miércoles, 17 de noviembre de 2010

Lo que no hizo CiU

Joan Saura (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones

Creo sinceramente que aquello por lo que será valorado el actual Gobierno de la Generalitat, lo que diferenciará mejor los siete años de Gobierno plural de izquierdas de los gobiernos de CiU, no será simplemente que se hayan hecho más cosas -que también-sino que se han impulsado políticas diferentes que no se habían hecho en 23 años.

Es preciso recordar que los que defendían el liberalismo económico y el dinero fácil de la especulación capitalista nos han llevado a la crisis económica más grave que recordamos en décadas. Vivimos una situación muy difícil para las capas medias y dramática para amplios sectores populares. En este contexto, el Gobierno plural de izquierdas ha defendido estos sectores, impulsando políticas que poco tienen en ver con las que hacen los gobiernos de derechas en otros países o incluso los socialistas cuando gobiernan en solitario, como en el caso español.

¿Hace siete años alguien podía pensar que España aprobaría, aunque fuese a regañadientes, un nuevo Estatut para Catalunya con más competencias y mejor financiación? ¿Que demostraríamos que son innecesarios los trasvases del Ebro o del Ródano? ¿Que se rehabilitarían más de 140 barrios degradados con la llamada ley de barrios? ¿Que cambiaríamos la tendencia de privatización y la enseñanza pública aumentaría del 59% al 65%? ¿Que centenares de miles de familias recibirían ayudas para la vivienda? ¿Que se doblaría el gasto en servicios sociales? ¿Que seríamos punteros en reciclaje de los residuos o que habría nuevos parques naturales y una nueva política de preservación del territorio? ¿Que habríamos sustituido en toda Catalunya la Policía Nacional y la Guardia Civil por una policía propia, doblando el número de agentes y alcanzando un reconocido prestigio a partir de la exigencia profesional y la tarea de proximidad? ¿Que se habría producido un cambio cultural ante problemas de seguridad como los accidentes de tráfico o la violencia machista, condición previa para luchar con éxito contra estas lacras sociales? ¿Que el cuerpo de bomberos y la protección civil superarían el semiabandono que sufrían? ¿Que por fin habría políticas públicas de recuperación de la memoria democrática?... Y así podríamos seguir con un lista inacabable.

Esta construcción de la Catalunya social y ecológica se concreta también en cómo se afronta la crisis. Mientras unos aún la negaban, aquí ya se actualizaba el Pacto de Entesa con nuevas prioridades de gobierno. Mientras unos recortaban derechos sociales e inversiones, aquí se mantenían e incluso se ampliaban algunas ayudas, becas, más cursos de formación para parados, etcétera. Mientras unos recortaban los ingresos por impuestos directos, aquí se aumentaban para las grandes fortunas.

¿Quiere decir eso que todo lo hemos hecho bien? Evidentemente que no y siempre hay cosas que mejorar, pero la orientación y el balance global es este y no hemos respondido a ningún otro interés que al de los sectores sociales y los valores que representemos. Como se dice coloquialmente, podemos haber metido la pata alguna vez, pero no la mano. No solo se han hecho cosas que no se habían hecho nunca, sino que también se han hecho de manera diferente. Nunca se habían publicado los nombres y los sueldos de todo el personal eventual, ni se había hecho una auditoría externa y pública sobre los informes encargados, ni los medios públicos de comunicación habían trabajado con tanta libertad. Se han impulsado procesos participativos en torno a grandes decisiones de gobierno y se ha buscado el más amplio consenso social aprobando cinco pactos nacionales: infraestructuras, inmigración, educación, vivienda e investigación y desarrollo. Más el acuerdo estratégico 2008-2011 «para la internacionalización, la calidad de la ocupación y la competitividad de la economía».

Sin embargo, una fuerte campaña propagandística ha desvirtuado el valor de la pluralidad de un Gobierno amplio de coalición. Hace cuatro años, el PSC, ERC e ICV-EUiA sumábamos un millón y medio de votos, mientras CiU no alcanzaba un millón. Todos sabemos, además, que tres profesionales diferentes analizan mejor un problema que uno solo. ¿Quién representaba mejor, pues, la voluntad de los ciudadanos? Solo desde una precaria cultura democrática y el desconocimiento de lo que sucede en Europa se puede seguir manteniendo que un solo partido representa mejor a todo un país.

La sociedad catalana se siente de izquierdas. En la última encuesta del CEO, un 34% se definía así, más un 19% de centroizquierda, por un 18% de centro y un 14% de derechas. Así pues, estas solo pueden ganar si el electorado de izquierdas no va a votar. Por ello es preciso que todo el mundo se defina en la confrontación de intereses que hay. No hay que resignarse ni tampoco dejar que otros decidan por nosotros. Está muy claro qué queremos hacer y con quién: conseguir un giro a la izquierda del Gobierno, con nuevas reglas del juego para mejorar su funcionamiento, y políticas más de izquierdas y ecologistas, para que la crisis no la paguen los de siempre. Un cambio de modelo de desarrollo, no un triste retorno al pasado.

Sacrificio y nostalgia. La fiesta del cordero reúne a miles de musulmanes en torno a la nostalgia y la tradición

Fidel Masreal (El Periódico de Catalunya)

Tema: Religión

El Govern controlará la seguridad alimentaria.

Hoy y mañana es fiesta grande para millones de musulmanes en todo el mundo. Obviamente, también para los más de 200.000 que viven en Catalunya. Uno de los cinco pilares del Islam, la peregrinación a La Meca, incluye la fiesta del sacrificio, que se celebra hoy: cada fiel debe inmolar un animal. En la práctica, se trata de sacrificar un cordero vivo. Algo muy común en países como Marruecos.

Por razones de salubridad evidentes, aquí los musulmanes como Driss y Larbi, dos jóvenes amigos marroquís que viven en Barcelona, se tendrán que conformar con comprar el cordero en una carnicería halal y tratar de reunir a los familiares que tienen aquí. Larbi recuerda los años en los que a él ya muchos otros les dejaban «matar personalmente el cordero, como manda la tradición, en una granja» de El Prat de Llobregat y después «celebrar la comida en una barbacoa. Estaba bien organizado pero lo anularon», explica con nostalgia.

Si se le pregunta qué le parecería que se habilitara algún espacio público para celebrar el sacrificio, a Larbi se le iluminan los ojos. «Ojalá, muchos musulmanes lo agradeceríamos». El presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, Mohamed Hamed Alí, pidió ayer la instalación de mataderos móviles. El Govern recordó que los particulares no pueden sacrificar animales. La Generalitat controlará especialmente los 22 mataderos de Girona dedicados al cordero para velar por la seguridad alimentaria durante la fiesta.

Driss tiene asumido que de sacrificar corderos, nada de nada. «Compraré la carne en una carnicería. Halal, por supuesto». No tendrá nada que ver con lo que pasará en su país de origen: «Desde las diez de la mañana, todo el mundo ya está preparado en casa con el cuchillo. Después, encendemos un fuego en la calle para quemar partes de la piel del animal, y la fiesta dura tres días enteros». Para Larbi la manera más cercana de saborear la tradición se da cuando viaja a Marruecos y allí su tía o su abuela le sirven un plato del mismo cordero de la fiesta, que han congelado para él durante meses. Driss se conforma con todavía menos: «Aunque finalmente no la celebre y no compre el cordero, tendré la fiesta en el corazón». Y es que, como explica la profesora de estudios islámicos Dolors Bramón en su estudio Obertura a l'Islam, lo que se pide a los musulmanes sobre los cinco pilares obligatorios es especialmente «la intención expresa» de observarlos.

Otros, como un trabajador paquistaní de la carnicería Zain, prefieren «enviar dinero a la familia en Pakistán» antes que gastar en festejos. Dos niños musulmanes entran en ese momento en la conversación y exclaman orgullosos que en su casa sí lo celebran. Sonríen al hacer el gesto del degüello del cordero.

Un cordero del que una cuarta parte debe entregarse a un musulmán que pase necesidades económicas, según explica Larbi. El precio es de 120 a 150 euros, según la calidad de la carne.

- Miles de corderos.

Varios encargados de carnicerías halal del Raval de Barcelona coincidían ayer en que la crisis está reduciendo la demanda. «Si no hay dinero, no hay tradición», resumía el encargado de la carnicería Imran & Bilal. «Tengo muy pocos encargos», asegura otro.

Pero en mataderos como el de Pablo Serrano, en Sabadell, no lo han notado. «Como cada año, sacrificamos para esta fiesta unos 2.000 corderos». Sobre la voluntad de los fieles de poder matar al animal, Serrano recuerda que está prohibido, pero «algunos se la juegan y se van al campo». Mientras tanto, Driss y Larbi siguen charlando en la calle. Del cordero pero también de encontrar un trabajo con el que comprarlo.

¿A qué huelen los sueños?

Llucia Ramis (El Mundo)

Tema: Elecciones

Allí donde los demás ven basura, Joan Herrera encuentra una oportunidad para aprovechar hasta el más mínimo recurso. Y si el tripartito no puede reciclarse, tal vez él logre sacar algo del vertedero que han construido los demás mediante una clasificación depurada. El Centro de Tratamiento de Residuos del Vallés Occidental –un mastodonte ubicado en un monte arbolado de Vacarisses– apesta como la política; con la diferencia (o no) de que lo hace por motivos de saneamiento y para salvar el mundo.

Se inauguró en septiembre, los camiones empezaron a llegar la semana pasada y cargan con toneladas diarias de inmundicia. Iniciamos una visita guiada por las instalaciones de la vergüenza de nuestros actos y sus futuras posibilidades: las latas están empacadas, el papel también, ahí acaban los OBNI (objeto basuril no identificado) y, gracias a estas máquinas, todo tendrá alguna utilidad algún día. El mensaje perfumado está claro: para evitar un futuro apocalíptico como el de Wall-E, batallón de limpieza, es necesario remover mierda.

Lo que no acaba de entenderse es por qué el candidato de Iniciativa organiza la rueda de prensa en medio de una rotonda con el frío que hace, mientras pasan los tráileres cuyos tubos de escape sueltan humo, rugen sus motores y pitan al hacer marcha atrás. Lleva la misma ropa que ayer, los mismos pantalones marrones, el jersey azul, la camisa blanca. Una de dos: o utiliza un sistema básico de ahorro o no ha dormido en casa.

Una recogida selectiva facilitaría las cosas. Lo que, en su representación electoral, equivaldría a saber a quién votar. Para ello Herrera debe educar y convencer, tarea harto complicada para un líder que lleva leche de soja en las venas. Juega con ventaja: quienes castiguen al PSC echarán su voto en el contenedor de IC-EUiA, con una esperanza tan verde como el discurso idealista del partido: «Conseguiremos una sociedad justa, solidaria y sostenible», promesa tan bonita que resulta difícil de creer. Sobre todo al resto de partidos.

Alguien le habrá comentado al Flanders catalán que sin bronca no se provoca (véase Mourinho). Por eso suelta alguna que otra maldad, como: «Rajoy es la versión gore de lo que Zapatero es en versión simpática». Se refiere a la misma cochambre que habla de Cataluña pensando en 2012. Sobre el secretario general del PSOE: «Su palabra va a misa; a la misa de los agnósticos y los ateos, porque nunca la cumple». Qué miedo. Cuando le formulan una pregunta acerca de un planteamiento racista de Duran Lleida, amenaza: «Tengo que serenarme antes de contestar». Tensión. Por fin resuelve con el tono de un maestro de parvulario: «No es verdad que la mayoría de nacimientos sean de madres inmigradas y no es sólo catalán quien nace en Cataluña, sino todo aquél que vive y trabaja aquí y quiere ser catalán», recuperando la célebre frase de Pujol.

Probablemente Herrera sea de los que más saquen de estas elecciones, aunque sea exprimiendo el desperdicio de los demás. Parte de su mérito radica en que no ha sido chaquetero. Su utopía es ingenua, pero ahí está. Todo correcto. Incluso demasiado. Eso sí, si no va a cambiar, por lo menos que se cambie.

Marruecos, siempre Marruecos

Lluís Foix (La Vanguardia)

Tema: Historia

Recuerdo vagamente las historias de la guerra del Rif que mi abuelo me contaba desde su inmovilidad física tras caerse de un árbol y romperse la columna vertebral. Me hablaba del desastre de Annual, de las cabilas y de las montañas del Rif de las que salió vivo para contarlo. Se refería a los pacos, aquellos disparos que salían de los más insospechados agujeros que escondían a marroquíes con fusiles.

Marruecos ha sido la pesadilla más constante para la estabilidad política española desde que los militares que habían fracasado en 1898 se refugiaron en el norte de África para hacer carrera militar y para intrigar en la política española. Hasta hace bien poco, todos los generales con vocación de espadones habían sido africanistas. Es donde empezaba su ascenso en el escalafón militar, como explica Arturo Barea en el primer volumen de La forja de un rebelde.

La Setmana Tràgica de 1909 en Barcelona tuvo su origen en la resistencia de las quintas catalanas a viajar a Marruecos para salvar el protectorado. Los que pagaban seis mil reales quedaban exentos y las madres de los forzados reclutas se despedían en el puerto ante la compasiva actitud de la burguesía que quedaba excluida del reclutamiento. Cayó el gobierno y se produjo el segundo incendio masivo de iglesias y conventos en Barcelona.

El desastre de Annual de 1921 fue el que abrió la puerta a la dictadura de Primo de Ribera en 1923. El llamado informe Picasso para conocer los detalles y responsabilidades del desastre bélico en la bahía de Alhucemas no llegó a conclusiones verosímiles. Los libros de Indalecio Prieto, Alejandro Lerroux y Ángel Ossorio y Gallardo desde el exilio ofrecieron luces nuevas pero tampoco concluyentes.

El levantamiento y golpe de Estado de Franco empezó en Canarias pero tomó cuerpo en Tetuán. La Guardia Mora le acompañaría hasta muy avanzada la dictadura desfilando triunfalmente por la Diagonal de Barcelona y la Castellana de Madrid. Fue un sarcasmo que mientras Franco agonizaba, los marroquíes se quedaran con el Sáhara tras la marcha verde de 1975. Marruecos, siempre Marruecos, nos ha perseguido para lo peor. El Gobierno Zapatero ha abandonado a los saharauis a su suerte, en una nueva muestra de banalidad política e ideológica. Cuántas injusticias se han cometido en nombre de la razón de Estado.

Suavizar las sanciones a Birmania

Brahma Chellaney, traducción de José María Puig de la Bellacasa (La Vanguardia)

Tema: Birmania

La liberación de Suu Kyi brinda una oportunidad para reevaluar una política de sanciones contraproducente en el caso de Birmania. Con ocasión de la liberación de la líder en favor de la democracia tras un prolongado arresto domiciliario, es hora de que Estados Unidos y sus socios europeos suavicen su política de sanciones contra Birmania (Myanmar, en denominación de la junta) a fin de aportar estímulos orientados a suscitar una mayor apertura política. No tiene sentido que a una débil y empobrecida Birmania se le deba seguir exigiendo un nivel más alto de respeto a los derechos humanos que en el caso de la firme y autoritaria China. ¿Por qué negar a Birmania las oportunidades de comercio exterior que han permitido prosperar al mayor protagonista del mundo en este terreno?

Los acontecimientos clave que condujeron al aplastamiento de las fuerzas favorables a la democracia en Birmania y en China tuvieron lugar aproximadamente al mismo tiempo, alrededor de hace veinte años, a lo que Occidente respondió sin embargo en lo concerniente a estos dos países de muy diferente manera.

El espectacular auge económico chino debe mucho a la decisión occidental de no mantener las sanciones comerciales tras la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989 ejercida contra manifestantes que se pronunciaban en favor de la democracia.

El final de la guerra fría favoreció el enfoque pragmático de Washington de rehuir la aplicación de sanciones comerciales y ayudar a China con el concurso de las instituciones y organismos internacionales y mediante el instrumento que representa el influjo liberalizador de la inversión y el comercio exterior.

Cabe afirmar que se trató de un acierto tras constatar el nocivo efecto de la decisión contraria, favorable a seguir manteniendo sanciones contra Birmania, cuyas autoridades reprimieron brutalmente a los manifestantes en favor de la democracia diez meses antes de los hechos de la plaza de Tiananmen y, posteriormente, dieron luz verde a la celebración de elecciones generales pero no reconocieron sus resultados en 1990. De haberse aplicado el enfoque del tipo Birmania de sanciones crecientes contra China, tal opción habría resultado en una China menos próspera y, posiblemente, factor de desestabilización en la actualidad.

La prosecución de sanciones y su subsiguiente ampliación contra Birmania extinguió cualquier perspectiva en el sentido de que este país emulara el ejemplo de China, consistente básicamente en combinar la apertura económica con el autoritarismo político.

De hecho, los intentos de la junta militar de abrir de par en par la economía birmana a principios de los años noventa se desinflaron rápidamente ante las sanciones occidentales.

En este momento, la liberación de Suu Kyi ofrece una oportunidad para reevaluar la política de sanciones extrayendo las correspondientes lecciones de hace dos décadas. La primera lección es que las sanciones económicas, aunque estén justificadas, han acarreado efectos políticos negativos.

Años de sanciones han privado a Birmania de una clase empresarial o de una sociedad civil; por el contrario, le han impuesto la losa de una todopoderosa junta militar en términos de única institución en el poder.

Una segunda lección consiste en que la ampliación de las sanciones no sólo ha aislado en mayor medida a Birmania, sino que también ha motivado que el país dependa excesivamente de China, para desazón de de la junta militar nacionalista que manda en Birmania.

En un momento en que Estados Unidos está cortejando a un Vietnam bajo régimen comunista en el marco de su estrategia de cobertura frente a una China en renovado auge, la verdad es que no tiene mucho sentido persistir en un enfoque que representa arrojar a una Birmania estratégicamente situada al área de influencia estratégica china.

Y otra lección enseña que las sanciones no han perjudicado al objetivo previsto –la junta militar–, sino a la gente de a pie.

La realidad pura y dura es que, tras hallarse en el poder durante casi medio siglo, los militares no están dispuestos a volver a los cuarteles. En realidad, no resulta plausible que se amolden a ellos. Sin esperanza visible de una revolución de los colores en Birmania, la desmilitarización de la política birmana podrá ser, en el mejor de los casos, un proceso gradual.

En este contexto, las últimas elecciones, aunque lejos de haber sido libres y justas, han contribuido ciertamente a reactivar un proceso político aletargado e, implícitamente, han estimulado un sentimiento de afirmación en la ciudadanía. El proceso, a su vez, ha creado un nuevo espacio para el movimiento democrático simbolizado en la liberación de Suu Kyi.

Es momento propicio para que Estados Unidos y sus aliados abandonen un ciclo de sanciones que se autoperpetúa y ayuden a forjar un mayor espacio internacional para Birmania. Debería alabarse todo paso o iniciativa tendentes a conseguir una mayor apertura política en Birmania.

Desde una perspectiva más amplia, el fomento de la democracia no debería convertirse en una herramienta geopolítica empuñada únicamente contra los débiles y excluidos. ¿Cabe concebir la aplicación de un principio a la mayor autocracia del mundo –el de que el compromiso y la participación es la forma de posibilitar un cambio político– mientras el principio opuesto –insistir en las sanciones– siga en vigor contra Birmania? Perseguir a los chavales que juegan en el patio de manzana en tanto se corteja a los autócratas más poderosos no parece la vía adecuada para promover normas de conducta internacional u obtener resultados positivos. Como señaló claramente el Comité del Premio Nobel de la Paz al distinguir con el galardón al disidente chino encarcelado Liu Xiaobo, “China infringe diversos acuerdos internacionales de los que es país firmante, aparte de sus propias disposiciones relativas a los derechos políticos”.

Un enfoque sancionador de cariz inflexible contra Birmania ha reportado el efecto perverso de debilitar la influencia estadounidense al tiempo que reforzaba la de China. Resulta ilustrativo al respecto el periodo de la administración Bush, que, tras descargar las más duras sanciones contra Birmania, volvió sus ojos a Pekín en calidad de canal de comunicación con la junta birmana.

El presidente Barack Obama comenzó positivamente explorando la perspectiva de una gradual actitud de renovado compromiso con Birmania. Sin embargo, durante su reciente viaje a India, Obama atacó a Birmania en tres ocasiones en las que se reflejó su sentimiento de frustración por el dolorosamente lento proceso de apertura de este país. No obstante, en este momento, con la liberación de Suu Kyi, debe admitir que las semillas de la democracia no arraigarán en una economía atrofiada. Una presión exterior falta de participación y progreso de la sociedad civil en un país extremadamente débil es contraproducente.

El cabezudo etnicista

Enric Juliana (La Vanguardia)

Tema: Elecciones
Julià de Jódar, uno de nuestros mejores novelistas y buen conocedor del mundo independentista, fue el primero que me alertó, durante las fiebres antiaznaristas del 2003: “Es muy significativo que un partido que propone a la sociedad algo tan difícil como es la construcción de un nuevo estado europeo elija como símbolo de su campaña la figura del cabezudo, que en la tradición popular catalana representa la inocente parodia, la burla desde una asumida posición de inferioridad. Paseando unos cabezudos con el rostro de Carod por las calles, le están diciendo a la gente que no teman, que no van del todo en serio; que sólo se proponen llamar la atención, como hacen los capgrossos en las fiestas mayores”.

Esquerra Republicana de Catalunya era en aquel momento la fuerza ascendente: captaba el desgaste de 23 años de Jordi Pujol e interceptaba los deseos de cambio que Pasqual Maragall ya no era capaz de recoger –demasiado sénior, demasiado metropolitano, demasiado barcelonés, demasiado embarullado–. Representaba Esquerra a una joven mesocracia comarcal deseosa de ocupar mayores espacios en la administración pública catalana y de conquistar espacios de poder social. Y, por encima de todo, actuaba de condensador de la profunda irritación que Aznar provocaba en Catalunya (plenamente a conciencia). En aquel tiempo, ERC era la más genuina expresión política del català emprenyat.

Juguete compartido por Aznar, Zapatero y los socialistas catalanes, ERC ha tenido la llave de la Generalitat durante dos legislaturas. Y ha contribuido a difundir la idealización independentista, con el auxilio de las circunstancias históricas de fondo –el fuerte impacto de la globalización en una sociedad articulada por la pequeña y mediana empresa y por el trabajo autónomo– y también gracias al milagroso ungüento de las subvenciones. Siete años después, el 25% de la sociedad catalana se siente identificado, en mayor o menor grado, con la independencia. Grito de protesta e idealizada panacea. Por motivos que son bien conocidos –falta de maestría, histrionismo, torpeza, rivalidades internas, algún que otro signo de apoltronamiento, una intensa labor de zapa de CiU...–, Esquerra ha perdido el monopolio del independentismo. En estas elecciones hay más pretendientes. Un hombre que estuvo de moda y un médico de Puigcerdà con las sienes plateadas.

Aterrorizado por el castañazo que le pronostican las encuestas, Joan Puigcercós ha recurrido a un figura hasta ahora no permitida en las fiestas mayores: el cabezudo que se burla de los andaluces; el catalán etnicista. Se trata de llamar la atención, al precio que sea. Carod, mucho más inteligente que su sucesor, jamás tocó esa tecla Tocó otras, pero esa jamás. Sabía cuán funestas podían ser las consecuencias.

Cultura-mundo a la catalana

Joana Bonet (La Vanguardia)

Tema: Elecciones

La tesis del nuevo libro de Gilles Lipovetsky consiste en proclamar el advenimiento de una segunda era de la “cultura-mundo”, más allá del cosmopolitismo y más aún de aquel ideal planteado primero por Dante: mi patria es el mundo, y secundado por Schiller, que definía el patriotismo como un “instinto artificial”. Ser ciudadano del mundo ya no es un ideal sino una realidad bajo un modelo global único: el económico. “Salvo que haya un cataclismo planetario, el mundo se organizará cada vez más en función de esos cuatro polos del futuro hipermoderno, que son el hipercapitalismo, la hipertecnología, el hiperindivualismo y el hiperconsumo”. Pero a la vez, el sociólogo francés advierte que se mantendrá la huella de las culturas particulares y de las tradiciones milenarias, aunque la cultura-mundo las reorganizará de arriba abajo. La idea del Estado-nación no muere pero se transfigura. Podría parecer contradictorio, pero apelando al concepto de glocalización (un mix equilibrado entre lo global y lo local) Lipovetsky resalta que en el siglo XX el número de estados se multiplicó por cuatro, y que se agrandaron valores como la identidad nacional, el apego al territorio y la memoria.

El Estado-nación pelea por conseguir una financiación que le permita organizar su sociedad civil. Y es justo en esta transfiguración y en esta batalla para financiar Catalunya donde se aprecian mayores diferencias entre los partidos catalanes que concurren a las elecciones. El libro La cultura-mundo, respuesta a una sociedad desorientada es una lectura recomendable para los candidatos. El “hipercapitalismo tentacular” produce vértigo pues ha superado la ideología, la religión, incluso los valores éticos. Y desde ese nuevo limbo en que se halla la política, una de dos: o los economistas se encargan de diseñarla o los políticos, resignados ante el nuevo deal, gestionan con eficacia los requerimientos de la sociedad civil.

La desafección ciudadana pretende ser contestada: no se reeditará el tripartito ni habrá pactos renovadores, pero aún así se extiende la sombra del voto en blanco. Es admirable el esfuerzo de los candidatos para intentar contagiar ilusión cuando la arcas del Estado se han vaciado y el Estado del bienestar está seriamente amenazado.

¿Y la crisis? La mayoría de los candidatos parecen estar de acuerdo con Lipovetsky: la crisis sólo admite soluciones globales. Tan sólo el PP la utiliza en sus eslóganes de campaña, por la cuenta que le trae en Madrid. La palabra crisis parece demasiado gastada para ser utilizada como elemento troncal del discurso, al igual que convocar demonios de la incertidumbre, la deuda pública, la fragilidad del individuo, la soledad en la aldea global.

Edgar Morin afirma –en una entrevista a Madame Figaro– que una crisis presenta riesgo y suerte: riesgo de regresión, suerte de encontrar nuevas soluciones. “La humanidad no llega a devenir humanidad, tal vez sea esto la crisis”. La campaña electoral se solapa con el iluminado navideño. No hay mejor imagen para encender la intención de voto.

El cólera galopa sobre Haití. La enfermedad que azota ahora al país asolado por el terremoto de enero se ha cobrado ya un millar de vidas

Fernando García (La Vanguardia)

Tema: Haití
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Cientos de haitianos que sobrevivieron a sus seres queridos en el terremoto del 12 de enero llegan cada día a los hospitales de todo el país, aquejados de diarrea, dolor de barriga y deshidratación. Faltan camas y hasta metros cuadrados de pasillo. El personal sanitario ya no da abasto. En este Apocalipsis del siglo XXI en que Haití se ha convertido, el jinete del cólera ha roto a galopar. Entró hace un mes por la norteña región agraria de Artibonite y desde hace días avanza rápido hacia los campamentos de la capital, donde más de un millón de personas siguen hacinadas. La cifra de muertos roza el millar.

Los enfermos acuden como pueden a los centros médicos. Llegan encorvados, con profundas ojeras y grietas en los labios, en ocasiones sosteniendo la bolsa de suero que alguien ya les ha conectado a una vena del brazo. Los facultativos los atienden a veces en el suelo. Así describen el panorama los medios locales y los cooperantes con los que La Vanguardia habló por teléfono.

Después de un avance inicial moderado, la epidemia se desató hace una semana. Fue tras el paso del huracán Tomas, el 5 de noviembre. El ciclón trajo consigo lluvias torrenciales que desbordaron ríos infectados con la bacteria (vibrio cholerae); entre ellos el Artibonite, considerado su principal agente transmisor. El riesgo de contagio, de por sí grande debido a la insalubridad general y la falta de agua potable tras el seísmo de enero, se multiplicó. El cólera se expandió en todas las direcciones y alcanzó la capital.

Los recuentos de víctimas prueban la aceleración de la epidemia. Lejos de una primera etapa de goteo, las cifras se dispararon la semana pasada hasta alcanzar los 77 muertos y 919 hospitalizados en 24 horas. El viernes, Naciones Unidas avisó que la enfermedad podría afectar a 200.000 haitianos. La organización convocó dramáticamente a la comunidad internacional a fin de reunir los 120 millones de dólares necesarios para afrontar la crisis. Sin embargo, la ONU no hará oficial la petición hasta el día 30, cuando presente sus presupuestos.

Pero el cólera no espera ni hace trámites; su periodo de incubación es de horas y su ataque, fulminante. Y lo mismo puede suceder con su expansión si el contraataque no es lo bastante ágil.

El despliegue de recursos sanitarios realizado tras el terremoto ayuda a capear el temporal “sin que por ahora hayamos llegado al colapso,” dijo la jefa de operaciones de Cruz Roja Española, Pilar Palomino. Pero la epidemia –añadió– “se extiende por el país y tememos su efecto en ciertas zonas desprotegidas”. Así que “urge el envío de materiales y más personal”. Con todo, es probable que el cólera “siga en Haití por años y hasta se haga endémico”.

Francisco Otero, coordinador general de Médicos Sin Fronteras de España (MSFE), reclamó “una mayor implicación de Naciones Unidas y de los agentes internacionales presentes en Haití”. Otero indicó que el cólera está ya en los 10 departamentos del país, aunque dijo compartir la preocupación general sobre su irrupción en Puerto Príncipe. Allí el número de fallecidos pasó de 13 a 27 del viernes al domingo, cuando se publicó el último balance general, de 917 fallecidos y 14.642 hospitalizaciones.

Las malas condiciones sanitarias no son el único factor de riesgo. La desinformación es el otro gran aliado del cólera. Para empezar, no todos los haitianos tienen noticia de la epidemia. Como hacía décadas que la enfermedad no visitaba Haití, no existe un recuerdo que ayude a identificarla. Los conocimientos sobre el peligro de contagio no están lo bastante extendidos –pese a las campañas de higiene a cargo de las oenegés– y desafían hábitos y disponibilidad de recursos, empezando por el agua potable y el jabón.

En un país con tasas récord de analfabetismo y tan castigado como éste, la superstición y el miedo ocupan la plaza que debería corresponder a la información. Por eso a MSF le cuesta introducir Centros de Tratamiento del Cólera en muchas poblaciones. “Cuando ven tantos enfermos como ellos, se echan atrás sin darse cuenta que es mucho mejor tratarles de manera especializada y sin poner en peligro los hospitales comunes”, explica Otero.

Haití no sólo requiere ayuda contra el cólera sino que sigue clamando por el cumplimiento de las grandes promesas que el mundo le hizo tras el terremoto. Hasta ahora ha sido un clamor relativamente silencioso. Pero la paciencia se agota. Miles de personas se manifestaron ayer en Cabo Haitiano (norte) y Hinche (centro) para protestar contra la actuación del Gobierno y la ONU ante el brote. En el primer caso, los manifestantes quemaron una comisaría; hubo cuatro heridos. En Hinche, apedrearon a los soldados nepalíes de Naciones Unidas a quienes muchos culpan de haber llevado allí la enfermedad.

Las elecciones están previstas el día 28. Hay expectativas de mejora. Pero también temores de todo tipo. Y en Haití el pesimismo goza de gran credibilidad.

El giro a la derecha de Sarkozy abre la carrera por liderar el centro político. Los ex ministros Borloo y Morin se desmarcan de la UMP

Lluís Uría (La Vanguardia)

Tema: Francia

El centro político está agitado. Marginados del nuevo Gobierno de François Fillon, cuya composición les ha dejado únicamente con dos de las treinta carteras a repartir –Justicia y Ciudad, atribuidas a Michel Mercier y Maurice Leroy–, y expulsados del Gabinete dos de sus más conspicuos líderes –Jean-Louis Borloo y Hervé Morin–, los grupos centristas integrados en la denominada “mayoría presidencial” de Nicolas Sarkozy han empezado a mostrar una gran efervescencia, ávidos de repente de disfrutar de su redescubierta libertad y volar por su cuenta fuera del nido.

La apuesta del presidente francés por nombrar un Gobierno de continuidad escorado a la derecha –integrado básicamente por miembros de la vieja y la nueva guardia del partido gubernamental, la UMP, con la vista puesta en las elecciones presidenciales del 2012–, puede acabar teniendo un curioso –y no buscado– desenlace: el posible reagrupamiento de la disgregada familia política centrista cara a presentar un candidato propio al Elíseo.

Los primeros movimientos para desembarazarse de la tutela sarkozista e intentar liderar este proceso –varios son los candidatos a hacerlo– empezaron a producirse ayer mismo, menos de veinticuatro horas después de la remodelación del Gobierno.

Jean-Louis Borloo, presidente del Partido Radical –y en tanto que socio fundacional, vicepresidente de la UMP–, se ha colocado por voluntad propia en la pole position de esta particular carrera. Decepcionado por no haber sido nombrado primer ministro –en contra de lo que Sarkozy le había dado a entender–, ultrajado por los ataques que ha recibido a manos de Fillon y otros barones de la UMP, el ex ministro de Ecología, Energía y Transportes decidió el domingo abandonar el Gobierno, pese a los desesperados intentos del presidente francés de retenerle. “Prefiero recuperar mi libertad de proposición y de palabra al servicio de mis valores”, declaró, mientras sus colaboradores apuntaban a una posible dimisión de la vicepresidencia del partido hegemónico.

Anoche, Borloo reunió en la Asamblea Nacional a sus partidarios para abordar un proyecto que acaricia desde hace un tiempo: la constitución de una confederación de grupos centristas, a la que podrían sumarse la Izquierda Moderna del ex socialista Jean-Marie Bockel y la Alianza Centrista de Jean Arthuis. La cita ya estaba prevista, pero los últimos acontecimientos le confirieron un significado especial.

Enfrente, Borloo tendrá al ex ministro de Defensa, Hervé Morin, líder del Nuevo Centro –aliado de la UMP pero desde fuera–, que le disputa el liderazgo del centroderecha. Morin ha tenido declaraciones muy duras para el nuevo Gobierno del que ha sido despedido –que calificó de “equipo de campaña de la UMP”– y dio a entender que no descarta concurrir en las presidenciales.

François Bayrou, presidente del Movimiento Demócrata (Mo-Dem) –heredero de la histórica UDF–, observa con interés todos estos movimientos. Líder natural del espacio centrista después de haber obtenido más del 18% de los votos en las presidenciales del 2007 con un discurso equidistante, Bayrou ha acabado sin embargo lastrado por su acendrado antisarkozismo. Ayer llamó a los diversos grupos centristas, “que acaban de constatar cruelmente su insignificancia”, a reagruparse. Detrás suyo, naturalmente...

La carrera por el liderazgo centrista va a ser tan disputada como la de la fórmula 1 en Abu Dabi. Con un cuarto piloto al acecho: el ex primer ministro Dominique de Villepin, más decidido que nunca a vengarse de Sarkozy.

- La irresistible ascensión de un aspirante a heredero. Copé toma el mando de la UMP

François Fillon es el ganador de la remodelación del Gobierno francés. Pero su victoria ha sido incompleta. El primer ministro fracasó en su intento de evitar que el jefe de filas de la UMP en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé, su mayor rival potencial, tomara las riendas del partido. Mañana, Copé será elegido nuevo secretario general de la UMP, un cargo clave en su declarada ambición de postularse como candidato al Elíseo en 2017... una vez retirado Nicolas Sarkozy. El presidente francés, alentado por Fillon, intentó convencer a Copé de entrar en el Gobierno con un gran ministerio para alejarlo del partido. Pero el carismático jefe del grupo parlamentario, que ha mantenido una calculada dosis de libertad respecto al Elíseo, declinó la oferta. Sarkozy se avino finalmente a entregarle las llaves de la UMP –¿para hacer contrapeso a Fillon?–, a condición de hacer tándem con su fiel Brice Hortefeux, vicepresidente del partido. Copé no hace sino seguir los pasos de Sarkozy, que se aseguró la candidatura al Elíseo en 2007 tomando el control de la UMP en 2004.

Merkel confirma su liderazgo en la CDU y presume de “milagro alemán”. La canciller es reelegida líder de los democristianos con el 90,4% de votos

Rafael Poch (La Vanguardia)

Tema: Alemania

Angela Merkel se reivindica a sí misma. En el congreso de su partido (los democristianos de la CDU) que hoy concluye en Karlsruhe, mostró la economía como triunfo: el nuevo “milagro alemán maravilla al mundo”, dijo, y ella es su artífice. Ahí están los números: “Recibí el país con cinco millones de parados, hoy hay menos de tres”, dijo, en un discurso de casi hora y media, concluido con diez minutos de ovación. Su reelección al frente del partido no ha tenido problema: 90,4% de los votos, cinco puntos menos que hace dos años. No está mal.

“La economía crece como nunca, el paro retrocede claramente, la recaudación fiscal aumenta, ¿qué más podía desear un partido en el gobierno?, observa el diario Schleswig-Holstein am Sonntag. Lo malo ocurre de puertas afuera y es toda una paradoja. Las encuestas son desastrosas para Merkel. Puede que el descontento sea menos vivo y más discreto que el que merecen Zapatero en España, Sarkozy en Francia o Berlusconi en Italia, pero no menos profundo.

Su política energética, alargando la vida de las centrales nucleares al gusto de los grandes consorcios eléctricos, ha roto un consenso nacional y ha desatado la mayor movilización antinuclear de los últimos años. Tampoco ha gustado que tras el millonario rescate a los bancos que esquilmó las cuentas públicas, la austeridad se imponga sobre todo a costa de los más desfavorecidos. Reveladora ha sido la reforma de la Seguridad Social aprobada el viernes que sube las cotizaciones, del 14,9% al 15,5% del salario bruto, únicamente a expensas de los asalariados mientras se congela la aportación de las empresas. En ese clima, los mansos sindicatos alemanes sacaron el sábado a 100.000 personas a la calle en protestas coordinadas contra la política social y económica. “No queremos una república en la cual potentes lobbies determinen las directrices de la política con su dinero”, dice el jefe del sindicato metalúrgico, Berthold Huber.

Este malhumor social trasciende a los compartimentos, frecuentemente incomunicados, de obreros, ecologistas y demás. En Stuttgart, la oposición a las obras de la nueva estación ferroviaria ha sacado a la calle a sectores normalmente conformes y evidencia, según los observadores, un amplio descontento burgués con una manera de hacer política que ignora por completo el sentir de la ciudadanía.

Fuera de Alemania, la impresión de que Merkel utiliza la crisis para hacer avanzar en Europa intereses puramente nacionales alemanes, despierta descontento y rumores en Bruselas, París y hasta en Madrid. La Merkel del 2008, “mamá de Alemania”, como se decía, y “mujer fuerte” global, como pregonaba la revista económica Forbes, ha pasado a la historia.

Merkel respondió a todo eso ayer con un enérgico y triunfal discurso. “Las decisiones que hemos tomado este otoño pueden ser contestadas en un primer momento, pero son necesarias y a largo plazo convencerán”, dijo la canciller. El balance de su coalición con los liberales es “satisfactorio en su contenido”, aunque “no en el estilo”. Pese a todo, Alemania va bien, y en primer lugar la economía. “En plena crisis prometimos sacar adelante a Alemania, hoy está mejor que casi todos los demás” –dijo la canciller, de 56 años–. El mundo habla de un nuevo milagro alemán (...) en realidad no es un milagro sino algo que los alemanes y la CDU hemos conseguido trabajando duro y en la dirección correcta”.

Merkel desmintió las críticas que su política merece en Bruselas. Inicio de aquella política fue la reserva y demora de la canciller alemana para acudir en ayuda de Grecia, una pérdida de tiempo que costó mucho dinero la pasada primavera. De la mano de Alemania, la crisis pasó de ser identificada el año pasado con los desmanes e irresponsabilidades especuladoras de los bancos, a ser una mera consecuencia de los socios manirrotos del sur de Europa. Merkel defendió ayer eso: Grecia, dijo, “puso en juego la estabilidad del euro y el futuro de Europa”.Y añadió una reivindicación directa de su criticada conducta: “El buen europeo no es siempre el que actúa rápido, sino el que actúa con inteligencia”.

En el 2011 Alemania celebrará elecciones en seis de las 16 regiones del país. Este año ya perdió el gobierno de Renania del Norte Palatinado, y con ello la mayoría en el Bundesrat, la cámara alta (federal) del Parlamento. Ahora, la primera de las elecciones del 2011 será en marzo en Baden Württemberg, donde hay posibilidades de que los Verdes acaben con la hegemonía de la CDU, que lleva 58 años en el poder en la región. Si hay derrota, Angela Merkel podría jugarse allí el liderazgo alemán. Respecto al europeo, ya parece haberlo quemado.

- Delegaciones del PP y UDC.

El congreso contó con la presencia de representantes de toda Europa. De España, una delegación del PP, encabezada por Jorge Fernández Díaz, vicepresidente tercero del Congreso, y otra de UDC, representada por Salvador Sedó, secretario de relaciones internacionales.

- El delfín Güttenberg. El ministro de Defensa es la estrella ascendente de los democristianos

Hay una nueva estrella en ascenso en el campo democristiano alemán. Se llama Karl-Theodor zu Güttenberg, es barón y millonario. Tiene 39 años, es católico y está casado con la condesa von Bismarck- Schönhausen, descendiente del Canciller de Hierro que unificó Alemania. El joven zu Güttenberg fue ministro de Economía en el gobierno de gran coalición con el SPD que presidió Angela Merkel, y ahora es ministro de Defensa. En octubre, un 23% de los alemanes declaraba en las encuestas que el barón sería preferible como canciller que Angela Merkel, que sólo recibió un apoyo del 14%, pero, ¿tiene posibilidades?

La canciller no tiene, hoy por hoy, quién la desafíe en su liderazgo. Sus grandes rivales internos, los barones (políticos) regionales Roland Koch, Christian Wulff y Jürgen Rüttgers, han salido de la escena. Koch, que era presidente de Hesse, se pasó a la empresa privada. Wulff se convirtió en presidente de Alemania. Rüttgers abandonó la política tras perder las elecciones en Renania del Norte-Westfalia. No hay nadie que haga sombra a Merkel, excepto Güttenberg.

Mucho depende de las elecciones del 27 de marzo en Baden Württemberg, con capital en Stuttgart. La región es un feudo de la CDU desde hace 58 años. Si el partido pierde por vez primera estas elecciones, como parece muy posible, en beneficio de los verdes, la situación podría hacerse explosiva para Merkel, según observa el periódico conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. La pregunta de si un millonario aristócrata podría llegar a ser el nuevo caballo blanco de los conservadores alemanes, es discutible. Güttenberg, siempre con el pelo engominado, ha demostrado, a efectos de imagen, ser un hombre capaz de despeinarse. Se le ha visto en Afganistán, con la tropa, en diversas ocasiones, compartiendo rancho y combatiendo cualquier imagen de finolis de buena cuna que se quiera transmitir de él. Los prejuicios de clase plebeyos quizá no sean un inconveniente.

A Güttenberg se le ha visto en una discoteca con una camiseta del grupo de rock duro AC/DC, un aviso del gancho que puede tener hacia los jóvenes. Su mujer, la condesa von Bismarck, metió la pata en un programa de televisión en el que colabora, denunciando a presuntos pederastas. Uno de ellos desapareció como consecuencia de una de esas denuncias extrajudiciales, pero el asunto no llegó a mayores porque los medios de comunicación no se la tienen jurada a Güttenberg, sino más bien al contrario. Su fortuna tampoco es un inconveniente insuperable.

La envidia ibérica no es un defecto mayor en Alemania. Muchos podrían pensar, incluso, en las ventajas que una fortuna personal significa para un político, en términos de ciertas garantías de independencia, de resistencia a las tentaciones de enriquecimiento, etcétera.

Dicho esto, el verdadero inconveniente de Güttenberg podría ser su condición de bávaro. En Alemania nunca un bávaro ha ganado unas elecciones generales. Un político de la talla del fallecido Franz Josef Strauss, se estrelló en 1980 contra Helmut Schmidt. La discusión sobre Güttenberg comienza ahí. El estilo populista y rudo de ciertos políticos de la CSU no gusta a muchos alemanes. La ventaja de Güttenberg es que su imagen no entra en ese cliché. Es culto y sofisticado. Quizá él pueda romper la maldición bávara.