domingo, 23 de enero de 2011

Las cinco rosas del infierno birmano. Cinco mujeres encarceladas sólo por abogar por la democracia en su país se convierten en un símbolo internaciona

Laura Villadiego (Público)

Tema: Birmania
Medianoche del 23 de agosto de 2007. La primera en caer fue Sandar Min. Era la más activa. Diez días antes había participado en una manifestación contra la subida del precio de los carburantes. Era el germen de la Revolución Azafrán, que tiñó las calles de Birmania con los mantos anaranjados de los monjes budistas. En los siguiente 12 meses, otras cuatro mujeres más serían arrestadas por participar en actos para reclamar democracia. Todas fueron condenadas a 65 años de prisión en noviembre de 2008. La Revolución Azafrán no sólo condenó a los monjes, también las condenó a ellas.

"No sabemos exactamente por qué han sido encarceladas, pero está claro que el Gobierno birmano ve una amenaza especial en ellas para haberles impuesto una pena tan alta", asegura Ko Bo Kyi, secretario de la Asociación de Asistencia a los Prisioneros Políticos Birmanos, que trabaja desde el exilio en Tailandia.

Mie Mie fue la siguiente. Ella también había participado en varias manifestaciones antes de buscar refugio en una apartada plantación de caucho en octubre de 2007. Como a las otras, se la llevaron a la famosa prisión de Insein, en la antigua capital, Rangún, para esperar un juicio que fue especialmente irregular.

"Han intentado aplicarles todas las leyes posibles para incrementar la sentencia, aunque no hubiera indicios de que las hubieran infringido", asegura Kim Omhar, refugiada política en Tailandia y amiga de las prisioneras.

Mientras arrestaban a Mie Mie, buscaban sin descanso a Thet Thet Aung. Ella consiguió burlar a las autoridades birmanas durante casi diez días, en octubre de 2007. "El día 9, vinieron a mi casa sobre las dos y me buscaron hasta las seis", aseguró en una entrevista a Radio Free Asia, dos días antes de ser capturada. "Se han llevado a mi madre y a mi suegra y no las soltarán hasta que me capturen. Son inhumanos". Finalmente fue arrestada el 19 de octubre.

Mar Mar Oo y Nilar Thein vivieron el año siguiente como prófugas escondiéndose en casas de otros activistas políticos. En agosto, Mar Mar Oo fue localizada y un mes después encontraron a la última, Nilar Thein. Ambas fueron añadidas al grupo inicial que ya estaba siendo juzgado.

Su arresto y juicio conjunto no fue una casualidad. Todas habían participado activamente en la revolución que en 1988 intentó derrocar a la Junta militar que desde hace casi 50 años somete al país a una implacable represión. Incluso las más jóvenes, como Thet Thet Aung, con tan sólo 11 años en aquel momento, y Nilar Thein, con 16, impulsaron las manifestaciones y luego quedaron unidas al grupo de la Generación del 88. Esta revolución le costó a la mayoría de ellas su primera estancia en prisión.

No sería la única. Todas fueron condenadas en algún momento de la década de los noventa a penas de cárcel, menos Thet Thet Aung, la más joven del grupo. Nunca dejaron de ser vigiladas, pero fueron las revueltas del verano de 2007 las que pusieron de nuevo al grupo en el punto de mira de la Junta, tras organizar el 15 de agosto de ese año la primera manifestación que después daría lugar a la Revolución Azafrán.

- Sin noticias de las presas.

Desde su juicio, la información que familiares y amigos han podido obtener sobre ellas ha sido escasísima. "No tenemos prácticamente noticias sobre ellas, ni sobre su estado de salud y psicológico", lamenta Ko Bo Kyi. Varias de ellas tienen, sin embargo, serios problemas de salud, especialmente Nilar Thein, quien vomita continuamente debido a una úlcera en el estómago, sin que haya recibido asistencia sanitaria.

Nilar Thein probó por primera vez el sabor de la cárcel a los 19 años, cuando fue privada de libertad durante dos meses por pertenecer a un sindicato estudiantil. Su segundo arresto, en 1996, fue más largo, y pasó siete años en prisión por participar en una manifestación en favor de la democracia. Cuando llegó a Insein en septiembre de 2008 ya nada era nuevo para ella.

- La huelga de hambre.

Ahora se encuentra en la cárcel de Thayet, en el centro del país, alejada de su marido y su hija pequeña que están en otra prisión. Sin embargo, la batalla no ha terminado para ella. Hace unas semanas, mantuvo una huelga de hambre, que duró ocho días, en la que pedía mejor comida para los prisioneros y ser trasladada a la misma cárcel que su marido. Ganó sólo a medias y tuvo que conformarse con enviarle una carta no censurada a su familia.

Para muchos birmanos, estas cinco mujeres se han convertido en un símbolo de la lucha por la democracia, como para España fueron las Trece Rosas fusiladas en agosto de 1939. Son el ejemplo de una larga batalla que comenzó en los años sesenta, y que mantiene a 2.200 prisioneros políticos entre rejas y a miles de birmanos en el exilio. La liberación de la líder opositora Aung San Suu Kyi en noviembre ha encendido la esperanza sobre una posible apertura de los militares. Muchos temen, sin embargo, que las cinco rosas se marchiten en el infierno de la tiranía birmana.

- Ocho años de prisión sólo por informar.

Informar en Birmania es un oficio de alto riesgo. Un reportero birmano de sólo 21 años ha sido condenado a ocho años de cárcel por filmar y enviar al exterior imágenes de un atentado ocurrido en Rangún, la antigua capital de Birmania, ha informado la disidencia birmana. Sithu Zeya, colaborador en la clandestinidad de La Voz Democrática de Birmani,a fue detenido por las fuerzas de seguridad unas semanas después de que el 15 de abril filmara un vídeo con escenas de la explosión de una bomba que causó diez muertos y cerca de un centenar de heridos. La emisora, prohibida en el país y a la que la Junta militar califica como una amenaza para la paz, c onfirmó la pena impuesta a su reportero. En enero de 2010 otro reportero de la radio, Ngwe Soe Lin fue condenado a 13 años de prisión tras ser declarado culpable de un delito similar al que se le atribuye a Sithu Zeya, y en diciembre de 2009 un tribunal impuso la pena de 25 años de cárcel a Hla Hla Win, quien también trabajaba para La Voz Democrática de birmania.

- Trayectorias paralelas en pro de la libertad.
Mar Mar Oo.- Mar Mar Oo tiene a sus espaldas una larga trayectoria como militante en favor de la democracia. Vivió casi un año como prófuga antes de ser detenida en agosto de 2008.
Mie Mie.- En 2007, poco antes de ser detenida en octubre, había participado en unas manifestaciones. Trató de esconderse en una apartada plantación de caucho, pero las autoridades la encontraron.
Nllar Thein.- Con 16 años participó en la revolución de 1988. Hace poco mantuvo una huelga de hambre de ocho días para reclamar mejoras en la alimentación de los presos.
Sandar Min.- Fue la primera de las cinco en ser detenida, el 23 de agosto de 2007. Días antes había participado en una manifestación contra la subida del precio de los carburantes.
Thet Thet.- Es la más joven de las cinco. Su compromiso data de 1988, cuando con tan sólo 11 años participó en la revolución de aquel año junto con sus cuatro compañeras de lucha.

El ex presidente de Sicilia irá a prisión por lazos mafiosos

Daniel del Pino (Público)

Tema: Italia
El Tribunal Supremo italiano confirmó ayer la condena a siete años de prisión al ex presidente regional de Sicilia, Salvatore Cuffaro, por colaboración con Cosa Nostra y revelación de secreto sumarial. El hasta ahora senador del grupo Populares Italianos Mañana (PID) entró en la cárcel de Rebbibia (Roma) tras conocerse la sentencia. El proceso judicial ha durado siete años, en los que Cuffaro ha ido recurriendo ante todas las instancias de la Justicia. Aún tiene abierto otro proceso en Palermo por presunta colaboración mafiosa.

"Afrontaré la pena como es justo que sea, ésta es una lección que dejo de ejemplo a mis hijos", dijo a los periodistas al entregarse a la policía. "Tengo un gran respeto por la magistratura, así que respeto la sentencia. Esta prueba, que no es nada fácil, ha reforzado mi confianza en la Justicia y sobre todo mi fe", agregó.

El proceso contra Cuffaro se abrió en 2003, cuando fue acusado de informar al mayor empresario de la sanidad privada siciliana, Michele Aiello, y al capo de Cosa Nostra, Giuseppe Guttadauro, de que estaban siendo investigados por el Cuerpo Antimafia. Cuffaro supo de las maniobras contra ambos gracias a infiltrados en el departamento policial.

Las grabaciones de sus conversaciones telefónicas con Aiello, condenado ayer a 15 años de cárcel por asociación mafiosa, parecían una prueba suficientemente sólida para encarcelarlo, pero el senador, que no dimitió como presidente siciliano hasta 2008, logró esquivar a la Justicia hasta ayer.

Cuffaro procede de la Democracia Cristiana defenestrada en los 90 tras el escándalo Tangentopoli. En 2001 entró en las filas de la Unión de Centro, heredera directa de aquel partido. Ayer, su líder, Pierferdinando Casini, dijo sentirse "triste" y "convencido de que no es un mafioso". El año pasado formó el PID y se convirtió en fiel aliado de Silvio Berlusconi.

El Valle de Juárez, tierra sin ley. Erika Gandara era la única policía de Guadalupe. Sus compañeros fueron asesinados. Ahora, ella está secuestrada

Maria Josep Siscar (Público)

Tema: México
Erika Gandara era la única policía de Guadalupe Distrito Bravos, un municipio agrícola cercano a Ciudad Juárez. A sus 28 años, sólo ella se atrevía a pasearse con uniforme y una pistola por las calles polvorientas de este pueblo fronterizo donde el resto de sus compañeros habían sido asesinados desde 2008: 24 policías acribillados en su casa, en la patrulla o decapitados. Ella había sobrevivido y desde junio trabajaba sola. Era ella quien acordonaba la zona cuando había un homicidio y quien patrullaba la ciudad. Parecía no tener miedo, sin embargo nadie más se atrevía a acompañarla.

El 23 de diciembre, un comando armado la sacó de su casa y la secuestró. Es lo único que ha confirmado la fiscalía. Podrían haber sido los sicarios de Vicente Carrillo, jefe del cártel de Juárez, o los del Chapo Guzmán, el cabecilla del cártel de Sinaloa y uno de los cien hombres más poderosos del mundo, según la lista de la revista Forbes. Ambos cárteles se disputan este territorio, una de las principales puertas de la droga a Estados Unidos.

¿Por qué la secuestraron a ella? Mientras no aparezca viva, no se sabrá. Tal vez porque no se dejó corromper o tal vez porque la corrompió el cártel enemigo. Todo lo que tiene que ver con el narcotráfico en este país se maneja entre rumores y verdades a medias. Hasta sobre los muertos se cierne la sospecha. Y la impunidad en la que quedan la mayoría de los delitos lo acentúa. Gustavo de la Rosa, observador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, estima que sólo dos de cada cien homicidios en el Valle de Juárez son castigados. El resto permanecen impunes, y convierten esta región en un territorio sin ley donde "hay permiso para matar", subraya.

- Punto de entrada de la droga.

Guadalupe Distrito Bravos es uno de los dos municipios del Valle de Juárez, una explanada algodonera que se extiende unos cien kilómetros desde el sureste de Ciudad Juárez hasta Praxedis Guerrero. Al sur está acotado por las montañas y al norte lo delimita el río Bravo, cuya otra orilla es Texas.

Con sólo una aduana oficial y con una orografía salvaje de montañas escarpadas y desierto, el valle es el escenario ideal para traficar hacia EEUU. Siempre lo ha sido. Ya en los años veinte, era uno de los principales lugares por donde se desafiaba la Ley Seca estadounidense.

"En todas las familias del valle siempre ha habido uno o dos miembros que trabajaban en el comercio ilegal. Los principales empresarios de Ciudad Juárez también empezaron sus negocios así. Nunca ha habido una condena moral contra el comercio fronterizo y entonces, cuando viene el boom del narcotráfico, trabajar en el trasiego de drogas se vuelve una opción muy productiva", explica De La Rosa.

El problema se recrudece cuando el presidente Felipe Calderón emprende la guerra contra el narco y se acotan los canales de acceso de la droga hacia el norte. El control por los territorios estratégicos desata una guerra entre cárteles, y el valle se convierte en campo de batalla.

Mientras en la Ciudad de México se ha registrado una tasa de criminalidad en 2010 de nueve homicidios por cada 100.000 habitantes, en Ciudad Juárez se registraron 239 y en el Valle, 750.

Se estima que el 40% de la población de Guadalupe y Praxédis Guerrero ha emigrado a Juárez o al país vecino. "Los que pudimos nos fuimos", dice De La Rosa, natural del Valle y que desde 2009 vive en la ciudad estadounidense de El Paso, un remanso de paz al otro lado del Río Bravo.

Mientras, en las calles de Guadalupe se palpa la tensión. "Todos tenemos miedo, hasta de hablar", admite la secretaria del alcalde, Tomás Archuleta, y justifica así que su jefe no acepte entrevistas telefónicas.

El anterior alcalde, Manuel Lara, fue asesinado en junio. Había denunciado amenazas de un cártel por no ceder a sus chantajes. En los 20 primeros días del año han quemado cuatro casas y han asesinado a cinco vecinos de los poco más de 3.000 que siguen viviendo en una población que en el 2005 contaba con 9.148 habitantes.

Ante esta situación, el Ayuntamiento de Guadalupe exige más atención por parte de la Administración estatal y federal, pues el propio secretario municipal, José Manuel Pacheco, reconoció a Luz del Carmen Sosa, corresponsal del Diario de Juárez, que los habían dejado "solos" ante el crimen.

El Estado de Chihuahua confirió la vigilancia del Valle al ejército. Sin embargo, los soldados sólo cubren algunos poblados y su trabajo es muy "cuestionable", según Sosa. "No ha dejado de pasar droga ni ha disminuido la violencia", resume.

"Lo que está sufriendo el Valle de Juárez es el resultado de una política irresponsable y de abandono total donde las fuerzas del orden sólo son observadoras de la guerra entre los cárteles, enviándoles una señal de que pueden matar a quien sea y no les va a pasar nada. Eso es lo que estamos sufriendo", concluye De la Rosa. "Una estrategia de extremo liberalismo aplicada a la administración de justicia: dejar que se mate".

Javier Valenzuela: "La seguridad en el Magreb sólo la garantiza la democracia"

Óscar Abou-Kassem (Público)

Tema: Túnez
Javier Valenzuela. Periodista y escritor. Ex corresponsal en Beirut, Rabat, París y Washington.

Cuenta que su infancia a los pies de la Alhambra le dejó una curiosidad perenne por el mundo árabe y musulmán. El escritor y periodista Javier Valenzuela (Granada, 1954) acaba de publicar el libro De Tánger al Nilo (Catarata) en el que recopila algunos de sus artículos como corresponsal o enviado especial en los países del Magreb y Egipto durante los últimos 25 años.

- ¿Por qué se ha levantado el pueblo en Túnez?

- Las revueltas juveniles son equiparables a las que podrían producirse en Europa. Son revueltas laicas y democráticas en las que los jóvenes están pidiendo libertad, trabajo y dignidad. No ha habido la menor reivindicación islamista, desmintiendo así todos los estereotipos y tópicos occidentales sobre el norte de África y el mundo árabe.

- ¿Cree que esta revuelta tendrá repercusión en los países vecinos?

- Soy poco dado a emplear la fórmula "histórico", pero esta vez creo que lo ocurrido en Túnez lo merece. Y va a tener una profunda repercusión en todo el norte de África. Los jóvenes, los demócratas y los reformistas han visto que se puede ganar a una autocracia, aunque esté apoyada hipócritamente por Europa. Los gobernantes de Argelia y de Egipto deben poner sus barbas a remojar.

- ¿Hasta dónde llegarán las protestas?

- Estamos ante el primer triunfo de una revuelta popular laica y democrática en un país árabe. No creo que los jóvenes que han dado su sangre y todos los que les han apoyado se contenten con el mero derrocamiento de Ben Alí. Van a seguir exigiendo, aún con más fuerza, libertad, trabajo y dignidad. Sólo hay una salida para Túnez: la llegada de la democracia. Sin ella, no habrá estabilidad en ese país. Y nuestros gobiernos deberían ir tomando nota: la seguridad en el Magreb no la garantizan las autocracias, sólo podrían hacerlo las democracias.

- ¿Qué papel tienen los dirigentes de Magreb ante el islamismo?

- El islamismo y el yihadismo existen, lo que pasa es que los dirigentes del Magreb son bomberos pirómanos en relación a estos fenómenos. Son incapaces de proveer las más mínimas exigencias de su juventud, que es la gran mayoría de la población, empujando así a algunos de ellos al islamismo. Continuar con los regímenes de Túnez, de Argelia o el de Egipto es hacer una inversión nefasta a mediolargo plazo. El fracaso de estos regímenes decrépitos y cleptocráticos es lo que alimenta el islamismo y la emigración.

- ¿Qué importancia tiene la distancia de edad que separa a los jóvenes de los ancianos gobernantes?

- El problema no es que sean septuagenarios, el problema es que llevan 20, 30 o 40 años en el poder. Ahora muchos quieren copiar el más lamentable invento árabe de los últimos tiempos, que es el concepto de "república árabe hereditaria". Mubarak, Gadafi y Bouteflika están planeando dejar el poder en casa.

- ¿Qué puede hacer Europa?

- Europa podría hacer cosas pero no las va a hacer. No se pide la liberación de ningún opositor en el Magreb, no se les acoge ni se les da el Premio Sajarov a ninguno de ellos. Estos días la oposición tunecina ya ha dicho que no confía ni cuenta con Europa y que van a ser las propias fuerzas reformistas y juveniles de esos países los que produzcan los cambios. Cualquier acuerdo de estos gobiernos con la Unión Europea debería estar condicionado a pasos concretos y verificables en democracia, derechos humanos y un reparto más justo de la riqueza.

Mohamed VI perfecciona el autoritarismo en Marruecos. El rey acapara más poderes que su padre tras la fachada de transición democrática

Trinidad Deiros (Público)

Tema: Marruecos
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Desde su llegada al trono, en 1999, el rey de Marruecos, Mohamed VI, ha cultivado una imagen cuidadosamente calculada de rey moderno y liberal que se preocupa por las necesidades de su pueblo. No pasa un día sin que la televisión nacional lo muestre inaugurando un orfanato, un centro comunitario o un complejo de viviendas sociales. Esta imagen de "rey de los pobres" que el soberano alimenta llega a un pueblo que está aún muy lejos del 78% de alfabetización del que gozan los tunecinos y cuya clase media se encuentra en un estadio mucho más incipiente que la de Túnez.

Bajo la retórica que pretende que con su reinado se inició una transición que los hechos desmienten, la realidad es que Mohamed VI tiene hoy más poder del que tenía su padre. A diferencia de Ben Alí, el soberano marroquí goza además de la ventaja de disfrutar de la legitimidad religiosa que le confiere su condición de Comendador de los Creyentes.

En estos 11 años, el sucesor de Hassan II "no sólo no ha cedido poder formal, ni material ni económico, sino que ha colonizado e invadido nuevos espacios en las instituciones reforzando desmesuradamente el entramado institucional paralelo", explica a Público la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada María Angustias Parejo. Parejo es experta en el sistema político marroquí y autora de la obra Entre el autoritarismo y la democracia. Los procesos electorales en el Magreb. "El rey ha vaciado de poder algunas de las prerrogativas que tenía antes el Gobierno mediante la creación de consejos y fundaciones directamente controladas por él", explica Parejo.

Instituciones como la Fundación Mohamed V para la Solidaridad y el Instituto Real de la Cultura Amazigh (bereber), que dependen del monarca y de su camarilla, alimentan ante la opinión pública la imagen del rey como motor de la reducción de la pobreza. Algo que contribuye a ponerle al abrigo de un estallido social dirigido a derrocar su poder.

En Marruecos, a diferencia de Túnez, se ha producido además una aparente paradoja. Frente a los resultados de tipo soviético que obtenía Ben Alí (entre el 89% y el 99% de los votos), en el reino alauí el perfeccionamiento del autoritarismo del régimen ha convivido con una mayor transparencia en las elecciones.

Pero la contradicción no es tal, dado que en el régimen marroquí las "elecciones no producen Gobierno", pues la Constitución no obliga al rey a nombrar al primer ministro entre las filas del partido más votado y cuatro de los ministros más importantes son nombrados directamente por el soberano, asegura Parejo. Así, los comicios son sólo un elemento legitimador más del régimen.

- Oposición atemorizada.

El autoritarismo de Mohamed VI medra en un contexto donde la presión internacional sobre estos regímenes es casi inexistente, como se ha demostrado ahora con el nulo apoyo que Occidente dio a la revuelta popular en Túnez .

El soberano tampoco se enfrenta a unas presiones internas comparables a las que afrontó Hassan II; la otrora combativa oposición marroquí ya ni se atreve a pedir la reforma de la Carta Magna.

La Asociación Marroquí de Derechos Humanos es una de las escasas instancias que sigue reclamando la reforma de la Constitución. El ex preso político Abdelhamid Amine es su vicepresidente. "Los progresos son frágiles porque no tienen base en la Constitución. El rey reina y también gobierna. Ninguna ley puede llegar al Parlamento sin pasar por el Consejo de Ministros, que preside el monarca, por lo que cualquier proyecto tiene que tener antes su luz verde", se lamenta Amine.

En este contexto, cualquier disensión que cuestione la autoridad es severamente castigada por una Justicia a las órdenes de Palacio. Bien lo saben los chabolistas de Mohamedía, una ciudad entre Rabat y Casablanca. Tras verse en la calle a causa de unas lluvias torrenciales que anegaron sus infraviviendas en noviembre, los vecinos se manifestaron y enviaron una delegación para negociar con las autoridades. Sus seis miembros están desde entonces en la cárcel de Ukacha, en Casablanca.

Estas protestas sociales, que son numerosas pero no multitudinarias, no disponen tampoco de un elemento clave en Túnez: la extensión del acceso a internet y su uso como medio de comunicación. En muchas áreas rurales de Marruecos, la conexión a la red es aún un sueño.

- Una ‘democracia’ a las órdenes del monarca.

La Constitución marroquí sitúa al rey por encima de todo ordenamiento legal y define su persona como “inviolable y sagrada”. El monarca nombra al jefe del Gobierno y también preside el Consejo de Ministros. Aunque la Carta Magna no lo recoge, la costumbre reserva al soberano el nombramiento de cuatro ministros claves: Interior, Exteriores, Justicia y Asuntos Islámicos.

Mohamed VI preside el Consejo Superior de la Magistratura y nombra a cinco de sus nueve miembros. También legisla a través de los ‘dahir’, decretos, y puede disolver el Parlamento.

El monarca es además el jefe supremo de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos. Asimismo, el rey controla la gestión gubernamental con una camarilla, compuesta por sus consejeros y algunos responsables (como el ministro de Asuntos Exteriores, Taïeb Fassi-Fihri), que actúa como un Gobierno en la sombra.

La revuelta tunecina agita el norte de África. Una docena de parados se han quemado a lo bonzo en Marruecos, Argelia, Egipto y Mauritania

M. Centenera, T. Deiros (Público)

Tema: Túnez
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La fortaleza militar de esos regímenes hace muy difícil derrocarlos.

"Mubarak, haz como Ben Alí, lárgate". La joven egipcia Hela Halou pide en Facebook la dimisión del octogenario líder de este país árabe y numerosos internautas secundan sus gritos virtuales. "¡Sí, lárgate! [...] Fletemos un avión y metamos a Mubarak y las demás momias dentro", añade Ahmed, mientras otro participante de la red social invita a la acción: "Hermanos y hermanas de Egipto, tenemos que luchar. No temáis a la policía".

El derrocamiento del régimen tunecino de Ben Alí ha desatado la euforia en internet entre miles de jóvenes urbanos del norte de África. Hastiados de regímenes autoritarios y corruptos que no les ofrecen oportunidades económicas e impiden que sus reclamaciones se asomen a los medios tradicionales, han encontrado en las nuevas tecnologías un aliado para burlar la censura y expresarse sin cortapisas.

- Un nuevo símbolo.

La red popularizó el acto deses-perado de Mohamed Buazizi, el tunecino de 26 años que se quemó a lo bonzo, y lo ha convertido en el símbolo de la Revolución de los jazmines. Los tunecinos han arrancado los carteles oficiales de Ben Alí y pegado sobre ellos la fotografía de Buazizi, un fotomontaje que airean en las protestas. Su gesta ha ido aún más allá y ha saltado la frontera. Dos marroquíes ayer y otras diez personas en los días previos en Argelia, Egipto y Mauritania, han seguido su ejemplo.

"Buazizi se ha convertido en un símbolo brutal, una muestra de la desesperación extrema de un joven sin expectativas de futuro, dispuesto a acabar con su vida a pesar de que el suicidio, por motivos sociales y religiosos, es un estigma para los musulmanes", explica Haizam Amirah Fernández, investigador principal para el Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano.

Muchos magrebíes pueden identificarse con Buazizi. La crisis económica ha aumentado el desempleo juvenil, empeorando aún más sus condiciones laborales y complicando la posibilidad de emigrar a Europa. Los jóvenes ven cómo sus bajos sueldos menguan más y más a medida que el precio de los alimentos y de la factura energética se dispara, mientras sus corruptas élites políticas siguen malversando fondos públicos y haciendo ostentación de su riqueza.

- "Frustración acumulada".

"El régimen de Ben Alí era anacrónico en un país con ciudadanos educados y conscientes", subraya Senén Florensa, director general del Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed). También lo son, a ojos de poblaciones cuya media de edad no supera los 30 años, los regímenes de Marruecos, Argelia, Libia y Egipto, liderados por una gerontocracia sorda a su malestar. "La frustración acumulada de aquellos que han estudiado y, en cambio, ven que no pueden tener la misma vida que sus padres tiene que acabar estallando", predice Amirah.

"Pero hay que recordar que las protestas de Túnez no son las primeras. Entre 2004 y 2005 hubo protestas en Egipto, en 2008 en Marruecos, en Argelia este año... Y no trajeron una revolución como la que estamos viendo", subraya Barah Mikail, investigador senior de FRIDE .

Los expertos coinciden en que la revolución tunecina es un aviso serio para los autócratas árabes y traerá cambios simbólicos; "medidas cosméticas por parte de los regímenes", en palabras de Amirah. Aún así, las diferencias entre este país y sus vecinos impiden pensar en un efecto dominó que borre las dictaduras de la región. "Al menos a corto plazo", matiza Mikail, "hasta que se vea si Túnez es capaz de dar el salto a la democracia, algo que aún no es seguro".

La principal diferencia es el rol del ejército, "que en Túnez decidió no apoyar a Ben Alí", agrega el analista de FRIDE. Ahmed Driss, director del centro de Estudios Internacionales y Mediterráneos de Túnez, comparte su punto de vista: "El régimen, al ver que no podía contar con los militares ni aplastar las protestas, se vio abocado a su final. Es díficil que este dato fundamental se reproduzca. Por ejemplo, en Libia, el ejército no tiene ninguna razón para retirar su apoyo a Muamar Gadafi. Además, la población en países como Libia y Marruecos no se ha levantado aún."

- Capacidad de decisión política.

El respaldo militar es también clave en Argelia, informa Guillaume Fourmont. A diferencia de Túnez, el ejército argelino "no ha sido marginado por las autoridades, sino que participa en el proceso de decisión política", explica Amel Boubekeur, especialista del Magreb en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París.

En Argelia, continúa, "el poder no está en las manos de un solo hombre, como en Túnez. Está mucho más difuso. Nadie está muy seguro del poder de maniobra de Buteflika".

"No hay que olvidar que Argelia vive en estado de emergencia y que las manifestaciones están prohibidas", recuerda la analista. En otras palabras, en caso de revueltas, el ejército atacará a la población, como hizo ayer, cuando los militares reprimieron una marcha prodemocrática de 300 personas. "Hay varios heridos y numerosos arrestos", dijo Said Sadi, líder de la protesta.

En Egipto, las fuerzas armadas apoyan a Hosni Mubarak pero, sobre todo, "están en contra de que los Hermanos Musulmanes [la principal fuerza opositora] lleguen al poder y formen un Gobierno islamista", explica Mikail. "Todos los partidos opositores han sido perseguidos y diezmados desde las legislativas de septiembre pasado y no hay una alternativa fuerte a Mubarak", agrega. Por eso, concluye, habrá que esperar hasta las elecciones presidenciales o a la muerte de Mubarak para ver si la indignación ciudadana precipita un cambio.

- Silencio en Europa.

"La revolución tunecina se ha producido desde el interior, sin ayuda de Europa. [...] Además, se ha tratado de un movimiento social sin instrucción alguna de partidos políticos", destaca Ridha Tlili, experto en transiciones democráticas de la universidad de Túnez.

Tras haber puesto a este país como ejemplo una y otra vez, la UE guarda silencio. Florensa, ex embajador en Túnez, cree que "Europa tiene que apoyar claramente la transición democrática". Al otro lado del Mediterráneo, el bloguero Anuar Dilou disiente: "La UE fue cómplice de un régimen criminal. Esperemos que ahora no sea hipócrita y se quede al margen".

La mansedumbre furiosa

Luis García Montero (Público)

Tema: Política

La gente está indignada, muy indignada. Si atendemos a las intervenciones de los oyentes en la radio o de los paseantes en los informativos de televisión, escuchamos argumentos de santa indignación. Los medios periodísticos se han convertido en una seleccionada representación pública del furor privado. Todo se somete en tiempos de crisis a la valoración económica. La angustia real o imaginaria de muchas familias hace que cualquier asunto, hasta el canto de los pájaros, parezca un derroche.

Las discusiones sociales estallan como si los problemas fuesen el fruto de un Estado manirroto. Se aprueba por fin el uso en el Senado de las lenguas oficiales de España, y brota el escándalo. La existencia de esas lenguas y sus literaturas supone una riqueza sociocultural que nos debería alegrar. Pero el debate se reduce a la furia por un gasto humilde. Los que más invocan el amor a España demuestran una antipatía furiosa ante una realidad española compartida.

No se trata de un caso aislado. Las autonomías son llamadas ahora al debate político para simplificar su significación con la palabra déficit. Las radios y las televisiones públicas no simbolizan una necesaria inversión colectiva en las informaciones veraces, sino un gasto inútil. En vez de discutir sobre la seriedad profesional de sus directores, hablamos de sus pérdidas. Los funcionarios también son un abuso de la administración, empeñada en contratar personal, ¡con un empleo estable!, para atender a sus ciudadanos. Y el coche oficial en el que un alcalde o un consejero van de un sitio a otro a lo largo de las 24 horas del día, de una inauguración a un conflicto, resulta un lujo inadmisible. No digamos ya el sueldo de los sindicalistas que pierden el tiempo de asamblea en asamblea y de negociación en negociación para conseguir un convenio colectivo justo y defender los derechos de los trabajadores. Todos estos gastos producen indignación. El Estado es culpable.

No es extraño. Cuando hay crisis, las familias miden los gastos en aquello que conocen. Aunque la Administración pública no es todo lo transparente que debiera, los ciudadanos tienen por lo menos noticias de sus comportamientos. La lógica de los bancos y las multinacionales es mucho más opaca y queda muy lejos de la sabiduría popular. Por eso las familias hacen cuentas y deciden recortar los gastos que comprenden, es decir, la merienda del niño, la pastilla del abuelo y la programación teatral a la que está enganchada la hija mayor. Como el pensamiento crítico ha desaparecido, a la familia ya no se le ocurre pensar en otro tipo de economías. ¿Quién se atreve a decir que necesita un salario más digno o que los bancos deberían abusar menos con los intereses de sus préstamos? ¿Quién protesta por las privatizaciones de las eléctricas o por la especulación en el precio de la gasolina?

Esta situación produce una mansedumbre furiosa. Todo el mundo está indignado, verdaderamente indignado, pero dentro de la mansedumbre, porque nadie se atreve a rebelarse contra el poder. La indignación es así un sentimiento de rabia impotente, enjaulado en ese conjunto de soledades que componen las multitudes del siglo XXI. Las ilusiones colectivas dejan su lugar a las furias insolidarias. Los chivos expiatorios de esta mansedumbre furiosa, insolidaria por definición, somos nosotros mismos. Nuestro odio rebota y nos deja sin derechos. Se me puede argumentar que los políticos son muy criticados. Aunque su descrédito exige un debate extenso, permítaseme aquí resumir mi argumento. El verdadero crimen de los políticos no ha sido causar la crisis con sus gastos, sino la irresponsabilidad cívica de no atreverse a poner firmes a los verdaderos causantes. Así que el rencor contra los políticos forma también parte de la mansedumbre furiosa, porque sólo sirve para desviar la atención del horizonte financiero. Si fuera de otro modo, sería impensable que el desgaste del PSOE supusiese la victoria del PP.

Aclaro que soy consciente de la necesidad de ajustar gastos en la Administración y de que hay comportamientos éticos inadmisibles. Pero no quiero referirme ahora a eso. Hablo de la mansedumbre furiosa de una sociedad que no dirige sus protestas a los culpables reales de sus humillaciones. Ante la violencia del poder, se enfada, pero mira hacia otro lado y deja pendiente el camino de una serena y firme rebeldía.

Túnez, en el tablero de Risk

Nazanín Amirian (Público)

Tema: Túnez

Los pueblos nunca han sido dueños de su destino, no sólo por la habilidad de las clases dominantes en el uso de los mecanismos de manipulación o del ejercicio del terror, sino también por los intereses que sus recursos naturales o su posición estratégica despiertan en otros países.

Túnez, a pesar de carecer de importancia geoestratégica, había sido utilizado en los últimos años por EEUU y sus aliados como un punto de apoyo en su falsa guerra contra el terror islámico, y como un lugar más donde albergar sus tenebrosas cárceles secretas.

Washington y París juegan a canalizar la rebelión popular de los tunecinos. El presidente Obama, a pesar de estar ocupado con la crisis del Líbano, aprovechó la perplejidad de Sarkozy para adelantarse a los acontecimientos. Con las lecciones de la caída del Sha de Irán aprendidas, arrancó a Ben Alí del poder y lo envió a Arabia Saudí, para así recortar el proceso revolucionario. Luego, ha mantenido al ejército alejado de los disturbios para no mancharle de la sangre que se derrama por las calles, reservándole un papel en la escena política del país bajo el clásico pretexto de “garantizar paz y orden”.

Ambas potencias intentarán limitar los cambios en una desbenalizacion de cara a la galería para que todo siga igual, aprovechando el telón de Aquiles de este movimiento espontáneo, que es su falta de ideología y dirección, así como la ausencia de una alternativa progresista sólida.

Espero que el entusiasmo por la caída del sátrapa no enturbie la conciencia vigilante del pueblo tunecino.

¿Efecto dominó? Muchos caudillos de la zona aún cuentan con recursos para mantenerse en el trono. Algunos reparten unas migajas de los petrodólares entre un sector de las masas, para que, con machetes y pistolas, mantengan a raya al resto.

No esperen una primavera árabe o musulmana mientras los gobiernos de Occidente, en defensa de sus intereses, sostienen a las oligarquías más reaccionarias y corruptas de esta área geográfica y el Fondo Monetario Internacional les obliga a aplicar drásticos planes de ajuste que condenan a millones de personas a vivir en la miseria absoluta. Saben que la pobreza genera disturbios y aborta las revoluciones.

Lo nuevo con lo viejo

Nicole Thibon (Público)

Tema: Unión Europea
Cuando no se tienen ideas verdaderas para salir de la crisis actual –económica y de civilización– , se hurga en el pasado con la garantía de caer en los mismos errores. Es así que en toda Europa se constata un resurgimiento del nacionalismo. Primero económico, luego, ideológico.

En Alemania se ha lanzado una campaña nacionalista para liberar a la mayor economía del continente de sus compromisos con Europa. En “Salvemos nuestro dinero”, el ex director de los industriales, Hans-Olaf Henkel, pide una separación de la zona euro, con Europa septentrional (Alemania, Países Bajos y Austria) de un lado y los países meridionales como España, Italia y Francia, del otro. Es la Europa a dos velocidades, preconizada entre otros por Thilo Sarrazin, el líder racista de los socialdemócratas. En Italia, Austria, Dinamarca, Países Bajos y Hungría, partidos políticos de ultraderecha y racistas forman parte ya del Gobierno o juegan un papel mayor en la orientación política general del país. En Francia, Sarkozy ha brillado con sus vastas campañas de expulsión de extranjeros, legales o ilegales.

En su Historia de Europa, Tony Judt recuerda que los fundadores de la Unión Europea eran esencialmente políticos que habían conocido y recordaban perfectamente las carnicerías de las dos guerras mundiales y pensaban que un sistema europeo de Estado del bienestar debía sin dudas conjurar el despertar de la bestia. Después de la II Guerra Mundial, estos hombres salidos de la Resistencia, por lo general socialistas y democristianos, habían decidido ocuparse del bienestar de las vastas masas de ciudadanos del continente y crear condiciones favorables para la economía europea, a la vez que impedir todo regreso al tipo de nacionalismo que había hundido a Europa en la guerra. El Estado-nación parecía haberse descalificado y en su lugar se consolidaba un proyecto de unión en un espacio común, por encima de las naciones y sus rivalidades seculares.

Parece que esos pilares del orden democrático de posguerra se hallan seriamente quebrados y que el interés nacional pasa por delante del interés real de enteras clases sociales. Recordamos como ejemplo gráfico que, en todo el mundo, se crean nuevas fronteras: se han trazado 27.000 km de fronteras físicas desde 1991; otros 10.000 km de muros, barreras y vallas sofisticadas están programados para los años venideros. Y las tensiones se multiplican: entre 2008 y 2010 se contabilizan 26 casos de grandes conflictos fronterizos.

En la Unión Europea, el interrogante sobre la identidad nacional aflora como una enfermedad, tanto en Francia como en numerosos países. El primer ministro húngaro,
Viktor Orban, que ostenta la Presidencia semestral de la UE, cuestiona en su país la mayor parte de los principios de la Unión Europea. Nacionalista furioso, reclama nada menos que el sur de Eslovaquia, el oeste de Transilvania, el norte de Serbia y las partes menores de Croacia, Eslovenia y Austria pobladas por magiares. Con Bulgaria, es el país que trata a sus gitanos con el mayor ostracismo. En contradicción con la Carta europea de derechos fundamentales (art. 11), una nueva ley permite sancionar a los medios que publiquen contenidos faltos de “objetividad política”. Si esta ley hubiera sido votada y promulgada hace pocos años, habría impedido el acceso de Hungría a la Unión Europea, pero con 19 países sobre 27 gobernados por conservadores y liberales, Orban tiene poco que temer. Para meter la mano en la caja de pensiones privadas suscrita por tres millones de personas, el Parlamento húngaro ha amordazado la Corte Constitucional, que no podrá, a partir de ahora, ocuparse sino de cuestiones fiscales y de propiedad. ¡Mejor que Berlusconi! “¿Puede un país así dirigir Europa?”, se pregunta el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn.

La otra vertiente del nuevo nacionalismo europeo la ilustra paradójicamente Régis Debray en su último libro, Elogio de las fronteras. Este intelectual brillante agita el fantasma de un mundo sin fronteras y sostiene que estas son indispensables para proteger la singularidad de un pueblo. Colador, filtro, capa aislante, en cualquier caso la frontera vendría a ser una protección de la identidad singular de un pueblo. Para Debray, es “la globalización lo que provoca la construcción de muros electrizados y videovigilados contra las amenazas sentidas como neurálgicas por ser inaferrables”. A la vez que “la economía se globaliza, la política se provincializa”. De modo que –se burla el filósofo– ,“una idea boba encanta a Occidente: la humanidad, que va mal, iría mejor sin fronteras… Es así que todo lo que actúa en la calle –reporteros, médicos, jugadores de fútbol, banqueros, payasos, entrenadores, abogados de negocios o veterinarios– enarbola la etiqueta “sin fronteras”. “¿Qué es el sinfronterismo? Es un ‘economismo’ que ‘disfraza a una multinacional de fraternidad’”. La tesis es lo bastante provocadora como para compararla ya con el nacionalismo del ultra-conservador antisemita Maurice Barrès, por compartir la obsesión de las fronteras; una tesis en la que el musulmán ocupa el lugar del judío, aportando agua al molino de la extrema derecha francesa.

Por cierto, no está de moda citar a Trotski; no obstante, “la tarea está por encima de la fuerza de la burguesía europea, totalmente corroída por sus contradicciones”, escribía este a propósito del proyecto de crear los Estados Unidos de Europa.

Nicole Thibon es periodista

Refundar el capitalismo, aquella broma macabra

José Luis de Zárraga (Público)

Tema: Economía
Cuando estalló la actual crisis económica y se hicieron evidentes sus causas y la rapacidad de quienes se habían beneficiado de ella, cualquier analista con dos dedos de frente, incluso los que habían participado en la orgía especulativa en la que se gestó, comprendió que no era en los errores o los delitos de agentes económicos donde radicaba la responsabilidad principal sobre lo que estaba pasando, sino en el propio sistema.

La mayoría de los dirigentes políticos aunque no todos tenían esos dos dedos de frente, y lo comprendieron también. Los menos atrevidos lo dijeron en voz baja; pero algunos de los más poderosos como Obama y Sarkozy no tuvieron inconveniente en decirlo en voz alta, y al calor de la indignación que les producía el espectáculo se olvidaron de reprimir la lengua. "Hay que refundar el sistema", fue la consigna que transmitieron. Eso quería decir y lo dijeron también: hay que terminar con la desregulación de los mercados; hay que controlar la proliferación de un capitalismo financiero basado en la especulación con activos ficticios que multiplican exponencialmente la economía real, se adueñan de ella, la pervierten y la arruinan; hay que imponer tasas a las transacciones financieras y a los beneficios especulativos; hay que acabar con los paraísos fiscales; hay que poner coto a la codicia de los administradores y evitar que persigan su propio beneficio como único criterio de gestión; hay que recuperar la intervención pública en la economía, tanto para los estados como para los organismos internacionales; hay que imponer códigos de conducta ética a los agentes económicos Etcétera, etcétera.

- Los límites del sistema.

Lo que ha pasado luego parece la clase práctica de un curso básico de marxismo. La clase en la que se aprende, con ejemplos prácticos, cuáles son los límites del sistema y quién manda realmente aquí.

¿Eran cínicos Obama y Sarkozy cuando proclamaron su convicción en que había que refundar el sistema y su decisión de hacerlo? No creo. Como Zapatero y otros políticos europeos que creyeron que esa refundación era posible y se sumaron a ello, todos ignoraron, por un momento, los límites del sistema y la correlación de fuerzas que determina quién manda realmente en él.

Aparentemente son las multinacionales quienes protagonizan el capitalismo moderno. Según un documento reciente de la OMC, las 500 mayores controlan más del 70% del comercio mundial. Pero quien manda en ellas, en la mayoría de los casos, son los capitales financieros: hedge funds, sociedades de capital riesgo, fondos de pensiones, fondos soberanos y otros capitales especulativos, muchos estrechamente vinculados a los bancos y a las grandes fortunas.

De las decisiones que tomen estos capitales dependen la estabilidad de las divisas, las deudas de los estados y las fluctuaciones de los precios internacionales de todos los productos estratégicos y de consumo básico. De esas decisiones depende que las divisas se deprecien o se aprecien con independencia de su economía real, que los estados quiebren o tengan que dejar de prestar servicios públicos y someter a su población a drásticos programas de austeridad, que se hunda el valor de las exportaciones de unos países o que se multiplique el precio de productos básicos de los que depende la alimentación de cientos de millones de personas. Son esos capitales quienes mandan. Las organizaciones económicas internacionales están a su servicio y marcan al mundo las políticas que a ellos convienen. Y los estados, dentro del sistema, no pueden nada frente a su poder: tanto a su poder económico, que podría hundir la economía de cualquier país, como a su capacidad para comprar voluntades políticas, medios de comunicación, instituciones y grupos de presión que manipulen según sus intereses a parlamentos y opiniones públicas. Esto, en cuanto a la correlación de fuerzas, es decir, a la cuestión de quién manda aquí.

- La búsqueda del beneficio.

Pero si ponemos entre paréntesis ese aspecto decisivo, y nos preguntamos si sería posible refundar el sistema de modo que se evitasen las crisis y se moralizase la economía, nos topamos enseguida con límites infranqueables, porque son los límites del propio sistema. Como saben hasta los niños, la clave del sistema capitalista es el beneficio privado; todo el sistema se asienta en la valorización de los capitales. Cada uno tratará de obtener de la aplicación de su capital el máximo beneficio posible e irá a buscar ese beneficio allá donde se pueda encontrar, con independencia de las consecuencias sociales que de ello deriven. No puede actuar de otra manera, porque compite con los demás capitales que actúan con el mismo criterio, y sus accionistas le reclamarán que los beneficios estén a la altura de los que consiguen los demás.

Hace ya mucho tiempo que el capital financiero dejó de ser un mecanismo auxiliar en la arquitectura del sistema capitalista, necesario para facilitar la circulación y la asignación de los capitales en la producción de bienes y servicios. Desde hace más de un siglo es la pieza clave del sistema. Desde los años noventa, en EEUU, los beneficios del sector financiero superan a los de toda la industria. Desde hace décadas las finanzas son el principal protagonista, el que ha configurado todo el sistema según su conveniencia y el que domina por completo el conjunto. Hoy el sistema capitalista es el sistema de las finanzas internacionales y sus estructuras lo vertebran. No hay más sistema capitalista que este.

Volvamos a Obama y Sarkozy. Lo que pasó después es bien conocido, aunque quizás no haya sido bien expresado. Los mercados se impusieron a los gobiernos, se dice. Pero los mercados es un eufemismo tras el que se amparan aunque no se oculten las finanzas internacionales. No son los mercados básicos de cualquier economía mercantil, en los que concurre la oferta y la demanda de bienes y servicios, ni siquiera el mercado de capitales que asiste a la economía real en su funcionamiento. Son exclusivamente los mercados financieros en los que se trafica con divisas, con deuda pública y, sobre todo, con derivados que multiplican ad infinitum obligaciones y beneficios futuros convertidos en títulos que se crean exclusivamente para especular con ellos.

Los grandes capitales que operan en estos mercados no compran ni venden activos reales, sino la oportunidad de beneficios que se lograrán manipulando su oferta o su demanda, mediante operaciones que subirán o bajarán artificialmente el precio según convenga. Cómo se hace esto no es tema para este artículo. La cuestión es que se hace. Y vaya si se hace. El año pasado las transacciones financieras fuera de los mercados (OTC) se elevaron a 615 billones de dólares, más del triple de la riqueza del mundo entero y unas diez veces el PIB mundial. Y los activos de las 50 mayores corporaciones financieras transnacionales sumaban 54 billones de dólares, triplicando el PIB de toda la UE.

- Fin de fiesta.

Fueron los grandes capitales financieros internacionales directamente o a través de organismos que representan sus intereses y aplican sus criterios, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Europeo los que recordaron a los gobernantes los límites de su poder.

En el segundo trimestre del año pasado intervinieron en la verbena de los políticos y se acabó la fiesta. Primero habían forzado a los gobiernos a gastar sin tasa nuestro dinero en su beneficio, porque no podíamos permitir la quiebra del sistema financiero a la que ellos nos habían conducido, permitiéndoles a la vez largar todo lo que quisieran sobre lo que harían después. Y luego, cuando se recuperaron los grandes beneficios y el negocio as usual, mandaron callar y ordenaron a los gobiernos que pusieran a la población firmes, le vaciaran sus bolsillos y le ajustaran el cinturón. Siempre, claro está, a través de la voz ventrílocua de los mercados.

Cómo va a quedar esto, lo veremos. Probablemente, con retoques cosméticos o sin ellos, entraremos en una nueva fase, sin nada que se parezca a una refundación del sistema o a una moralización de la economía. El sistema no se puede moralizar ni refundar; o se cambia o se sufre.