que estos se repartieran el territorio. Era el año 1975, 14 de noviembre, y Franco agonizaba. El jefe del Estado en funciones era Juan Carlos de Borbón. En vez de llevar a cabo un proceso de descolonización como era su obligación, regaló el territorio a marroquíes y mauritanos, y obligó al Frente Polisario a ir a la guerra contra esos dos estados.

Desde entonces, España no ha movido un dedo para remediar el mal que hizo. Ni uno solo de los gobiernos que se han turnado durante estos 35 años ha intentado que se cumpla la legalidad internacional. Todos han dado la espalda al pueblo saharaui y a la obligación que tenían y tienen de finalizar el proceso de descolonización del Sahara Occidental. Al principio, hace tres décadas, la excusa eran Ceuta, Melilla y las islas canarias, la reivindicación que Marruecos podía hacer sobre ellas. Hace unos años, la excusa era el tráfico de drogas: si Marruecos no ayudaba, el país se iba a llenar de drogas. Después fueron las pateras, cuyo flujo Marruecos parecía poder controlar a su antojo. Excusas. Excusas para no hacer frente a las obligaciones que España tiene. No que España tenía, no. Obligaciones internacionales que España sigue teniendo. Esa misma España que sigue sin reconocer la independencia de Kosovo porque la declaración de independencia vulneró la legalidad internacional, incumple las obligaciones que dicha legalidad internacional le reclama respecto al inconcluso proceso de descolonización del Sahara Occidental. Y si el Gobierno español no sabe cuáles son esas obligaciones, que se lo pregunte al Gobierno portugués. Portugal en ningún momento olvidó sus obligaciones con Timor Oriental, que fue invadido por Indonesia y privado de su independencia. Portugal jamás abandonó a Timor del Este y lideró el trabajo de la comunidad internacional para que ese pequeño país –15.000 kilómetros cuadrados y un millón de habitantes– pudiera acceder a la independencia a través de un referéndum de autodeterminación celebrado en 1999, en el que aproximadamente el 80% de la población apoyó la independencia.

Y es precisamente eso lo que hay que reclamar a España. Al Estado español. Que lidere la comunidad internacional para que el Sahara Occidental termine su proceso de descolonización con un referéndum de autodeterminación, tal y como se prevé en el derecho internacional. Para que el pueblo saharaui decida entre tener o no un estado independiente, y no entre irse a la mierda o a la guerra. Estas reflexiones me las hacía hace una semana, antes de nuestro abortado viaje a El Aaiún. Y antes también de que el ejército marroquí atacara militarmente un campamento de civiles.

Ahora es más urgente que nunca que España abandone su política del avestruz. Que nadie del Gobierno hable, por favor, de las reclamaciones legítimas de las dos partes, porque hay una parte, la saharaui, que tiene la legalidad de su parte, y otra, la marroquí, que no tiene legitimidad en sus posiciones. Que nadie hable de neutralidad, ni dé sensación de equidistancia. No porque no pueda España ser equidistante –que no puede, porque la legalidad internacional le obliga a no serlo–, sino porque es mentira que España esté siendo neutral, es mentira que España trate igual a las dos partes. Para ello, lo primero que tendría que hacer sería reconocer que el representante legal del pueblo saharaui es el Frente Polisario, y establecer relaciones diplomáticas con él. Que es precisamente lo que hizo la Sudáfrica de Nelson Mandela: reconocer la República Árabe Saharaui Democrática. Os acordáis del caso surafricano, ¿no? La comunidad internacional le impuso a Sudáfrica sanciones económicas y diplomáticas. Y llegó la democracia y se restauró la legalidad internacional, que propició, entre otras cosas, la independencia de Namibia, territorio ilegalmente ocupado por Sudáfrica.

España, hoy, tiene que mandar un mensaje claro: respeto a la legalidad internacional, solicitud a Marruecos para que permita organizar el referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental, apoyo a las legítimas exigencias del pueblo saharaui y liderazgo dentro de la comunidad internacional para que esta obligue a quien incumple la legalidad internacional a cumplirla sin más demora. En resumen, España debe dejar de jugar al avestruz.

Maixabel Lasa, directora de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco: "Las víctimas no deben condicionar la política antiterrorista del Gobierno"

Luis R. Aizpeolea (El País)

Tema: Euskadi

Mañana, 10 de octubre, se conmemora por vez primera en el País Vasco el Día de la Memoria, en recuerdo de las víctimas del terrorismo. En los actos participarán todas las instituciones, aunque la unanimidad no será absoluta debido al desmarque de Aralar y EA. Una figura clave en esta celebración, que tendrá una periodicidad anual, ha sido Maixabel Lasa, directora de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco. Lasa es viuda del ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan Mari Jáuregui, asesinado por ETA en julio de 2000.

Pregunta. En una comparecencia suya en el Congreso dijo que no creía exagerado resaltar que estamos ante un final no muy lejano de ETA. ¿En qué se basa?

Respuesta. Es difícil cuestionar que estamos inmersos en el proceso de final de ETA. Otra cosa es si dicho final está más o menos lejano. Y creo que es así por la extrema debilidad de la banda terrorista, consecuencia de la acción decidida del Estado de derecho, y por la sensible pérdida de apoyo a la violencia en su masa social tradicional. Los que vivimos en Euskadi sabemos que esto último es una novedad importante. La cuestión ahora es si los etarras se dan por aludidos y responden de la única manera que deben hacerlo: desapareciendo de la escena pública y disolviendo la organización terrorista.

P. ¿Cree que la izquierda abertzale será capaz de arrastrar a ETA al final de la violencia?

R. Me gustaría que así fuera. Pero la historia de grandes frustraciones vividas hasta ahora juega a favor de la cautela y el escepticismo. Y es muy lógico que así sea. En todo caso, si no es capaz de arrastrar a ETA, deberá romper con la banda terrorista. Con claridad y antes de que tomen, si lo hacen, la decisión de continuar como hasta ahora.

P. ¿Qué le parece la posición del Gobierno central y el vasco de que o la izquierda abertzale convence a ETA para que lo deje o rompe con ETA?

R. La posición de los Gobiernos me parece la única posible. No hay ninguna transferencia de responsabilidad que la democracia deba y pueda aceptar. La izquierda abertzale sabe lo que tiene que hacer. Y enredar con otras cosas no sirve para nada como no sea para confundir y ganar tiempo de manera inútil.

P. ¿Cómo contempla el final de ETA?

R. No soy especialista en estas cosas. El 2006 dejó un amargo sabor de boca que va a ser muy difícil diluir con el tiempo. Es cierto que apoyé decididamente aquel proceso. Creo sinceramente que sí tuvo el efecto de provocar una seria decepción en amplios sectores de la izquierda abertzale, que ha podido tener su reflejo en la evolución que vemos ahora. Las cosas en adelante tienen que ser muy claras y la exigencia máxima. No hay otra receta.

P. ¿Cómo será su final? ¿Un día nos daremos cuenta de que ha desaparecido porque lleva tiempo sin actuar? ¿Habrá un texto?

R. Tampoco soy profeta. Tan solo espero que todos sepamos con certeza que ha llegado el final del terrorismo. Y que esta noticia se pueda verificar sin ningún género de dudas.

P. Usted ha dicho que el final de ETA será el primero de una banda terrorista en el que sus víctimas serán tenidas en cuenta. ¿No ha sido así en otros países?

R. En la práctica totalidad de los casos conocidos las víctimas han aparecido en momentos posteriores a la resolución final del conflicto. Ha sido muy habitual en este país establecer comparaciones con el caso irlandés. Pues bien, cualquier observador atento de la realidad norirlandesa sabe que el acuerdo de Viernes Santo reparó en la existencia de las víctimas a última hora y de una manera casi anecdótica. Una frase perdida en mitad del documento. Aquí sabemos desde hace tiempo que las víctimas deben ocupar un espacio moral y simbólico. Ello permitirá, sin duda, que el proceso de final de violencia las visibilice y cuente con su opinión.

P. ¿Cómo han de ser tenidas en cuenta las víctimas?

R. Las víctimas deben ser los notarios que velen por la autenticidad de un final que aspire a terminar bien. Son los fedatarios de la deslegitimación social, moral y política del terrorismo. Las que levantan el acta de que nunca hubo, hay ni habrá justificación para el asesinato de nadie. Pero para que den su visto bueno a cualquier proceso deben concurrir circunstancias, unas condiciones de comodidad. Memoria, justicia y reconocimiento del daño causado. Si falta cualquiera de ellas, el fantasma del precio político asomará indolente y las víctimas se convertirán en damnificadas de una paz que no sienten suya.

P. ¿Qué le parece que algunas asociaciones de víctimas exijan por escrito el rechazo a cualquier diálogo con ETA?

R. No me parece razonable porque no creo que el preámbulo de una ley sea el sitio adecuado para incorporar reivindicaciones de esa naturaleza. Y en segundo lugar, y esto es lo más importante, porque olvida algo esencial en una democracia: la política antiterrorista es responsabilidad exclusiva de los poderes públicos, en este caso del Gobierno, que han de ejercerla con el límite de la ley, como es propio en un Estado de derecho. Son los poderes públicos los encargados de velar por el interés general y esto es válido también para la política antiterrorista. A mayor abundamiento, hoy por hoy el acuerdo sobre esta materia entre los principales partidos proporciona un grado de confianza a la ciudadanía que es preciso proteger y cuestiona seriamente la pretensión planteada. No es sensato en un tema tan delicado y tan trascendente para el bien común promover la desconfianza hacia los poderes públicos.

P. ¿Qué le parece la expresión de Mayor Oreja de que las víctimas siempre tienen razón?

R. Es una ocurrencia tan desafortunada como aquella otra de que ETA siempre dice la verdad. Felizmente, nos podemos equivocar. Las víctimas no siempre tienen la razón, pero también es verdad que tienen razones que hay que considerar y valorar.

P. ¿Cree que las víctimas deben condicionar la actividad del Ejecutivo y presionar a la justicia para que sus verdugos cumplan las penas en su integridad?

R. Es comprensible que algunas víctimas sientan preocupación por la suerte de sus verdugos. Pero hay otro tipo de desconfianza que tiene que ver con cierta atmósfera que se pretende crear deliberadamente para condicionar la política penitenciaria del Gobierno. O la acción de la justicia. Y a esto digo que no. Las decisiones que se toman en este ámbito son adoptadas en el ejercicio de una responsabilidad intransferible, que, no tengo duda, están alentadas por la consecución del bien común y que tienen como único límite infranqueable el respeto a la legalidad vigente.

P. ¿Cree posible la reinserción de los etarras?

R. Creo posible la reinserción de cualquier condenado por delitos graves, no solamente de terroristas. Y lo creo porque estoy convencida de que incluso el asesino de mi marido debe contar con una segunda oportunidad, una vez haga los deberes que se le impongan y muestre una ruptura clara con la violencia y con lo que supone. La política penitenciaria que no se afane en ofrecer la reinserción a los condenados se convierte en pura venganza.

P. Usted reclamó recientemente en el Congreso que las otras víctimas de la violencia terrorista -de los GAL, etcétera- tuviesen reconocido el derecho al daño causado. ¿Cree posible que el Estado asuma ese compromiso?

R. Todas las víctimas del terrorismo, sin excepción, tienen derecho a la memoria, a la verdad, a la justicia y a ser reconocidas. Las víctimas de ETA y las de los GAL o las víctimas de grupos terroristas de extrema derecha. Ya he dicho que el Estado tiene una deuda pendiente con ellas y que es una impresión muy arraigada aquí. El Estado no ha dicho su última palabra en esta cuestión y ello contribuirá a suturar heridas que aún permanecen abiertas en la corteza de la sociedad vasca.

El mundo en un autobús

Joan Barril (El Periódico de Catalunya)

Tema: Cultura

Hay pequeños viajes que a veces son enormemente constructivos. Desde el aire, cuando no hay rastro de la tierra ni del mar, las conversaciones tienen algo de acta notarial. Todo es rápido pero al mismo tiempo profundo. Hablamos con el compañero de viaje como si nuestras palabras, en la inestabilidad del vuelo, fueran palabras póstumas. Finalmente llegamos a tierra y, con ese paso rápido que nos da la calma del aterrizaje, salimos hacia las escaleras mecánicas de la T-1.

Mi amigo es un banquero importante, balear y poeta y satisfecho de que su entidad haya obtenido una magnífica nota en lo que respecta a la sanidad del banco que administra. Le digo que los taxis están ahí, en la planta inferior de la llegada. Pero mi compañero de viaje me recuerda que no hay nada mejor que el transporte público. Y ahí estamos: dos minutos, subimos al Aerobús, línea a1 y pagamos 5,05 euros. El conductor no tiene cambio y nos perdona esa pequeña moneda fraccionaria de color marrón que a veces nadie se digna recoger cuando cae al suelo.

- Grandes ventanas.

El bus arranca. Todos sentados y las maletas convenientemente depositadas en su compartimento. Las ventanas grandes ofrecen al viajero la compensación de las minúsculas del avión que acaba de dejar. De pronto la conversación que manteníamos en el aire se ha interrumpido. Nos llega un paisaje neblinoso y llano. De vez en cuando avanzamos taxis y nos imaginamos lo que sería el viaje a bordo de uno de los coches amarillos. Con suerte nos llevaría un taxista cordial, silencioso y eficiente. En caso contrario estaríamos callados ante las soflamas de Intereconomía o de algo peor si lo hay.

Viajar a ras de tierra en un autobús que sale del aeropuerto nos salva de la actualidad. Aquí nadie habla del Papa, ni de si Felipe vuelve a ser la X de los GAL, ni del papel de la mujer en la Iglesia ni de la necesidad de tomar partido entre saharauis y marroquís. En el silencio del autobús que nos lleva a la ciudad los carriles se abren como se abrirían al paso de una carroza. El sueño del hombre es estar en todas partes sin moverse del mismo sitio. Eso es un bus eficiente. Una legación diplomática de muchos países en el gran país de la velocidad domesticada. Tres paradas para llegar al centro y esa respiración estimulante del aire comprimido de las puertas. Mi compañero de viaje y yo nos preguntamos por el placer de las cosas pequeñas. Subir a uno de esos autobuses hacia el aeropuerto y allí buscar un vuelo mínimo de esos de última hora. Despegar y dormir. Y una vez en tierra, dejarse llevar de nuevo por la ciudad imprevista. Tomar un café y regresar al mismo aeropuerto del que partimos.

Será entonces cuando la mirada sobre nuestra propia ciudad será una mirada fértil, distinta, abierta a los detalles que la vida cotidiana nos empaña. El viaje no es otra cosa que una revisión interior a todo lo conocido. Cinco euros con cinco. Mi amigo banquero considera que es una magnífica inversión.

Canta, cartero, canta. 'Il Postino' nació en el tiempo de Pinochet como un recuerdo desde el exilio en Berlín Occidental

Antonio Skármeta (El Periódico de Catalunya)

Tema: Cultura

Cuando se levantó el telón para la première mundial de la ópera Il Postino en Los Ángeles no pude evitar que de golpe se unieran en mi memoria los momentos que llevaron mi obra escrita a esta culminación.

Il Postino nace en el tiempo de la dictadura de Pinochet como un emocionado recuerdo desde mi exilio en Berlín Occidental del Chile democrático que yo había vivido y disfrutado hasta que vino el golpe de 1973 sometiendo a mi pueblo a la violación de sus derechos humanos, inaugurando un periodo de barbarie, y enviando a cientos de creadores al exilio.

Al ir escribiendo mi novela El cartero de Neruda, creo que en mi corazón pujaba la necesidad de recuperar el modesto e imperfecto paraíso que había perdido: ese Chile donde el poeta estaba cerca de la gente, y la gente sentía que el poeta hablaba por ellos. Un país donde se podía profundizar la democracia con alegría e imaginación sin sospechar que de repente muchos tendrían que pagar con sus vidas esta afectuosa hazaña.

Desde el primer momento la obra logró una rápida emigración a otros géneros. No había yo acabado de escribir mi obra, cuando un productor alemán, sobre la base de la lectura de algunos capítulos, me propuso escribir la historia de Pablo Neruda y el cartero como un guión. Confundido por su generosidad, lo hice, suspendiendo el final de la novela, y al entregarle el guión, para mi sorpresa, me propuso que yo mismo lo dirigiera.

El azar quiso que la película tuviera un efecto insospechado. El Frankfurter Allgemeine Zeitung comentó que se trataba de un filme «maravilloso», y cuando se presentó en el Festival de Huelva en 1983 ganó el premio mayor y el del público.

Desde que el libro se publicara, la historia ha sido adaptada en numerosos países a la radio, al teatro (más de 200 montajes en el mundo), y al cine por Michael Radford. Durante algunos años, los jóvenes en muchos países vestían una camiseta con una de las frases más populares de mi obra: «La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la usa».

Me acostumbré a pensar que con esta sencilla historia entre un gran poeta y un hombre humilde cualquier cosa podía pasar: menos que llegara el día en que se convertiría en una ópera y que el rol de Neruda lo cantaría el maestro de maestros, ese gran artista y espléndida persona que es Plácido Domingo.

El compositor Daniel Catán, mexicano que vive en Los Ángeles, enfrentó un desafío que lo excita: hacer ópera en español, una lengua poderosa que no cuenta en este género con muchos ejemplos ilustres. Guardando las distancias, se ve cómo Mozart se empeña en hacer ópera en alemán cuando todo el mundo daba por entendido que la ópera era un asunto absolutamente italiano. La lengua de Cervantes, y la de Neruda, es para Catán la manera en que miramos la vida, lo que hacemos con ella: «En esa mirada nos enfrentamos a lo verdaderamente importante: el amor, la felicidad y la pasión». Está convencido que una lengua es una manera de ver.

Hace unos 15 años, el filme italiano Il Postino estuvo en Hollywood con cinco nominaciones a los premios Oscar, entre ellas una póstuma para Massimo Troisi (el cartero) como mejor actor que no prosperó. Los académicos prefirieron a Mel Gibson y su Braveheart: una píldora amarga que aún no termino de tragar. Massimo creó un personaje con un alma simple y grande que es incapaz de decir todo lo que siente, pero que a la luz generosa de Neruda (Philippe Noiret) comienza a transformar en destellantes metáforas verbales su deliciosa e imprecisa gesticulación napolitana. La muerte de Troisi de un ataque al corazón cubrió el filme de una carga emotiva arrasadora.

El filme franco-italiano es un vivo recuerdo en Estados Unidos y en Europa y los artistas que subieron al escenario de la Ópera de Los Ángeles tuvieron un desafío por delante: el recuerdo de ese filme. Pero, para no irle a la zaga, la Ópera de Los Ángeles ofrece un elenco genial: Plácido Domingo como Neruda, Charles Castronovo como el cartero, Amanda Squitieri es Beatriz y la gran soprano chilena Cristina Gallardo Domas canta a la esposa del poeta.

Pude ver la impresionante standing ovation del público y luego leer las elogiosas críticas norteamericanas e internacionales.

Vi a Plácido Domingo, rondando los 70 años, feliz.

Yo mismo también cumplí los 70 esta semana, y me sentí como un niño en día de cumpleaños. Es cierto entonces que el cartero llama varias veces. Y esta vez me trajo un maravilloso regalo.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Todo resultaría más fácil si las grandes decisiones económicas se tomaran en Barcelona y no en Madrid

Joan Puigcercós (El Periódico de Catalunya)

Tema: Economía

El Gobierno español no supo intuir la crisis económica. Zapatero negaba obstinadamente la mayor, y un hombre de la sagacidad de Rubalcaba se atrevía a pronosticar la plena ocupación. Rubalcaba es, sin duda, un hombre lúcido, pero, en el mejor de los casos, está claro que hablaba sin fundamento. Sea como sea, nos hemos visto inmersos en una crisis de alcance mundial. No obstante, la diferencia es que el Gobierno reaccionó tarde, tomando decisiones a deshora e improvisando. Pero hay una segunda diferencia que hace que la crisis sea más severa en España con unas tasas de paro que se han disparado hasta el 20%: una economía que aspiraba a situarse en el selecto club de las primeras economías mundiales con pies de barro. El crecimiento económico español se debía al maná de recursos que desde la entrada de España en la Unión Europea habían llegado con generosidad a las privatizaciones y la especulación. Pero estos recursos no eran a perpetuidad, y, si a ello añadimos la burbuja inmobiliaria, nos encontramos con una combinación explosiva que les ha estallado en las manos.

Al final, el Gobierno ha empezado a tomar medidas, aunque poco afortunadas. El problema es que las medidas que se han puesto en marcha responden a la protección de un modelo económico que poco tiene que ver con el modelo económico catalán, este sí centrado en una economía productiva en la que la innovación y la iniciativa son la piedra angular. Es así de claro: el modelo económico español se contrapone al catalán y por esto las medidas que se adoptan desde Madrid no favorecen a la economía catalana. Por eso tuvo que ser la patronal catalana Pimec y los diputados catalanes los que tramitaran las modificaciones de la ley de morosidad para pagar a 30 días. Las preocupaciones del Gobierno español se habían centrado en salvaguardar los intereses de los cuatro jinetes del apocalipsis: las grandes constructoras, la gran banca, los sectores energéticos de matriz monopolística (como Endesa o Telefónica) y las grandes superficies comerciales.

También la patronal española, la CEOE, durante años no ha tenido otra prioridad que velar por los beneficios de estos cuatro gigantescos sectores. Tampoco la CEOE se preocupó de garantizar el pago a 30 días para las pymes, sino que tanto Cuevas como Díaz Ferrán siguieron el mismo patrón. Su modelo económico era y es de Estado, de defensa corporativa de los sectores regulados. Joan Rosell, presidente de la patronal catalana, aspira nuevamente a liderar la española tras la chapuza escandalosa de la presidencia de Díaz Ferrán. Quizá con Rosell esto va a cambiar y la CEOE velaría para incentivar y proteger la economía productiva y la pequeña y mediana empresa. Aunque primero tendrá que ganar y luego tomar decisiones que incomodarían a los poderosos lobis...

Por desgracia, tanto el PSOE como el PP se han encontrado siempre en este terreno: proteger a los cuatro gigantes. Sin duda, sería beneficioso para la economía catalana no vivir sujetos a los designios de una economía española que transita por otros derroteros. Pero mientras sigamos siendo parte de España tendremos que vivir en esta contradicción y convivir con un centro de poder, Madrid, que es donde se toman las grandes decisiones. Pero esto no significa resignarse, sino que nos obliga a redoblar los esfuerzos para revertir la nefasta tendencia a legislar dando la espalda a la economía productiva.

Tenemos que seguir definiendo y mejorando un marco favorable a la economía productiva que pasa, de entrada, por un esfuerzo en la educación. Hay que implementar la ley de educación de Catalunya progresivamente. Y hacerlo en condiciones, mejorando los recursos para atender la diversidad y detectar y promocionar el talento. Necesitamos reformar la Formación Profesional, la reglada y la ocupacional, hacia un solo sistema flexible. Así como los mecanismos de introducción de jóvenes en el mercado laboral, promocionando las becas salario.

La Generalitat debe poder sufragar crédito a las empresas a las que se les ha cerrado el grifo. Y exigir responsabilidades a los dirigentes de bancos y cajas que han perjudicado a las entidades de ahorro. El Gobierno catalán debe incentivar a las empresas que innovan y a las que exportan. Y tenemos que simplificar el papeleo administrativo: con un solo trámite se debe poder abrir un negocio. Al igual que es imprescindible seguir invirtiendo en centros de investigación y poner en valor el trabajo hecho: somos líderes en Europa en investigación e innovación, y así se nos ha reconocido.

Todo esto nos resultaría más fácil si las grandes decisiones se tomaran desde Barcelona y no desde Madrid, y si no tuviéramos que convivir con un déficit fiscal atroz. El drama es que en España no hay alternativa porque tanto el PSOE como el PP defienden el mismo modelo económico, que se obstinan en mantener pese a que acabará siendo letal para España. Por esto nos jugamos tanto ahora: o apostamos por la valentía o por el camino de la especulación.

Emilio Massera. Un símbolo de la dictadura argentina

Ramy Wurgaft (El Mundo)

Tema: Historia

Había algo inquietante en la personalidad de Emilio Eduardo Massera, que atraía sobre él tanto la admiración, como la envidia o la desconfianza de sus semejantes. «Siempre cultivó la imagen de un personaje misterioso que podía ser un ferviente católico a la vez que un libertino. Un marino respetuoso de los códigos de la Armada y un intrigante. Un promotor de los peores atropellos contra los derechos humanos y un crítico de las persecuciones arbitrarias... Un enigma al fin», dijo ayer al enterarse de su muerte Andrés Filippo, un ex compañero de armas.

Fornido, con cejas espesas y fuerte mandíbula, Massera, alias El Negro, fue uno de los integrantes de la Junta Militar que en 1976 tomó el poder tras derrocar al inestable Gobierno de Isabel Perón. Desde el comienzo, el jefe de esa camarilla, Jorge Rafael Videla, se preocupó por tenerlo cerca. No por afecto, sino por la desconfianza que le inspiraba aquel caballero del mar, de largos silencios y dueño de una vistosa colección de uniformes hechos a medida.

Nacido el 19 de octubre de 1925 en Paraná, Massera ingresó en la Escuela Militar de la Armada en 1942 y cuatro años más tarde en el Interamerican Defence College de Washington, donde se especializó en guerra antisubversiva. El por entonces capitán de navío se graduó con los más altos honores y uno de los instructores, James Forrestal, profetizó que «this argentinian kid [este chico argentino] llegará tan lejos como quiera llegar».

El pronosticó no pudo ser más acertado pues el 23 de agosto de 1974, el caudillo Juan Domingo Perón le colgó los galones al más joven almirante en la historia de la Marina. Antes de que aflorara su vocación golpista, Massera condecorado por los gobiernos de 17 países, entre los que se contaban los de España, Chile, México o Sudáfrica. «Emilio era un oficial que sin decir una palabra sabía como destacar. Era un imán para los elogios y las medallas», cuenta Filippo en referencia a los títulos de doctor honoris causa que le confirieron, entre otras, la Universidad John F. Kennedy.

Desde que se constituyó la Junta, el almirante se impuso dos tareas. La primera, lograr que la Marina tuviese un protagonismo similar al del Ejército de Tierra en el manejo del país y en la repartición del botín sustraído a las víctimas. La segunda, imponer a la sociedad «las ideas de la civilización occidental y cristiana» en las que él mismo se había formado.

La relación de Massera con la cúpula de la Iglesia católica siempre fue excelente. La curia paso por alto uno de sus pecados de juventud: el haber pertenecido a una logia de la masonería italiana –la P2– de la cual se dice que fueron miembros Perón y numerosos industriales y políticos italianos, entre ellos Silvio Berlusconi.

Bajo el mando de Massera, la Armada cobró un notable protagonismo en el aparato represivo que se armó para crear «una nueva Argentina », liberada de la «decadencia moral» en la que había caído Occidente por obra del comunismo. Basta con mencionar la metamorfosis que se produjo en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) que de ser una prestigiosa academia castrense se convirtió en el principal centro de tortura del régimen. La Marina de esos tiempos también destacó por conformar los más feroces grupos de tarea que se crearon para secuestrar a los disidentes, reales o imaginarios.

Massera se apartó del Gobierno de facto en 1978. En los círculos de poder se difundió el rumor de que estaba enfermo, o de que Videla ya no soportaba sus escandalosos amoríos, que también eran el calvario de su legítima esposa. Se decía, por ejemplo, que Massera había ordenado matar al empresario Fernando Branca porque era amante de su mujer, Martha Rodríguez McCormack.

En abril de 1985, Massera fue juzgado y condenado a cadena perpetua por tres homicidios, 12 tormentos, 69 privaciones ilegales de libertad y 7 robos. En 1990 fue indultado por el entonces presidente Carlos Menem, pero 8 años más tarde regresó a prisión por delitos considerados imprescriptibles: secuestro y robo de niños... En el 2002 ingresó en el hospital tras sufrir un aneurisma cerebrovascular, por el cual se paralizaron las causas en su contra.

Emilio E. Massera, miembro de la Junta Militar que tomó el poder en Argentina en 1976, nació en Paraná el 19 de octubre de 1925 y murió ayer en Buenos Aires.

La educación del talento. El futuro del cerebro humano

José Antonio Marina (El Mundo)

Tema: Ciencia

Leo en la revista Forbes un artículo sobre «la próxima industria del billón de dólares». Su producto: la inteligencia. Hemos entrado, dice el articulista, en la «economía del CI», del cociente intelectual. La nueva industria se constituirá alrededor de todo lo que pueda hacernos más listos. «Eso incluye cualquier cosa que podamos ingerir –drogas para mejorar el rendimiento, implantes de chips, y cosas parecidas– y herramientas cada vez más inteligentes, como motores de búsqueda en la web y bancos de datos». Más CI, más creatividad y más energía mental: esa es la consigna. Vivimos en una sociedad del conocimiento acelerado, en la que se supone que triunfarán los individuos hiperinteligentes, los que puedan utilizar más información con mayor rapidez y mayor eficiencia. Como en tantas otras ocasiones en la Historia, la tecnología bélica ha ido por delante. Las anfetaminas se utilizaron masivamente en los ejércitos en épocas de guerra, y los equipos de los soldados actuales incluyen múltiples sensores y enlaces con bases de datos que les hacen vivir en una realidad aumentada.

La industria de la inteligencia tiene dos zonas de desarrollo próximo: los fármacos potenciadores de la cognición y la tecnologías de la información. Hay una tercera posibilidad –la utilización de la ingeniería genética– de la que no voy a ocuparme por su extraordinaria complejidad. La inteligencia es un rasgo poligenético, que resulta de la combinación de centenares de genes. Todas forman parte de un colosal movimiento para mejorar la evolución. Este proyecto puede parecernos monstruosamente soberbio, un demoníaco afán de convertirnos en dioses, pero no es más que el último avatar del destino humano: prolongar la evolución biológica con la evolución cultural.

Por esta razón, lo más sensato es intentar saber lo que está sucediendo. Con frecuencia nos perdemos en la actualidad y no prestamos atención a los grandes movimientos de fondo que son los que acaban dirigiendo nuestra Historia. Parte del futuro se gesta en laboratorios y centros de estudio, al abrigo de los focos. Basta recordar lo que ha supuesto la creación de internet, un invento que durante años pasó discretamente oculto para el gran público.

Los potenciadores del cerebro son sustancias estimulantes que aumentan la capacidad de atención y disminuyen la sensación de cansancio. En algunas universidades americanas, hasta una cuarta parte de los alumnos reconoce que utiliza ese tipo de fármacos, lo que ha planteado un problema parecido al del dopaje en el deporte. ¿No estarán en condiciones de superioridad los estudiantes que usen esas sustancias? El Ritalín, un fármaco usado en EEUU para tratar la hiperactividad, produce en los niños normales un aumento de 100 puntos en los test de evaluación académica (SAT). ¿No deberían, entonces, tomarlo todos nuestros alumnos? Por otra parte, se busca con ansiedad productos que sirvan para evitar los trastornos de la memoria. Las pruebas hechas con donepezil ofrecen resultados prometedores. Sin embargo, no aumentan el conocimiento, sino, en todo caso, la capacidad de utilizar mejor los que ya se tienen, o de aprender más.

Problemas de este tipo tienen revuelto al mundo científico, y han dado nacimiento a una nueva ciencia, la llamada neuroética.

El otro camino para ampliar la inteligencia sería la simbiosis de inteligencia y mecanismos electrónicos. No hace falta pensar en las máquinas espirituales que augura Ray Kuzweil, un injerto de hardware electrónico en estructuras cerebrales. El acceso inmediato a gigantescos bancos de información, en línea continua, con motores de búsqueda semánticos perfeccionados, con gran capacidad operativa, permiten una nueva gestión de mecanismos cerebrales como atención y memoria.

Otra posibilidad es la realidad aumentada, que consiste en enriquecer nuestra entrada de datos. Imagínense que según pasean por una calle están recibiendo no sólo los datos que reciben sus sentidos, sino los proporcionados por otros sensores o bancos conectados. Podrían tener información de las personas con que se cruzan, conocer la historia de los monumentos por donde pasan, estar continuamente en contacto con su red social...

Estas dos ampliaciones de la inteligencia plantean un problema a los educadores. La educación no es ya sacar las mejores posibilidades de cada persona, sino integrarla debidamente en un mundo donde parte de su inteligencia va a estar fuera de él. Cada vez es más evidente que al hablar de educación estamos tratando de la estructura básica del ser humano. La última gran mutación del cerebro sucedió posiblemente hace 200.000 años. Nuestros bebés nacen con un cerebro del pleistoceno, que al cabo de 10 ó 12 años se ha transformado completamente. Han asimilado en ese breve lapso lo que la humanidad tardó en elaborar decenas de miles de años: lenguaje, capacidad de modular las emociones y controlar la conducta, normas de convivencia. El problema principal es: ¿qué tipo de cerebro vamos a configurar en el niño mediante la educación? No debemos olvidar que la educación es la actividad fundadora de la humanidad, que la más verdadera definición de nuestra especie es la que educa a sus crías, y que, por lo tanto, la evolución está pendiente de estas decisiones.

Soy consciente de la dificultad de decir algo sensato sobre una realidad tan compleja, múltiple y acelerada, pero la educación no puede esperar, tenemos que tomar decisiones aunque sea con teorías provisionales. Tal vez se están tomando ya, sin que nos demos cuenta, movidos por la propia inercia científico- técnica.

Voy a limitarme a contarles el modelo con el que trabajo, con el principal propósito de llamar la atención y despertar el debate sobre estos asuntos. La noción central es la definición de inteligencia humana. La brillante tradición que la identificaba con el conocimiento nos está pasando una elevada factura. La función principal de la inteligencia no es conocer, sino dirigir bien el comportamiento, aprovechando la información necesaria. Nuestra gran creación no es el cerebro cognoscitivo, ni el cerebro emocional, sino el cerebro ético. En último término, la acción es lo decisivo, y la acción es un fenómeno individual. Es esta capacidad de pensar críticamente, evaluar, decidir, actuar, la que debemos potenciar.

Por eso pienso que la educación del talento es nuestra meta más inmediata y con mejor futuro. Llamo talento a la inteligencia triunfante, a la que se enfrenta eficientemente a los problemas prácticos y teóricos. La felicidad es un problema, la convivencia y la justicia también. La tarea de esta inteligencia triunfante es elegir bien las metas y ser capaz de alcanzarlas. Integra, pues, información, sentimientos, motivaciones, hábitos ejecutivos, criterios de selección. «De nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda», decía Gracián. Nuestro cerebro es una gigantesca fuente de posibilidades que podemos aprovechar mediante el debido entrenamiento. La neurociencia da base científica a muchas cosas que conocíamos de forma práctica. La primera de ellas es que nuestros pensamientos, sentimientos, preferencias, decisiones conscientes son el producto de complejas operaciones mentales no conscientes, y que la finalidad de la educación, como decían los viejos maestros zen, es «adiestrar el inconsciente»; dicho en términos científicos, diseñar el propio cerebro.

No se trata de hacer superbebés, sino de ayudar a todos los niños para que desarrollen los recursos intelectuales, afectivos, volitivos y morales necesarios para dirigir su vida. Pero ante la complejidad de los temas, espero que los investigadores se centren en estos estudios que son mucho más que el negocio de un billón de dólares.

Autoconfesión

Casimiro García-Abadillo (El Mundo)

Tema: Corrupción

González en estado puro. La entrevista publicada por El País el domingo muestra con nitidez que el ex presidente del Gobierno entre 1982 y 1996 no sólo no se arrepiente de los crímenes de Estado que se cometieron durante su mandato, sino que los justifica e incluso reivindica el buen hacer de sus autores.

El mensaje de esa larga autoconfesión es tremendo para el Estado de Derecho, porque la recreación que hace González de la realidad implica que las sentencias judiciales por las que fueron condenados Barrionuevo, Vera y el general Rodríguez Galindo, a pesar de haber sido ratificadas por el Supremo, el Constitucional y alguna de ellas hasta por el Tribunal de Estrasburgo, son injustas y supusieron el encarcelamiento de inocentes.

Para entender esa autoconfesión hay que analizar una cuestión previa: ¿qué entiende González por políticas de Estado?

Algunas perlas ilustran su particular y maquiavélica visión:

«En las luchas de poder las relaciones son subterráneas: las cuatro quintas partes, como en el iceberg, no se ven....».

«Respecto al secuestro de Marey... Es que todavía hoy no se puede contar eso...».

«Otra discusión absurda, cómo se manejan los fondos reservados... Eso son las tripas del Estado ».

Y concluyó con la más terrible de todas, la que da pie al título de la entrevista:

«Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA... Llegó hasta mí una información que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía... En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir... No te estoy planteando que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad».

Dije maquiavélico en el sentido de que, para González, el fin, la razón de Estado, justifica los medios. No hay un dilema moral, ni siquiera para el asesinato. La decisión sobre la orden de volar a los etarras es de tipo práctico, de eficacia.

Según sus palabras, hay cosas de la guerra sucia contra ETA que sólo él sabe y que todavía no conviene contar. La regulación de los fondos reservados le da risa. Su distinción entre lo legal y lo ilegal siempre está en función de un interés superior.

Por ello, a González le da igual que Barrionuevo y Vera hayan sido condenados por el secuestro de Segundo Marey (primer proceso de los GAL), o que los tribunales determinaran que la orden de detener y asesinar a Lasa y Zabala partiera de Rodríguez Galindo. O que hayan dictaminado en tres ocasiones que Vera malversó fondos públicos: para pagar un secuestro; para pagar el silencio de dos policías, y, en fin, para comprarse una finca y un chalé. Eso no importa, eran servidores públicos que actuaron por el bien del Estado.

¿Qué pretende González con este striptease político y moral? Desde luego, no lo hace para vender libros. La palabra Europa (Mi idea de Europa, se titula su último texto) apenas sí aparece en la entrevista.

No. La intención de González es rehabilitar a una generación marcada por aquellos años de oprobio. Preparar el terreno para uno de los suyos (Rubalcaba), en la convicción de que Zapatero no llegará a 2012.

Xi Jinping, 'el príncipe rojo'. Será en marzo de 2013 el sucesor de Hu Jintao al frente de China

Ana Fuentes (El Economista)

Tema: China
Si no hay sorpresas –y en la política china se ven pocas–, dentro de tres años Xi Jinping presidirá la segunda mayor economía mundial. Su nombramiento hace unos días como vicepresidente de la Comisión Militar Central puede considerarse el primer paso hacia la secretaría general del Partido Comunista, a finales de 2012, y la sucesión de Hu Jintao como presidente de China en marzo de 2013.

Nacido hace 57 años en la provincia minera de Shaanxi, en el norte del país, Xi es un político discreto y para algunos poco carismático, aunque tiene alcurnia: su padre, Xi Zhongxun, fue un histórico de la Revolución, fundador de la guerrilla comunista en el norte y camarada de armas del ex dirigente Mao Zedong. Eso le ha conferido el estatus de pequeño príncipe, como se llama a los privilegiados hijos de los líderes.

Su estirpe no impidió que a los 10 años fuera enviado a trabajar al campo durante la Revolución Cultural, como otros miles de jóvenes. Consiguió estudiar ingeniería química y un doctorado en teoría marxista en la prestigiosa Universidad de Tsinghua de Pekín. Su mayor ambición era entrar en el PCCh. Pero su padre, encarcelado por deslealtad a Mao y condenado al ostracismo, supuso durante años una mancha en el expediente familiar: Xi Jin-ping tuvo que solicitar su ingreso en el mayor partido del mundo una decena de veces antes de lograrlo.

Xi siempre se ha cuidado de no pronunciarse abiertamente sobre reformas políticas. “Está a favor de la economía de mercado y posiblemente hablará en nombre de la clase media y el sector privado”, asegura Cheng Li, economista de la Brookings Institution, a la agencia France Presse. En lo que se refiere a sus opiniones, las cosas “son poco claras”.

Ayudante de Defensa entre 1979 y 1982, Xi posteriormente ejerció como secretario del Partido en Hebei y más tarde en Fujian y Zhejiang, dos de las provincias costeras más desarrolladas. En 2007, a pesar de ser todavía un desconocido, le llega el caramelo político: Shanghai. Su antecesor había sido cesado por corrupción y, en apenas nueve meses, Xi Jinping consigue posicionarse como modelo de rectitud. Su ascenso es fulgurante: pasa a engrosar la lista de los nueve hombres del todopoderoso Comité Permanente del Partido y supervisa la organización de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. La que acapara la simpatía popular es su mujer, Peng Liyuan, cantante y miembro del Ejército de Liberación Popular, que deberá permanecer durante estos años a la sombra de su poderoso marido.

- El currículum.

Personal: nace en 1953.

Carrera: Ingeniería química en la Universidad de Tsinghua de Pekín. Doctorado en teoría marxista en la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales de la misma universidad.

Logros: en 1999 es gobernador de la provincia de Fujian. En 2000 es secretario del Partido Comunista de Zhejiang. En 2007 ocupa la secretaría del PCCh.

Rosa Aguilar legalizó, poco antes de ser ministra, las naves de un imputado en Malaya

Javier Romera, Alejandra Ramón (El Economista)

Tema: Corrupción

‘Sandokán’ las levantó en 2005 sin licencia en una zona de 45.000 m2 de especial protección.

Como responsable de urbanismo en la Junta dio el visto bueno al plan que ‘salva’ al constructor.

La nueva ministra de Medio Ambiente del ejecutivo de Rodríguez Zapatero, Rosa Aguilar, ha salido de Andalucía con la alegría de haber zanjado uno de los casos más sonados en el sur de España. Desde que saltó la operación Malaya, las relaciones entre la ex alcaldesa de Córdoba con el constructor Rafael Gómez Sandokán han estado en entredicho. Sobre todo porque ella fue la responsable de que el dueño de Arenal 2000, actualmente en el banquillo de los acusados imputado por cohecho, levantase unas 16 naves en 2005 en 45.000 metros cuadrados sin licencia y en una zona de especial protección.

Desde esa fecha hasta ahora, tanto el pleno del consistorio cordobés como la Junta, aunque en alguna ocasión se han opuesto con la boca pequeña, han intentado por todos los medios que esas naves ilegales se legalizasen. Y la actual ministra Aguilar siempre aparecía al frente de las mayores campañas de legalización, hasta el punto de que dejó todo bien atado antes de ser nombrada por Zapatero ministra de Medio Ambiente.

La Gerencia de Urbanismo de la Junta de Andalucía aprobó, hace apenas un mes y de forma provisional (falta el visto bueno del pleno del Ayuntamiento de Córdoba), un plan especial que legalizaba las naves de Colecor (empresa propietaria de las naves, vinculada con Arenal 2000, propiedad de Sandokán) y que tan sólo contempla la demolición de 15.000 metros cuadrados.

Hasta las elecciones municipales de 2007, el PSOE era contrario a la legalización de las naves y Rosa Aguilar fue perseguida por el que ahora es su partido (antes pertenecía a IU) y por algunos de sus actuales compañeros. “Después de las últimas actuaciones auspiciadas por Rosa Aguilar, parece que quien verdaderamente gobierna en Córdoba es la empresa Arenal 2000” aseguraba tajante en mayo de 2006 Francisco Garrido, diputado socialista por Sevilla.

Sin embargo, la política supo salirse con la suya al dejar la Alcaldía de Córdoba e introducirse en la Junta de Andalucía, concretamente en la Consejería de Obras Públicas, Vivienda y Ordenación del Territorio desde donde, antes de dar su gran salto a Madrid, se encargó de dejar a su amigo Sandokán con el negocio de Colecor salvado. Y fue con su aval con lo que se consiguió la aprobación, ya que en la Delegación de Obras Públicas existía un informe técnico no vinculante que era muy crítico con la situación de las naves.

Lo más curioso es que la aprobación en el pleno del consistorio cordobés no se llevará a cabo hasta que no se conozca qué ha ocurrido con el proceso judicial que también siguen estas naves en paralelo.

Una vez que se puso la mirada en la irregularidad cometida por Sandokán con el beneplácito del consistorio cordobés, éste decidió restaurar la legalidad imponiendo una multa de 24 millones de euros.

La multa, sin embargo, fue anulada por los tribunales, que decidieron que no era preceptiva, puesto que el trámite se había extendido en el tiempo más de los 12 meses que establece la ley. El consistorio decidió, entonces, aprobar la naves en primera instancia, sin embargo, el TSJ de Andalucía tumbó el proceso puesto que el plan de legalización había sido redactado por el propio constructor, por eso se imponía redactar uno nuevo (que es prácticamente igual) desde la Administración Pública. Actualmente, esa sentencia está pendiente de lo que diga el Tribunal Supremo, ya que fue recurrida. Sin embargo, las naves ya son prácticamente legales.

- Ni multa ni ilegal.

Y así son las cosas, las naves y sus múltiples expedientes han dado la vuelta por multitud de despachos de altos cargos políticos y, finalmente, parece que el constructor no va a tener ni que pagar la multa que le fue impuesta.

La multa de 24 millones por aplicación directa de la Ley de Ordenación Urbana de Andalucía (LOUA) se reduce a 6 millones y, según las fuentes consultadas, ésta será satisfecha a través del pago en especie. A pesar de que Sandokán ha despedido de su compañía Arenal 2000 a un total de 1.000 empleados en los últimos meses, el constructor todavía conserva algunas propiedades que servirán para pagar el reducido importe. Por otro lado, la aprobación del consistorio cordobés a una situación que ya ha dado muchas vueltas parece evidente. Y, con todo zanjado de manera legal y de acuerdo a la normativa, las irregularidades cometidas durante tantos años desaparecen para alivio de muchos...

- Su abogado desveló quién está detrás de J.A.G.

El letrado del empresario Rafael Gómez, Antonio Urdiales, se mostró contundente ante el actual juez instructor de Malaya ,Miguel Ángel Pérez: “Lo poco que tardaron en identificar a quienes aquí se sientan por sus acrónimos, y para identificar a su alto cargo policial con las iniciales J. A. G. aún no sabemos quién es, pero en Internet se introducen las siglas y lo saben hasta los porteros de los comisarios”. Él fue el único que, hasta la fecha, se ha atrevido a desvelar en público el nombre de Juan Antonio González, jefe de la policía judicial, como la persona que se esconde tras esas siglas.

Las investigaciones en torno a la siglas J. A. G. siempre estuvieron envueltas en polémica. Dos agentes encargados de la investigación presentaron su dimisión al juez que inició la ‘operación Malaya’, Miguel Ángel Torres, por las trabas que les estaban poniendo para “desvelar” lo que había detrás del alto mando policial “que cobraba cantidades millonarias por informar a Roca”. Torres decidió no investigar y apartó todas las pruebas que apuntaban al jefe de la policía judicial en una pieza separada. Y, si no llega a ser por la ponencia de Urdiales, ya nadie se acordaría de este alto cargo sin identificar.

Ujieres

Joaquín Leguina (El Economista)

Tema: Empleo

El 21 de septiembre de 2009, las Cortes Generales convocaron 30 plazas de ujieres, y para cubrirlas acudieron a las correspondientes pruebas selectivas más de 20.000 personas, casi mil personas por plaza.

El nivel académico exigido en esta oposición era el de Graduado en Educación Secundaria o equivalente. Dado el acrecido número de aspirantes, la convocatoria exigía dos pruebas, una primera, tipo test -que servía para cribar la enorme lista de presentados- y una segunda específica sobre los temas previamente propuestos: normativa legal y funcionamiento de las Cortes.

El cuestionario al que se sometieron los opositores en la prueba de criba tenía todo el aspecto de un test de inteligencia como los que se usan para calcular el IQ de una persona. Índice, este IQ, que está altamente correlacionado con la capacidad de cálculo, la versatilidad lingüística? que posea la persona, y esas capacidades no son sólo innatas, sino que son, sobre todo, producto del aprendizaje y del entrenamiento.

Como consecuencia del método de selección, entre los 30 finalmente aprobados abundan los ingenieros, los físicos, los matemáticos, los economistas, etc. En fin, niveles, al menos, de licenciatura. Lo cual conduce a un sinfín de incómodas preguntas. Por ejemplo: ¿Qué sociedad es ésta, que lo mejor que tiene para ofrecer a un egresado universitario es un puesto de ujier? ¿Es la universidad una fábrica de parados y de subempleados? ¿Cómo puede sobrevivir una sociedad en la cual el 40 por ciento de los jóvenes que quiere trabajar no encuentra empleo?

Es tal la irracionalidad y el despilfarro que encierra esta anécdota de los ujieres que España debe hacérselo mirar, porque no podemos seguir así: con los niños en la casa paterna hasta los 40 años y pasando del subempleo a la jubilación anticipada.

Preparémonos, además, para una nueva emigración masiva, pero esta vez no será de peones y de obreros con maletas de cartón. Será de universitarios? y ésta es la generación a la cual nuestros líderes políticos no se cansan de elogiar diciendo que es "la mejor (pre)parada de la Historia".