martes, 16 de noviembre de 2010

TVE confiesa que emitió programas y series sin haber cerrado los contratos

Rodrigo Gutiérrez, Javier Romera (El Economista)

Tema: Corrupción

La lista de irregularidades cometidas durante el tiempo que Luis Fernández se mantuvo al frente de RTVE no parece tener fin y esta vez ha sido el propio Alberto Oliart, nuevo presidente de la Corporación, quien ha tirado de la manta.

Entre las respuestas que el ex ministro ha remitido a las interpelaciones del Partido Popular en el Congreso de la Diputados se encuentran varias relativas al encargo de producciones audiovisuales que el organismo hizo a productoras privadas sin haber cerrado antes los respectivos contratos.

En concreto, estas anomalías se habrían producido en la mayoría de los títulos analizados de una lista demás de 15 producciones elaborada por el principal partido de la oposición, entre las que se incluyen España Directo, producido por Mediapro, y Águila Roja, la serie líder de audiencia que realiza Globomedia, socio de la productora de Jaume Roures en el grupo audiovisual Imagina.

Así, Oliart reconoce en sus respuestas que hubo contratos firmados con posterioridad al inicio de la producción, una situación que achaca a la complejidad de las contrataciones audiovisuales. "Son documentos complejos y por lo tanto no se pueden cerrar en un espacio corto de tiempo", explica, aclarando que la firma del documento se puede "dilatar en el tiempo cuando ambas partes son grandes compañías con tiempos burocráticos significativos".
- Encargo definitivo.

"En ocasiones", continúa, "puede suceder que la fecha del contrato definitivo no indique el momento del encargo, sino la formalización del mismo". No obstante, además de este tipo de irregularidad el presidente de RTVE también reconoce otras anomalías en el proceder de la Corporación, como "la producción de más capítulos" cuando ya se han cesado las emisiones de un determinado contenido o, por otro lado, la no suspensión de una determinada producción cuando no se alcanza la cuota de pantalla estipulada.

"La actual fragmentación de las audiencias hace difícil la obtención de los porcentajes de audiencia históricos", expone Oliart.

- Errores humanos.

En el caso de la serie de ficción Águila Roja, el hecho de que en su contrato inicial no aparecieran ni el número de capítulos adicionales a suscribir ni la fecha en que TVE debía notificar la extensión de la serie es imputable a "un error humano, que basándonos en el volumen de contratación podría considerarse aceptable".

En otras ocasiones, como la adquisición de los derechos de emisión de la Selección española de Fútbol, Oliart reconoce que el contrato fue anterior al informe realizado por la Asesoría Jurídica por no hallarse concluida la negociación entre las partes "al comienzo de la competición".

Por otro lado, según la Ley Audiovisual el Gobierno debería haber suscrito antes del 31 de octubre el contrato-programa con RTVE. Sin embargo, a día de hoy la Corporación sigue sin contar con un marco seguro de trabajo.

Una cosa y su contraria

Julio Anguita (El Economista)

Tema: Economía

La decisión de la Reserva Federal de inyectar al sistema financiero 600.000 millones de dólares para comprar a los bancos tenedores de activos financieros bonos del Tesoro, créditos inmobiliarios y obligaciones de empresa ha originado algún que otro comentario benevolente, pero de manera mayoritaria ha despertado críticas y recelos.

Esta operación, denominada en el argot financiero quantitative easing, no conlleva necesariamente la impresión de billetes; simplemente se pone en marcha con un apunte contable que permite hacer dinero de la nada. Los autores de la decisión esperan que con ella los antiguos propietarios de los activos vean crecer su liquidez y puedan seguir prestando un dinero bastante deletéreo.

La actuación de Ben Bernanke ha sido criticada duramente por Sarkozy y comparada con la actitud del Gobierno de China de mantener devaluada su moneda por otros métodos. En 2008, ya la pusieron en marcha algunos gobiernos de la Unión Europea, aunque con otros fines ligados a apagar el incendio creado por la banca.

Todos los gobiernos que se han manifestado remiten a la cumbre del G20 celebrada en Seúl la clarificación de las posiciones y la toma de decisiones ante esta declarada guerra de monedas, que no es otra cosa que una contienda comercial agravada por la crisis.

No parece que la reestructuración o mini-ajuste de poder efectuado en el Fondo Monetario Internacional sirva por ahora como ámbito de coordinación y/o arbitraje mundial. Y es que el problema reside en que nadie se atreve a plantear la nueva situación producida por el hecho de que la globalización capitalista ha llegado a su limes geográfico, al fin físico y financiero del territorio a colonizar.

Por eso, ninguna de las cumbres anteriores ha producido otra realidad que los ríos de tinta impresa o los hiperbólicos titulares audiovisuales.

Por una parte, quieren llegar a un necesario Bretton Woods actualizado, y por otra, se aferran a sus políticas nacionales. Esa contradicción interna nos sigue arruinando.

Joan Herrera: "Catalunya es de izquierdas. Hay que salir de la resignación"

Xavier Sardà (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones
Formal. El candidato de ICV-EUiA llega puntual. Pese a las caricaturas, no lo hace en bici. Pulcritud de abogado ecologista, cara de buen chico y resabio de extrarradio.

Ideas claras. Al sentarse, se recoloca los breves cabellos y queda claro que tiene más de dos dedos de frente. Resulta cómodo lanzarse a la charla.

- Su infancia son recuerdos de barrios bastante duros. Ambos estudiamos en el mismo instituto de la Verneda, el Juan de Austria...

-Yo venía de la Diagonal Mar de antes, la que no conocía la gente, la que tenía la fábrica de Macosa enfrente. Iba andando a la Verneda y lo cierto es que te atracaban regularmente cuando venía gente de La Mina [sonríe]. Creces con eso, saliendo de casa casi sin dinero para que no te lo quiten. Antes había vivido en Nou Barris, que ya era una buena escuela de supervivencia. Esa era la Barcelona real de determinados barrios durante los años 80.

-Y usted, tan buen chico.

-Bueno, yo me dedicaba a estudiar y también me gustaba mucho nadar. Estuve en el Júpiter, que era el club de referencia de la Verneda. Ahora se habla mucho de la inseguridad, pero también recordamos mucho la Barcelona metropolitana de aquellos barrios y no hay ninguna duda de que ha mejorado.

-Había bandas y hostias serias. En mi clase estudiaba el que luego llevó a cabo el atentado contra la revista El Papus.

-En mi barrio estaba el Peseta, y de repente se oía a alguien que decía: «¡Que viene el Peseta!», y nos íbamos todos cagando leches.

-Es curioso que a pesar de todo tenga ese carácter casi sacerdotal. En Polònia es buenísimo. Lo pintan como a un ingenuo.

-Ya... Para mí un ingenuo es el que cree que no se puede luchar contra el cambio climático. La primera vez que vi la imitación estaba muerto de vergüenza. Recuerdo que me avisaron de que saldría. Estaba con mi compañera sentado delante de la tele pensando: «Tierra, trágame». Vimos la imitación y Sònia me dijo: «Te han imitado muy bien». Sí, me hacen bastante hippy flowers y todo ese rollo, pero ya le digo, yo creo que los ingenuos son otros, aunque acepto bien la caricatura.

-Un poco ingenuo tiene que ser usted al mantener posiciones de izquierda. Aquí, para algunos, solo caben dos opciones: o eres independentista o eres facha.

-No, oiga, lo mas importante de estas elecciones autonómicas es cómo salimos de la crisis económica. Si el próximo 28 de noviembre gana Artur Mas, se producirá un recorte de derechos; el otro escenario es de ampliación de derechos. Son las primeras elecciones con una crisis económica de caballo y, además, con una ofensiva bestial de los valores conservadores de Europa.

-El año que viene puede ser duro.

-Mire, le voy a contar una historia sobre una chica de Santa Coloma de Gramenet a la que le habían embargado el piso. Se lo habían embargado a un precio muy inferior aplicando la ley hipotecaria. Y le habían embargado el sueldo. Al cabo de un tiempo, esa misma chica encontró trabajo y acabó diciendo que no lo quería porque si cobraba se quedaban con su sueldo. Hace cualquier cosa pero solo si le pagan en negro. Es un claro problema de leyes. La gente se tira a la economía sumergida.

-Ganará el señor Mas.

-Yo tengo esperanzas de que finalmente no sea así porque la mayoría de la gente de este país es de izquierdas. Hay que salir de la apatía y de la resignación.

-Pero el tripartito se ha comunicado poco con la gente. Estamos en la uvi y el médico no ha salido a dar explicaciones...

-Es cierto, quizá ha faltado más energía a la hora de comunicar, pero lo que se ha hecho es realmente importante.

-Deja Madrid y se va al Parlament de Catalunya. ¿No le gustó Madrid?

-Madrid está muy bien, a mí me encanta, pero hemos ido de más a menos porque al principio nos entendíamos muy bien con José Luis Rodríguez Zapatero y, al final, nada. Zapatero es una persona que en materia de libertades es de izquierdas pero que en materia económica no era. Ni siquiera digo de derechas, digo que no era. Ya en la anterior legislatura nosotros le decíamos que frenase el endeudamiento de este país y él nos decía: «No, la burbuja no se puede desinflar».

-Pero la política de recortes es, dicen, impepinable.

-No estoy de acuerdo. Creo que Europa está en una salida dogmática de la crisis... ideológica, ideologista.

-No hay margen real para los gobiernos nacionales.

-Tampoco es cierto, y no comparto esa afirmación por una razón: el esfuerzo fiscal de los que juegan a bolsa de un día para otro es bajísimo, las empresas que ganan más de cien millones al año... Oiga, pueden aportar algo más. Ayudamos a los bancos y no dan crédito. Por no hablar de las compañías eléctricas. Se pueden hacer muchas cosas.

-Pero si el capitalismo ha encontrado un paraíso en los países comunistas... Dictadura de partido único y el sueño de las empresas.

-China es el peor de los mundos. Falta de libertades y capitalismo salvaje. De todas maneras, en China comienzan ahora las protestas y movilizaciones en las fábricas. ¿En España tenemos que competir con costos laborales bajos? ¿Dónde llegaremos?

-Su hijo tiene 2 años. ¿Qué mundo le dejaremos?

-Yo volví de Copenhague muy frustrado. No quiero que nuestra generación pase a la historia como la generación de los que no supimos hacer nada contra el cambio climático. Le decimos a la gente que recicle, que cambie las bombillas... pero ¿donde está la apelación a las políticas de Estado? Le aseguro que eso me quita el sueño.

-Menos mal que ha venido el Papa y eso va a reforzar espiritualmente a la izquierda.

-[Sonríe.] Yo no entiendo muchas de las cosas que han pasado con el Papa. Esos bandos municipales de bienvenida... A mí me parece muy bien que los creyentes vayan a misa. Fantástico. Mire, yo tengo amigos cristianos de base que están muy enfadados con el Papa. Pero lo que me preocupa realmente es que con su visita hemos consagrado el Estado confesional. Si eres creyente, ve a misa, pero no puedes ir a misa en función de tu cargo institucional. Tienes que separar tu cargo de tus creencias. Además, los acuerdos firmados por España con la Santa Sede son preconstitucionales, tienen privilegios fiscales. ¿Cómo puede ser que una de las confesiones elija a los profesores de religión? Y los despiden cuando quieren, aunque, eso sí, pagando todos.

-¿Fidel Castro o Manuel Fraga?

-La figura histórica de Fidel me parece más interesante, la verdad. Siempre teniendo en cuenta que discrepamos en muchas cosas. Yo fui a Cuba cuando tenía 18 años. Considero que la revolución cubana fue un ejemplo de derechos sociales pero sin libertades.
-¿Pasqual Maragall o José Montilla?

-No elijo, pero que Montilla haya sido president es muy importante para este país. Ha sido una excelente noticia que nos hace mejores. Fíjese, no sé si sería posible que en Andalucía un presidente catalán con acento catalán fuese presidente del Gobierno andaluz. Hay una visión de lo que es Catalunya muy monolítica y hoy Catalunya la formamos todos. Es Santa Coloma, el barrio del Besòs y la Plana de Vic. Por eso yo soy federalista, que ya sé que es muy complicado porque España puede que no esté por la labor en estos momentos. Pero el federalismo es una propuesta integradora. Hay que evitar las salidas en falso y también la trágala del Tribunal Constitucional. Se puede avanzar. Es una propuesta ambiciosa, piense que queremos cambiar la Constitución para que quepamos todos, pero creo que es posible.

-Mientras llega el futuro hay que saber vivir el presente... Elija un día de la semana.

-Últimamente, el domingo. Intento desconectar y estar con mi hijo. Ahora, con la campaña, lo veo poco.

-¿Su mujer trabaja?

-Sí. Hay que administrar el tiempo muy bien.

-Un enemigo.

-¿Un enemigo...? [Piensa.] Quizá la codicia.

-Un escritor.

-Stefan Zweig. Un hombre que tuvo que huir de los nazis y cuyas reflexiones son impresionantes.

-Un héroe.

-Nelson Mandela, quizá. Víctor Jara. También Miguel Núñez, un histórico nuestro que estuvo veinte y pico años en la cárcel. Fundador del PSUC, luchó como pocos, se jugó la vida como uno de los líderes del antifranquismo. Supo hacer política legal con generosidad, condenó a la Union Soviética... Para mí es un ejemplo de héroe anónimo.

-Un militar.

-¡Ostras! Aquí me ha cogido. [Piensa.] El general Prim.

-Un monumento.

-El Fossar de la Pedrera, en Montjuïc. Sé que no es un monumento en el sentido estricto, pero para mí representa a todos los represaliados.

-Su punto débil.

-Soy perseverante, pero no quiero llegar a la tozudez. A veces no se sabe dónde está situada la línea divisoria. Quiero ser obstinado pero no llegar a ser tozudo.

-Dicen que a veces nos ponemos el listón muy alto a nosotros mismos.

-Mire, en las últimas elecciones generales viví un momento muy duro. Habíamos trabajado mucho, luego la campaña electoral... y bajamos un diputado. Es cierto que por los pelos, pero al fin y al cabo bajamos un diputado. Mi frustración fue considerable. Por un momento uno llega a preguntarse si tanto esfuerzo merece la pena, lo reconozco, pero creo que sí.

Es un conversador reflexivo y apasionado a la vez. ¿Ya está? Esta entrevista, sí, pero la campaña electoral y la vida continúan. Veremos qué ocurre.

Víctimas del desarrollo. El Gobierno indio planea reubicar cinco pueblos para construir la mayor central nuclear del mundo

Mar Juncàs (El Periódico de Catalunya)

Tema: India

Las autoridades quieren que la electricidad llegue a todo el país en el 2032.

El paraje es idílico. Una vasta llanura de un verde eléctrico hipnotizador se extiende hacia el horizonte, por un lado, y hasta el mar Arábigo, por otro. Niños y niñas con trenzas, vestidos con uniformes impolutos, vuelven de la escuela a sus casas de adobe caminando entre los prados, donde los animales de pastura adornan el resto de esta imagen de postal.

Pero estas casi 1.000 hectáreas de belleza abrumadora en Jaitapur, en la costa oriental de la India, están amenazadas por un plan oficial que las cambiará por completo y para siempre: la construcción de la planta de energía nuclear civil más grande del mundo.

Para este ambicioso proyecto, el Gobierno indio planea expropiar terrenos a, al menos, unas 2.300 personas. Aunque los habitantes no quieren oír hablar ni de desalojos ni de reubicación lejos de su tierra ancestral. «Lucharemos si hace falta por quedarnos en nuestras casas», afirma una de las vecinas del lugar, Sita Narayanam, mientras es aplaudida por sus vecinas. El comienzo de las obras para la gigantesca planta está aún pendiente de la firma de un acuerdo final con Francia, el país que proveerá los reactores a la India, y eso podría ocurrir a finales de este año. Así, la central de Jaitapur estaría terminada en 2015. Para entonces, si el proyecto se realiza como está previsto, habrá obligado a reubicar cinco pueblos enteros.

El estudio medioambiental realizado por encargo del Gobierno sobre esta central ha sido criticado por algunos activistas por no detallar ni las medidas de seguridad, ni la problemática de la polución, ni cómo afectará a la pesca o la pastura, ni cómo se solucionará el desplazamiento de los poblados. «La construcción de esta planta en uno de los parajes más bellos del país será una ruina para su economía, el medio ambiente y los expropiados y vecinos», alerta el doctor S. P. Udayakumar, activista del Movimiento de la Alianza Nacional Antinuclear.

Para el activista, es un error que «el Gobierno invierta en plantas nucleares, pues tienen una vida de 40 años, mientras que los elementos radiactivos emitirán radiaciones durante cientos de miles de años».

- 19 reactores funcionando.

La de Jaitapur no es la única planta nuclear controvertida en la India, un país que tiene 19 reactores en funcionamiento. Como parte de la revolución industrial destinada a llevar electricidad a todo el país para el 2032 hay ocho centrales nucleares en construcción que dejarán a miles de personas sin hogar. En la central de Kalpakkam -construida en 1970 y la segunda más antigua del país-, ya se conocen los efectos que ha ocasionado en el medio ambiente y a desplazados y vecinos.

La construcción de esta planta, a 80 kilómetros al sur de la capital de Tamil Nadú, obligó a expropiar el terreno de tres poblados. Un total de 4.000 vecinos fueron realojados: algunos cerca de la costa, donde tienen su principal actividad económica, pero otros tierra adentro, lo que les ha ocasionado incalculables pérdidas.

- Problemas de salud.

En el pueblo de Kokkilamedu, el más próximo a las instalaciones nucleares, empiezan a hacer mella sus 40 años de actividad. «Los vecinos más mayores tienen problemas cutáneos, aunque su falta de educación no les permite entender qué les pasa y ni tan siquiera acuden al médico», explica Saran, uno de los pocos residentes del lugar que ha accedido a la universidad. Para este vecino, los problemas derivan de los residuos radiactivos y de los millones de metros cúbicos de agua caliente vertida al mar.

«El pueblo está tan cerca de la central que los pescadores tienen que ir cada vez más lejos, ya que a los peces, cerca de la orilla, se les cae la piel a tiras», explica Saran, a donde se alza la pared de cemento que separa la «zona de acceso restringido» y el poblado.

La India es el sexto consumidor de energía del mundo, aunque solo el 44% de los hogares rurales tienen acceso a electricidad. Por otro lado, el boom económico no da tregua, y la demanda de energía crece a un ritmo del 3,6% al año. Para cubrir esta necesidad, el Gobierno indio emprendió una carrera nuclear que se inició con un pacto de cooperación con EEUU en el 2008. Desde entonces, el país ha firmado otros acuerdos para recibir tecnología y combustible para producir y exportar energía nuclear con Rusia, Francia, Reino Unido, Argentina, Angola, Kazajstán, Namibia, Mongolia y Canadá.

Sobras para el pobre y menú de lujo para el gato

Begoña Arce (El Periódico de Catalunya)

Tema: Reino Unido

Cae la noche y las tiendas de sándwiches de Covent Garden están echando el cierre. La jornada ha terminado y los dependientes limpian bandejas y vitrinas. Su última tarea es tirar a la basura toda la mercancía que no se ha vendido. Nada se guarda para el día siguiente. Quienes pagan a la hora del almuerzo entre tres y seis euros al cambio por un emparedado exigen productos frescos.

Fuera, en la calle, un grupo, casi todos hombres, aguarda. Apenas el empleado saca las bolsas de plástico a la acera, los que esperaban se abalanzan a recogerlas. Rápidamente las abren y se reparten la comida. Unos desaparecen con los alimentos. Otros devoran allí mismo algo de lo que han pillado.

Los británicos vieron esas imágenes en televisión el otro día y cualquiera que pase por algún punto céntrico, como Charing Cross o Holborn, puede comprobar en vivo y en directo como funciona este humillante sistema de reciclado.

Cientos de personas, la mayoría sin un techo bajo el que vivir, están comiendo regularmente gracias a las sándwiches que rescatan de la basura. Quienes así sobreviven son ingleses o inmigrantes de los países del Este que se han quedado sin trabajo ni recursos y en algunos casos, con una familia que alimentar.

El paro ha empezado a castigar a los más débiles, pero también a las familias de clase media. Una organización caritativa, The Trusell Trust, ha creado «un banco de comida para combatir el hambre escondido en el Reino Unido», según reza su campaña. Un hambre que en muchos hogares, hasta hace poco relativamente acomodados, se oculta por pura vergüenza.

- Hogares necesitados.

La oenegé cifra en más de 12 millones las personas que en el Reino Unido viven en la pobreza. Muchas de ellas tienen problemas para encontrar algo que llevarse a la boca.

La organización recoge donativos en los supermercados y envía paquetes de comida, con productos básicos y nutritivos, a los hogares británicos necesitados. De momento, la oenegé alimenta a más de 40.000 personas y la demanda está aumentando a medida que se van suprimiendo las ayudas estatales.

Paradójicamente, en plena crisis económica, hay un sector de la alimentación que vive un auténtico boom. Los fabricantes de «menús gourmet» para gatos se están relamiendo de gusto.

Las ventas de las comidas de lujo para felinos de la firma Purina, una de las más potentes en el mercado, subieron un 5% el pasado año. Las latas de suculentas tiras de carne con gelatina, mousse de salmón o el combinado de buey y pollo, son algunas de las especialidades más solicitadas.

Al parecer, entre los ocho millones de propietarios de gatos que hay en el Reino Unido, existe la tendencia a comprar una lata sibarítica para el minino los días en que ellos disfrutan de una comida excepcional. ¿Y qué comerán los gatos de los hogares pobres? ¿Los restos de algún sándwich revenido? Incluso en el reino de los animales de compañía, siempre ha habido clases.

Nadie me robará la alegría

Joan Barril (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones

Siempre me había tenido por un tipo optimista. No solo eso: también tenía la sensación de poder comunicar mi optimismo vital a los demás. Para eso no hacía falta ser el rey de la fiesta ni caer en los liderazgos del chiste o de las palmaditas en la espalda. Bastaba con saber cuál era mi mundo y cuáles eran las puertas de servicio de los mundos ajenos. Los optimistas no somos necesariamente los alquimistas de la bondad. Un optimista también tiene su capacidad de irritación y tiende a rebelarse ante la injusticia y ante la autoridad hueca. Así debí crecer, convencido de que nadie podría arrebatarme la alegría social de sentirme uno entre muchos, y así, de esta manera, sentirme en paz con el tiempo y el lugar que me había tocado vivir.

Pero a veces miro atrás y busco el momento exacto en el que las cosas empezaron a cambiar. Como decía la famosa zarzuela, «hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengo». En estos días de elecciones, la política se me aparece como una letanía de frases de manual que ocultan el cúmulo más importante de prohibiciones individuales de la democracia. Observo con preocupación cómo los mismos que nos piden el voto se han dedicado a poner firmes a la gente común mientras sus socios de coalición iban inventando nuevas normas de las que quedaban excluidos los verdaderamente poderosos.

Me es difícil ser optimista en una sociedad que ya no se escucha a sí misma. Tiendo a creer en nada que para ser algo se nutra de quimeras de quita y pon o de mentiras para ser lucidas en los escaparates de tantos miedos inducidos por los cínicos. Me preocupa ver cómo las mejores mentes de las jóvenes generaciones son ridiculizadas y salarialmente humilladas hasta convertirlas en sicarios intelectuales de los que les ridiculizan o, en el mejor de los casos, en meros exiliados. Mis prácticamente nulas dosis de optimismo ni siquiera me sirven para ser espectador pasivo. Prefiero buscar un jardín secreto y allí alimentarme, en silencio y sin molestar a los dueños del circo, de la soledad tranquila que se experimenta en las cárceles del yo. La puerta está abierta.

Aminatu Haidar: "Los han masacrado y sumido en el terror"

Erena Calvo (El Mundo)

Tema: Saharauis

La activista saharaui Aminatu Haidar volará «en unos días» a El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental. Desde Las Palmas, donde se somete a diversos chequeos médicos, critica a Marruecos por la intervención militar en el campamento Gdeim Izik. Precisamente ayer se cumplía un año desde que Marruecos expulsara a la presidenta del Colectivo Saharaui de Defensores de los Derechos Humanos (Codesa) de El Aaiún al aeropuerto de Lanzarote, donde mantuvo una huelga de hambre de 32 días; su protesta se tradujo en uno de los mayores conflictos entre España y el reino alauí de los últimos meses.

Pregunta.– ¿Cómo se encuentra?

Respuesta.– Estoy muy triste. La población saharaui ha sido masacrada y vive ahora bajo un terror increíble. Hay muchas víctimas, pero no quieren hablar por ese miedo.

P.– ¿No se ha recobrado todavía la normalidad?

R.– No en cuanto a los ciudadanos saharauis. Muchos de ellos no quieren ni salir de casa. La policía ha detenido a cientos de jóvenes. Algunos de los que han sido liberados denuncian torturas y amenazas. Les dicen que si hacen fotos o declaraciones a la prensa los van a matar. Nunca he sentido tanto miedo en la gente.
P.– Marruecos dice que intervino pacíficamente en el campamento…

R.– Tenemos testimonios de saharauis que han recibido heridas por balas. Todo lo que está pasando en El Aaiún es muy, muy grave.

P.– ¿Más que la Intifada de 2005?

R.– Mucho más grave. Ahora hay muchos heridos y muertos, y también saqueos en las casas. La protesta del campamento ha sido la más grande de la historia saharaui en muchos años, con miles de personas reclamando mejoras económicas.

P.– Y había negociaciones en curso con las autoridades marroquíes.

R.–Sí, las había. Además, hasta el ministro de Exteriores marroquí, Taieb Fassi Fihri, afirmó en Madrid hace unos días que el campamento era legal. Tenían una serie de reclamaciones y estaban manteniendo reuniones y un diálogo las autoridades marroquíes y el comité de organización del campamento.

P.– Pero no cuajaron finalmente.

R.– Marruecos cambió el curso de los acontecimientos. Lo que nadie se puede explicar es que asaltaran el acantonamiento violentamente el mismo día que se sentaban en Naciones Unidas con el Frente Polisario para sentar las bases de una reunión formal. Máxime cuando, repito, era una protesta pacífica contra la política de Rabat de marginación de los saharauis.

P.– Saharauis que defienden las tesis de Marruecos se han quejado de esa marginación estos días…

R.–Hay una discriminación total. Se prioriza a los marroquíes que residen en el Sáhara Occidental y dejan que los saharauis vivan en condiciones precarias. La respuesta fue violenta porque Rabat no respeta ningún derecho de los saharauis. Sólo les interesa el expolio de nuestros recursos naturales y la ocupación ilegal del territorio.

P.– Se denuncia mucha violencia en las calles de la ciudad…

R.–Sí, se ha ejercido mucha violencia incluso contra niños, mujeres y ancianos; ha habido agresiones físicas, violaciones, registros, saqueos de casas y muchas detenciones. Después de todo lo que ha sucedido ahora, tengo aún más voluntad de seguir adelante en mi lucha justa hasta la victoria final, y hasta que los derechos humanos sean respetados. Como activistas, optamos siempre por una vía limpia y no violenta.

P.–Su asociación trabaja para determinar el número de víctimas…

R.–Hay testimonios que aseguran que hay una treintena de cadáveres en la morgue del hospital militar. Pero nosotros como activistas no podemos confirmarlo porque no tenemos pruebas. Con nombres y apellidos sabemos que hay cuatro muertos.

El agrimensor ha muerto

Antonio Escohotado (El Mundo)

Tema: Ciencia

Cuando le faltaba un mes para cumplir 86 años, el matemático Benoit Mandelbrot confió su figura al recuerdo, quizá imaginando que la memoria separaría como acostumbra la cáscara del fruto, habilitándole un lugar de honor entre los maestros del género humano. Por lo demás, fue alguien lo bastante poco notorio para el gran público como para justificar algunas aclaraciones.

Empezó irritando a su gremio por su obstinación en estudiar figuras técnicamente conocidas como aberraciones o monstruos, y se adelantó a todos en aprovechar la potencia de cálculo del ordenador para hacerlas visibles. Basta teclear la palabra fractal en cualquier buscador para situarse ante ellas, que podrían parecer simples variantes de la espiral y la filigrana si no fuesen paisajes insondablemente profundos. En efecto, podemos amplificar el detalle de cada uno, y –lejos de topar antes o después con algún granulado borroso– cada golpe de zoom descorre otro paisaje tan nítido como entero, completamente distinto del previo y a la vez provisto de rasgos comunes, donde la diferencia no excluye «autosemejanza » y «constantes de escala».

¿Acaso nos dicen algo sobre el resto del mundo esos seres exóticos, revelados sólo por la multiplicación de ciertos números? Tras años de pensarlo, Mandelbrot contestó que probaban la regularidad de formas descartadas por caóticas, certificando el nacimiento de una geometría capaz al fin de medir la tierra, promesa incumplida por Euclides y sus sucesores. Las trayectorias esquemáticas, monótonas y pasivas en las que fuimos educados, añadió, eran por una parte el resultado de fantasear con un tiempo, un espacio y un movimiento absolutos, como Newton, y por otra de que el geómetra tuviese como únicos útiles la regla y el compás. Cuando dispuso de una herramienta que además de mecanizar el cálculo permitía simular situaciones, inaugurando con ello una variante inédita del experimento científico, empezó a entrever una malla más capaz de capturar lo real que las curvas y sólidos clásicos, donde el abismo entre la figuración y lo figurado impone «suavizar » todos los perfiles.

A partir de entonces sería posible mirar de frente lo rugoso y áspero, las aristas distintivas del mundo físico, que Mandelbrot decidió llamar fractales partiendo del latín fractus, «quebrado». Debía empezar estudiando el universo de cosas etiquetadas como matemáticamente monstruosas, para verificar si había o no allí alguna «medida de la irregularidad», y unos pocos años de colaboración con los ingenieros de IBM le permitieron descubrir que esos engendros infinitamente complejos podían a veces comprimirse en algoritmos muy breves. Quedaba abierto así el camino para toda suerte de aplicaciones informáticas, pero fundamentalmente había llegado el momento de aclarar que –a diferencia del círculo, el triángulo y otras nociones nacidas sólo de nuestra definición– tales monstruos son objetos. Aunque podemos saber o no de ellos, examinar el proceso de cualquiera descorre un pormenor tan inagotable como el almacenado en las demás cosas mundanas.

Sólo faltaba asumir que la aberración matemática cubre en realidad al conjunto de la naturaleza, orgánica e inorgánica, y que su detalle resulta nivelado para poder imponerle el orden a priori de algún determinismo. Nuestra capacidad para profetizar sobre seres objetivos es directamente proporcional al maquillaje que depositemos sobre sus circunstancias efectivas; pero reconocerlo sólo paralizará a quien prefiere la suposición a la constatación, y más bien promueve maneras de juzgar menos subordinadas al prejuzgar, uno de las cuales es precisamente la matriz que genera autosemejanza y constantes de escala. Esto es lo que enseña la regular irregularidad del objeto fractal, y lo que observamos en fenómenos tan dispares y universales como el curso de los riachuelos, la arquitectura de la alcachofa, las ramificaciones arbóreas, las nubes, las líneas de costa, el esqueleto de cualquier hoja y toda suerte de turbulencias, sin olvidar el ritmo cardiaco y el respiratorio, las cotizaciones bursátiles o la distribución de estrellas en el firmamento.

Aunque pudiera estar aún en pañales, el análisis fractal presta atención al universo desequilibrado y absurdo que no imita a las figuras y sólidos ideales, púdicamente excluido hasta entonces por violar el equilibrio reversible del determinista. Mandelbrot había empezado investigando zonas de aleatoriedad o singularidad excepcional, habitadas por objetos en movimiento que surcan distancias infinitas en áreas finitas, sin salirse del plano ni ennegrecerlo uniformemente, y volvía intrigado por el parentesco de su conducta con el de espontaneidades. Sus maestros habían construido una geometría articulada sobre los conceptos de necesidad, fuerza y exactitud, cuando la futura partiría de convertir esa tríada en «azar, forma y dimensión», subtítulo de Los objetos fractales (1975).

Entretanto, sabios no menos díscolos académicamente registraban fenómenos de autoorganización en campos tan dispares como la dinámica de fluidos, el rayo láser y las cadenas de aminoácidos. Ajenas inicialmente unas de otras, sus investigaciones cuestionaban el dogma de las trayectorias inertes con entidades como los «atractores extraños», percibiendo desde distintos ángulos que «las cosas no idealizadas se hacen », y al resultar manifiesta la convergencia de resultados y métodos nació el nuevo paradigma científico, conocido como teoría del caos o de la complejidad. El gran público conservaría de ello el efecto mariposa –esto es, que el batir de unas alas basta para alterar el clima a largas distancias–, normalmente sin reparar en que ese rasgo del clima vale para cualquier marco no idealizado, pues los sistemas físicos actúan como si recordasen (exhibiendo una «sensibilidad a sus condiciones iniciales»), y microcambios disparan macrocambios.

El químico y cosmólogo Ilya Prigogine presentó el nuevo paradigma como resultado de «insertar la vida en la materia, y al ser humano en la vida». Aunque acabaría siendo un premio Nobel, no pudo leer su tesis doctoral porque planteaba una termodinámica del desequilibrio, y era entonces indiscutible la identidad de termodinámica y equilibrio. Igualmente indiscutible era que el paso del tiempo mide el progreso universal del desorden, una tesis demolida por Prigogine con poderosas razones. En primer lugar, dicha proposición ignora la diferencia entre sistemas cerrados y abiertos, así como «estructuras disipativas» donde el desequilibrio se aprovecha creativamente. En segundo lugar, las transiciones de caos a orden no son la excepción sino la regla, porque lo irreversible del tiempo convierte el azar molecular en información (complejidad), fundando objetos que tienen a su disposición muchos estados estables, en vez de uno solo.

Por distintos caminos, que coincidieron en la necesidad que tuvo cada uno de mantenerse gracias a la empresa privada, Mandelbrot y él habían descubierto algo tan complementario como medir la Tierra y devolverle al tiempo su dimensión de historia de la naturaleza. Esa hazaña sigue produciéndonos vértigo, al revelar en lo etiquetado como caos un orden de grano más fino, construido por interacción entre los objetos y su medio. Lo tenido tradicionalmente por orden es un residuo de la hipotética orden dictada por el Omnipotente, que de haber querido separar libertad y movimiento, materia y devenir, bien podría haber hecho un universo sin pormenores, tan alisado como cualquier curva regular.

Los años 60 y 70 evocan una revolución en los gustos y las costumbres, y mucho menos la mayor revolución científica ocurrida desde principios del siglo XX, cuando la relatividad y la mecánica cuántica jubilaron el paradigma clásico. Iba a ser mucho más fácil liberar a la sexualidad del inquisidor, e introducir el aglomerado de drugs & rock’roll, que atender a los colosos más recientes del pensamiento, que empezaron escandalizando por novedosos y ahora tratan de archivarse discretamente. Quienes enseñan a Euclides y Carnot deberían reservar algún espacio a la renovación de sus respectivos campos, pero lo cierto es que ni la geometría fractal ni la termodinámica del desequilibrio han hecho acto de presencia todavía en nuestros planes de estudio.

Esto podría relacionarse con el hecho de que la complejidad sea embarazosa, tanto para quien reparte certezas absolutas como para el cultivador del especialismo. Pero haríamos mal divorciando su indolencia de un espíritu más amplio e imperativo, como el que por ejemplo guía a la Real Academia de la Lengua. Aristóteles vio en la ciencia el fruto del «asombro» ante la naturaleza, prolongado por una insaciable «curiosidad». Siete siglos después, en sus Confesiones, San Agustín opuso que la ciencia es «una curiosidad malsana», cuando la Humanidad dispone de una verdad revelada más segura y clara, y va a ser esto lo que apoye nuestro Diccionario. Leemos allí que asombro es «susto, espanto», y curiosidad el «deseo de saber o averiguar alguien lo que no le concierne ». Hasta la edición de 1976, curiosidad era «deseo de saber o averiguar alguna cosa », pero he ahí que cosa se ha estabilizado como lo que no nos concierne.

So pretexto de «pulir y dar esplendor», obrar como dueño de una lengua suscita entre otros efectos el pacto de ese usurpador con los incomodados por la emergencia del nuevo paradigma científico, que no en vano empezó a definirse como tal a mediados de los 70. Aquel brote de destrucción creativa puso en cuestión a la gran mayoría de los docentes, convencidos de que sus respectivas disciplinas están fundamentalmente conclusas, y la única incógnita de nuestro caso es saber cómo la mano invisible de esa infatuación gremialista pudo llegar hasta nuestra Real Academia, haciendo que redujese la curiosidad a una indiscreción abyecta.

Prigogine, el Einstein de su tiempo, confió su figura al recuerdo en 2003; Mandelbrot, el agrimensor, acaba de dejar atrás su atrabiliario páncreas. Qué poco les conocemos, cuando tanto hicieron para ampliar nuestros horizontes. Con todo, Internet apenas empieza a desplegar sus alas, y para esa red de curiosos la construcción de fractales es hace tiempo el gran símbolo del arte informático, y la termodinámica del desequilibrio una evidencia. No será tan sencillo sacar adelante la propuesta de que cerremos nuestras cuentas con lo real.

El PSC en el diván

Casimiro García-Abadillo (El Mundo)

Tema: Elecciones

¿Qué somos? No. No les voy a contar el viejo chiste de los vascos. Ya saben, de dónde venimos y... adónde vamos a cenar. No. Les voy a contar la peripecia de un partido clave para Cataluña, que parece necesitado de visitar urgentemente al psicoanalista. Los socialistas catalanes se debaten en esa incógnita existencial después de siete años haciéndole el trabajo sucio a los nacionalistas, quienes, ellos sí, tienen bastante claro lo que son: catalanes y sólo catalanes.

Dice Montilla respondiéndose a esa pregunta: «Yo soy, en primer lugar, catalán, catalanista; en segundo lugar, soy español, pero no españolista, y, por último, soy europeo ».

Le falta añadir terrícola a esa larga y confusa definición que quiere ser políticamente correcta y que bordea lo esperpéntico.

¡A dónde nos han llevado los siete años de alocado tripartito! ¡Qué ataduras mentales ha impuesto a sus protagonistas un debate identitario tan impostado como, tantas veces, ridículo!

Desbrocemos la declaración del presidente de la Generalitat. Uno puede ser catalán y catalanista. Bien. Es decir, activista a favor del catalán, de su lengua, de su cultura, de su idiosincrasia. Pero uno es español, porque no tiene más remedio, qué se le va a hacer. Pero, ¡españolista!, ni hablar. Eso son cosas del PP. ¡Cómo va a defender un socialista catalán la cultura, la historia y la idiosincrasia española! Y es que, en Cataluña, la clase dirigente, tanto da nacionalista que socialista, sigue identificando españolista con fascista, con franquista.
Por eso, muchos prefieren decir, catalán y europeo, eludir lo de español, que suena hasta mal.

Luego se extrañan de que las encuestas (salvo la del CIS, claro) le den al PSC una caída histórica en intención de voto.

¿Cómo han podido ser tan ciegos? El votante socialista catalán, ése que le da la victoria al PSOE en las elecciones generales, se siente tan catalán como español, tan catalanista como españolista, y lo que quiere es que su partido aplique políticas de izquierdas.

Mi interlocutor, un dirigente del PSC, procedente de la inmigración, como Montilla, resume de forma precisa los males que aquejan a su partido: «Nos hemos dejado llevar por una minoría de intelectuales que han querido que el PSC encabezara un movimiento nacional frente a España. Esa minoría quería demostrarles a los nacionalistas de CiU que el PSC podía lograr más cosas del Gobierno central que ellos y, para lograrlo, han metido a la sociedad en un debate de identidad que ha orillado las políticas progresistas o que las ha hecho menos visibles para los ciudadanos y, en especial, para nuestros votantes».

Por mucho que ahora Montilla se empeñe en decir en todos sus mítines que él no apoyará nunca un referéndum por la independencia, ya es demasiado tarde.

Durante siete largos y turbulentos años, el PSC ha hecho bandera de un Estatuto que ni Pujol se hubiera atrevido a plantear cuando dirigía los destinos de Cataluña. Se les ha dicho a los ciudadanos de Cataluña que sus aspiraciones de desarrollo y de bienestar estaban restringidas por las ataduras con España. Que había llegado el momento de desplegar las alas y volar sin el lastre de la retrógrada España.

No contento con ello, el PSC se involucró en una campaña de desprestigio del Tribunal Constitucional, llegando al punto de que el propio presidente de la Generalitat cuestionara públicamente su legitimidad.

Fue un error de bulto promover y asistir a una manifestación en protesta por la sentencia del TC que sólo beneficiaba a los independentistas. ¿Cómo justificar ante las bases socialistas que, mientras desde el Gobierno socialista de España se decía que la sentencia dejaba indemne la esencia del Estatuto, el presidente socialista de la Generalitat encabezase un movimiento social contra esa misma sentencia bajo la excusa de que mutilaba aspectos esenciales del texto?

Con esa política atolondrada y seguidista de los postulados nacionalistas, el PSC lo único que ha generado es frustración en la ciudadanía de Cataluña. En lugar de estar satisfechos y orgullosos por un Estatuto que llega hasta el límite del autogobierno y que supone mejoras incuestionables desde el punto de vista financiero, lo que les han transmitido desde el PSC a los ciudadanos de Cataluña es que, una vez más, la mezquindad de Madrid ha impedido llevar a la práctica los deseos de la mayoría del pueblo catalán.

¿Cómo asombrarse después de todo este embrollo absurdo que más de la mitad de la población no tenga pensado ir a votar el próximo día 28?

Pero, como no hay peor ciego que el que no quiere ver, Montilla atribuye esa muestra de hastío y desafección ciudadana a la «madurez democrática».

El PSC saldrá escaldado en estas elecciones por merecimientos propios y deberá pasar a la oposición, «al menos por ocho años», apunta mi interlocutor.

El partido que renunció a su esencia, a su identidad por arrebatarle el poder a CiU, creando un gobierno en el que ha sido ERC el que ha marcado la pauta, ahora apenas tiene margen de maniobra para rectificar sus errores.

No puede hacer campaña basando su discurso en más soberanía, porque ahí le van a ganar siempre CiU y ERC.

Y ahora tampoco puede sacar pecho de las políticas sociales, porque el Gobierno de España (socialista) ha aplicado unos recortes que afectan, sobre todo, a los votantes socialistas.

¿Qué le queda entonces al PSC? Evitar una derrota humillante.

«Si logramos entre 33 y 36 escaños, salvamos la cara y, además, ese resultado serviría para bajarle los humos a CiU», reconoce mi fuente.

Pero, si el PSC cae por debajo de los 30 escaños, como apuntan la mayoría de las encuestas (menos, insisto, el oportunísimo sondeo del CIS), entonces habrá llegado la hora de la rectificación en profundidad, de la asunción de responsabilidades. En ese escenario, Montilla no tendría más remedio que presentar la dimisión de sus responsabilidades al frente del PSC.

Sí. Por lamentable que parezca, CiU ganará las elecciones del 28-N no por méritos propios (parece mentira que la corrupción no le haya pasado mayor factura), sino por los graves, imperdonables errores ajenos.

El semillero de votos, la clave de las victorias del PSOE, Cataluña, puede convertirse el 28-N en el principio del fin de la hegemonía socialista en España.

‘Papa don’t peach’

Llucia Ramis (El Mundo)

Tema: Elecciones

Al llegar al autocar del partido, nos regalan melocotones. Son de Calanda. José Montilla comparó este fruto con Convergència: estatuario por fuera, con pulpa soberanista y hueso independentista, ojo no se atragante. Dudo que el símil sea acertado: el melocotón es suave, dulce, jugoso y fructífero, todo lo contrario que el PSC, Pesaditos y Sosainas Concentrados.

Un periodista de la caravana lamenta que el candidato no equiparara a CiU con una gamba de Palamós, así nos invitarían a una mariscada. Yo me alegro de que no dijera que CiU es una caca. En anglosajón, estaríamos ante un caso de impeachment, por el que se puede procesar a un alto cargo público. Lo digo por lo de peach.

Las previsiones de victoria son directamente proporcionales al polideportivo en el que se celebra un mitin, y el de Viladecans es muy pequeño. Incluso a Rubalcaba le ofrecieron más espacio en Tarragona.

Por si fuera poco, el público no está convencido. A la pregunta ¿quién ganará?, responde Miguel Hernández, afiliado desde el 82 y devoto de Ernest Lluch: «Lo veo muy igualado», eufemismo de lo que contestan los demás, que lo llevan claro. Antonio, 30 años de militancia: «Montilla se ha dejado arrastrar por Carod-Rovira y Artur Mas; se lo han llevado al huerto, no sabe imponerse». Pilar, enfermera con una cadenita de la Virgen: «Estamos aislados de España por culpa de los separatistas de ERC, y CiU va de prepotente; el PSC siempre será más moderado porque depende de Madrid, Zapatero me parece cojonudo, pero le ha tocado bailar con la más fea; hace lo que le dejan». Todos abominan del tripartito y, si no hay derrotismo en su actitud, sí hay una resignación que se le parece.

Suena el All together now y empieza el acto. Porque no es más que eso, ni fiesta ni espectáculo. En el cartel, el rojo viste de azul. Y eso que la foto es en blanco y negro; le han pintado la chaqueta, que le va que ni eso. Delante de su propio retrato, adecuadamente recortado por la frente para que no se le vean las ideas, Supermonti El Normal da su discurso. Ha aprendido mucho desde los últimos comicios y ya no necesita leer la lección para interpretarla. Es capaz de decir «estoy animado», aunque no tanto de expresarlo. Está obsesionado con el Príncipe Artur y actúa como si ya estuviera en la oposición. Esto es: atacando. Asegura que en su mandato ha conseguido repartir la riqueza sin especificar quién se la ha quedado y anima al público con preguntas de concierto (o desconcierto): ¿Izquierda o derecha? ¿Estatut o Independencia? ¿Progreso o recortes? Pasapalabra. La idea era pasarle el guante a Zapatero y en lugar de eso, le ha soltado un guantazo.

Pero el presidente no está para obleas y justifica que no fuera a la consagración de la Sagrada Familia porque «no pretenderá Rajoy que hagamos las leyes que quiere el Papa». Y uno de sus colaboradores se sorprende porque acaba de recordar que comulga con los zurdos. Por lo demás, ZP da el titular y así justifica el viaje. Sin embargo, su tono es el de quien cumple un trámite. Siguiendo con la metáfora agrícola, la importancia de este mitin ha sido la de un pimiento. Ni siquiera tiene hueso.