domingo, 7 de noviembre de 2010

Termópilas republicana

Félix Población (Público)

Tema: Historia

La ermita de la localidad de El Mazucu, en el concejo de Llanes (Asturias), tiene por campana la ojiva de una bomba lanzada por la Legión Cóndor durante la Guerra Civil. No hace mucho, en las estribaciones del monte que lleva el nombre del mismo pueblo, se encontraron restos de obuses de la batalla que tuvo lugar en la Sierra del Cuera y sobre la que historiadores tan renombrados como Gabriel Jackson pasaron por alto, sin significar la muy combativa entidad de la lucha librada en esos escarpados parajes. La llamada Batalla del Oriente de Asturias, que terminó con la caída de Gijón el 21 de octubre de 1937, se resolvió a favor del ejército faccioso gracias a la derrota de la milicia republicana en esa sierra entre el 5 y el 15 de septiembre de ese año.

Según explican Luis Aurelio G. Prieto e Ignacio Quintana en un documentado estudio que analiza esa batalla, el Consejo Soberano de Asturias y León decidió reorganizar, tras la caída de Santander en manos de Franco, una línea defensiva apoyada en los Picos de Europa y en su primer escalón litoral, la Sierra del Cuera. Se juntaron allí 5.000 milicianos pertenecientes a las tropas cántabras, batallones vascos no nacionalistas y batallones asturianos. Enfrente, 33.000 soldados componían las Brigadas Navarras, tropas de élite del bando sublevado, apoyadas por la Legión Condor nazi y el crucero Almirante Cervera, que desde el mar no dejó de cañonear las posiciones republicanas.

La lucha fue de una dureza extraordinaria, de la que dan constancia los relatos que todavía hoy cuentan los lugareños, algunos de ellos marcados en su niñez por la memoria de aquel trágico episodio. El olor a metralla, a fronda y a carne quemada sustituyó el fresco y dulce aroma de la hierba al término del verano. De las cumbres bajaban todos los días camiones llenos de cadáveres. Escribe en sus Memorias Adolf Galland, uno de los jefes de las escuadrillas de la aviación alemana, que en la Sierra del Cuera se ensayó un nuevo sistema de ataque aéreo conocido por la noria y que sus mecánicos inventaron una especie de bomba de napalm rudimentaria. Racimos de bombas incendiarias y ametrallamientos a baja altura se cebaron en el enemigo.

El olvidado y magnífico escritor y periodista asturiano Juan Antonio Cabezas, autor de un libro sobre la Guerra Civil en Asturias, comparó la heroica resistencia ofrecida por la milicia republicana con la Batalla de las Termópilas, pues como en la Grecia del año 480 antes de Cristo frente el acoso del ejército persa de Jerjes I, la defensa de la Sierra del Cuera era determinante para frenar el avance del ejército fascista. No lo consiguió Leónidas, el líder espartano, ni tampoco Higinio Carrocera, el dirigente anarquista que, al frente de las tropas republicanas, pretendió una defensa imposible de la que sólo sobrevivieron 1.500 hombres.

El 15 de septiembre, Carrocera emprende la retirada desde el Alto de la Tornería y El Mazucu para resistir hasta el 22 en Peñas Blancas, donde todo acaba con una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo, un mes antes de la definitiva caída del frente norte con la llegada a Gijón del ejército sublevado. Los mandos de ese ejército le ofrecieron a Higinio Carroceda sustituir su fusilamiento por su integración en las tropas franquistas, pero no quiso: “Muero con la mayor tranquilidad que en estos momentos se puede tener –cuentan que dejó escrito en una carta a una tía suya–, puesto que la conciencia de nada me acusa, no teniendo más pesar que el estado en que quedan mi madre y hermanas”.

Todavía hoy, 73 años después, hay alguien que puede detallar en vivo aquella lucha. Se llama Felipe Matarranz Lobo y ha dejado escrito su pormenorizado testimonio como combatiente antifascista en el frente norte, desde Irún a la Batalla de la Sierra del Cuera. Matarranz no se conformó con una activísima campaña en la Guerra Civil que le costó una pena de muerte, sino que una vez terminada la contienda, y después de cumplir condena en varias cárceles, se incorporó a la resistencia antifranquista como enlace de la VI Brigada Guerrillera del Norte, también conocida como Brigada Machado, de cuya historia Matarranz dio cuenta en su libro ¡Camaradas, viva la República!, una minuciosa narración que suple la elementalidad de su escritura con el conocimiento personal de quienes integraron aquella lucha y el vívido relato de sus penalidades, que muchas veces acabaron con un espeluznante y trágico final, y en el caso de Lobo con más años de cárcel.

La salud y memoria de Felipe Matarranz Lobo, de 95 años, siguen siendo excelentes, quizá porque no deja de avistar y revistar con los ojos sus muchas vivencias, ancladas en las escarpadas y neblinosas montañas donde combatió al franquismo más allá de la derrota en la Guerra Civil, cuando se daba por “cautivo y desarmado al ejército rojo”. Sin embargo, allá arriba, en las faldas del Mazucu donde la República tuvo sus Termópilas, sigue erigido un monolito –insólito en Europa– en memoria de cuatro pilotos alemanes de la Legión Cóndor, la misma a la que Matarranz combatió y que sembró de muerte las ciudades de España. Por ley, y por delicadeza también hacia Felipe Matarranz, ¿no sería hora ya de que los ojos del anciano luchador, al levantar la mirada hacia el encumbrado territorio de su lucha por la libertad, no se toparan más con ese homenaje al fascismo, culpable de querer acabar con la de todo un continente?

"Para nosotros, Ceuta es una cárcel”. La frustración de los inmigrantes atiza las tensiones en la ciudad autónoma

Fernando J. Pérez (El País)

Tema: Inmigrantes

Musa, de 28 años y nacionalidad senegalesa, está sentado en lo alto de una montaña de escombros en el puerto de Ceuta. Ha pasado los últimos ocho meses allí, mirando el Estrecho y la costa de Algeciras (Cádiz). “Ceuta es una cárcel para nosotros”, dice en francés en voz muy baja. Desde esa atalaya de desechos se domina el aparcamiento del puerto ceutí. Musa y otra veintena de subsaharianos, que han huido al ver a los periodistas, esperan su oportunidad para colarse en los bajos de un camión y alcanzar la Península. “Ayer casi lo conseguí, me metí en un camión sin que el conductor se diera cuenta, pero el camión no se montó en el ferry”, se lamenta.

La mayoría de ellos reside en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), situado en las afueras de la ciudad autónoma. El centro, con 470 usuarios para 512 plazas, está concebido para estancias máximas de seis meses, pero la media de permanencia supera el año y medio y muchos de sus residentes llevan en él entre tres y cuatro años. Los residentes del CETI, un centro de carácter social, pueden deambular por Ceuta con total libertad, pero no pueden alcanzar la Península ya que la ciudad autónoma está fuera del espacio Schengen de supresión de fronteras interiores de la Unión Europea.

“Para todas estas personas, Ceuta no es el fin de su trayecto. Han quedado embolsadas en la ciudad y el alargamiento de la estancia les genera frustración”, afirma Carlos Bengoechea, director del CETI. Esta frustración se tradujo, el pasado septiembre, en una manifestación de senegaleses —la nacionalidad más numerosa del CETI— por el centro de la ciudad. Los inmigrantes se dirigieron luego al CETI y causaron un conato de motín. Desde entonces, antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía vigilan el recinto. Fuentes policiales temen que el descontento de los inmigrantes convierta al CETI en una olla a presión que reviente cualquier día. De momento, reina la calma.

El último incidente ocurrió la madrugada del pasado martes cuando un grupo de subsaharianos —“no más de media docena”, según dijeron fuentes de la Guardia Civil— se enfrentó a pedradas con agentes del instituto armado, que los disolvieron con pelotas de goma. “Es una situación que se da con cierta frecuencia. Unos nos apedrean para que otros logren subir a los camiones”, afirma un guardia. La carretera que separa la escombrera del aparcamiento de camiones atestigua las algaradas: está sembrada, aquí y allá, de casquillos de balas de fogueo.

En el CETI conviven 25 nacionalidades y hay 15 familias con niños y 12 mujeres gestantes. Bibian, somalí de 30 años, ha sido madre hace 15 días. “Llevo tres años aquí. Estoy perdiendo el tiempo”, afirma. La religiosa Paula Domingo, de la Asociación Elín, denuncia que “estar durante tres o cuatro años en un sitio en el que solo puedes comer y dormir a la espera de si te expulsan o te dejan ir a Europa es una tortura. Para ellos, el futuro se ha roto, y colaboramos con nuestros impuestos a su deterioro personal”.

Izquierda o derecha. Ante una derecha amenazadora y un PSC que da la espalda, ICV-EUiA es el referente de la izquierda

Joan Herrera (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones

En estas elecciones decidiremos quién liderará la respuesta a los retos de Catalunya, si lo hará la izquierda o si, por contra, la derecha, ya sea CiU en solitario o pactando con el PP, ERC o el PSC. O en otros términos, decidimos si nos sumamos a los recortes o si apostamos por políticas más sociales que garanticen el esfuerzo de todos (no solo de los trabajadores y los pensionistas). Decidimos si hacemos una política ambiental o de infraestructuras propia del siglo pasado, o si encaramos la crisis energética y ecológica para construir un país más sostenible para nuestros hijos.

Somos conscientes de que la situación es muy difícil. La crisis económica es grave, en Catalunya hay más de 600.000 personas sin trabajo. La sentencia del TC ataca nuestro autogobierno, que a fin de cuentas son recursos y competencias para afrontar el futuro. Y los casos de corrupción y la complicidad de los intereses económicos con algunos políticos generan decepción y desconfianza.

Ante todo ello, ICV-EUiA es una coalición que tiene las cosas claras. Sabe muy bien lo que quiere: políticas de izquierdas y ecologistas; sabe también lo que no quiere: que gobierne la derecha, la pérdida de derechos sociales y laborales, que se dañe el medioambiente y se explote el territorio; sabe lo que se debe hacer: redistribuir la riqueza, hacer más política social, ampliar y mejorar los servicios públicos, impulsar una economía ecológica, que no contamina y que se especializa en la protección del medioambiente. Y es también una coalición que sabe cómo hacerlo posible: ICV-EUiA garantiza que cerrará el paso a la derecha, que nunca pactará ni con el PP ni con CiU y se ofrece en Catalunya y en Madrid para llevar a cabo políticas de izquierdas.

No podemos olvidar que CiU estuvo 23 años en el Govern, y que el Govern de izquierdas lleva solo siete. Si CiU gobierna de nuevo será un simple retorno, nunca un cambio. Un retorno a las políticas de derechas, como ya está anunciando: a los jóvenes les propone un contrato sin cobrar, anuncia recortes en los servicios públicos (¿de médicos? ¿de maestros?), quiere eliminar los impuestos para las rentas más altas que permiten sostener el Estado del bienestar. Una política que ignora el medioambiente y que sigue con la receta de siempre: más tocho, más carreteras, más petróleo… y quiere volver al intercambio de cromos con el Estado en lugar de apostar por saltos cualitativos de nuestro autogobierno. CiU es la involución, el retorno al pasado.

Bien distinto de lo que ha hecho el Govern de izquierdas, con los socialistas, sí, pero en este caso en coalición con ICV-EUiA. Creo sinceramente que las políticas que se han hecho en Catalunya estos años han sido diferentes. Es cierto que, en ocasiones, no se han enfrentado con suficiente claridad con el modelo de la derecha, pero el balance ha sido positivo. El Govern ha mejorado los servicios públicos, con más maestros, más mossos y más médicos; ha ampliado prestaciones para hacer frente a la crisis. Por primera vez ha tenido política de medioambiente, de vivienda pública, se ha preocupado de los barrios, ha garantizado que no sufriremos más sequías, ha priorizado el transporte público, ha impulsado el cumplimiento del Estatut, ha conseguido un acuerdo de financiación justo y el traspaso de Cercanías.

Por ello, cuando Montilla afirma que no quiere reeditar el Govern de izquierdas, deja muy claro que estas políticas ya no son su prioridad. Y, sin embargo, ahora urgen más que nunca. La crisis solo se gana desde la izquierda. Es necesaria más inversión pública que estimule la recuperación, que genere empleo y que, al mismo tiempo, mejore los servicios públicos y nuestro bienestar. No podemos demorar más la modernización ecológica de la economía, nos jugamos en ello el bienestar de nuestros hijos, pero también la competitividad de nuestras empresas. Ecología es progreso.

En definitiva, el 28 de noviembre la gente de izquierdas nos jugamos mucho. Tenemos mucho que perder con un retorno de CiU. Pero, lo que es mucho más importante, tenemos mucho que ganar si ganan las políticas de izquierdas. Ante una derecha amenazadora y radicalizada, y un PSC que da la espalda a la izquierda, ICV-EUiA se convierte en el referente para la gente de izquierdas y ecologista.

El futuro no está escrito y no lo deciden ni los poderes económicos ni las encuestas, lo decide la gente con su voto. Y la gente de izquierdas somos mayoría en Catalunya. Si la derecha gana será por la desmovilización del electorado de izquierdas, no porque represente los valores de la mayoría de la gente. La gente de izquierdas no ha tenido como aliados, ni los ha querido, a grandes grupos de poder económico, ni grandes medios de comunicación, ni lobis. Tenemos un arma muy sencilla, pero muy poderosa: el derecho de voto.

Un reforzamiento de ICV-EUiA es un mensaje claro y contundente sobre qué políticas queremos. En estas elecciones, abstenerse es permitir el triunfo de CiU. En cambio, apoyar a ICV-EUiA es una doble apuesta: porque nunca estaremos con un Govern de derechas y porque representa un posicionamiento muy claro de lo que queremos: más progreso social y ecológico.

Amigos. Amigas

Marta Mejía (La Vanguardia)

Tema: Psicología

Aunque hay muchos tipos de amistades y depende de cada persona, también es cierto que el sexo puede condicionar la manera de entender y manifestar esa amistad, sea entre ellos y ellos, entre ellas y ellas o entre ellos y ellas. ¿Qué hay de cierto en estas apreciaciones? Expertos y expertas coinciden en sus explicaciones.

A lo largo de la vida nos vemos envueltos en diferentes tipos de relaciones. Algunas, como las familiares, los compañeros de estudios, de trabajo y muchas otras de índole social, no las podemos elegir; en cuanto a las de tipo afectivo, normalmente se convierten en un vínculo legal. Y en el tercer tipo, las amistades, no median parentesco ni obligaciones pactadas. Estas últimas pueden empezar muy pronto y durar toda la vida, surgir en diferentes situaciones y casi de forma accidental. Algunas son difíciles de entender cuando parecen tener poco en común; otras, por el contrario, nacen cuando las personas encuentran inquietudes similares. Suponen la relación más íntima fuera de la familia.

Dice Francesco Alberoni , sociólogo italiano y habitual columnista del Corriere della Sera, que “se podrá dar la mutua simpatía con muchos conocidos; se podrá tener afinidad con personas que sabemos cómo piensan pero que no nos inspiran una confianza profunda; se dará también con algunos un sentimiento de solidaridad al tratarse de personas con vidas o creencias parecidas a las nuestras; se podrán dar amistades guiadas por el interés en cuestiones de negocios o política, que duran lo que duran los beneficios. Pero la amistad de verdad es la que se da entre dos personas que se muestran sin reservas y que desean y procuran el bien del otro, entre personas que con su lealtad y afecto se ganan la confianza y comparten parcelas y etapas de la vida”.

En general, “el rol de los amigos no se ha apreciado lo suficiente”, afirma Rebecca G. Adams, profesora de Sociología de la Universidad de Carolina de Norte. Tenemos mucha información sobre familias y parejas, poca sobre la amistad. Los amigos tienen con frecuencia un enorme impacto e influyen en el bienestar físico y psicológico. Pero los amigos son mucho más que una medicina. Te acompañan en tu evolución personal. Con un amigo íntimo vemos el mundo a través de otros ojos, vemos cómo enfrentan sus problemas, derrotas y triunfos. Compartimos sentimientos, opiniones y una historia en común sin que medien la biología ni la obligación.

Neus y Cristina son muy amigas, comen juntas mientras se cuentan las alegrías y las penas que han experimentado desde la última vez que se vieron. Carlos y Antonio también son muy buenos amigos; ellos se relajan cuando se van juntos a jugar al tenis los domingos por la mañana. Aunque existen muchas semejanzas entre la amistad masculina y la femenina, las escenas antes descritas reflejan los aspectos diferentes en función del género. Normalmente, ellas suelen destacar en su amistad la conversación y la puesta emocional en común, mientras que ellos dan más importancia a las actividades compartidas. Son reacios a expresar sentimientos; han sido socializados para ser fuertes, para solucionar sus problemas por sí mismos y para no pedir ayuda o apoyo por considerarlo una debilidad. Patricia O’Brien y Ellen Goodman, autoras del libro Sé lo que quieres decir: el poder de la amistad en la vida de las mujeres, afirman que si se tuviese una cámara, se podría filmar la diferencia entre sexos. Las mujeres se tocan más, se sientan más juntas, se centran en el compartir. Conversaciones próximas, aunque se hable a la vez, con numerosas interrupciones, tres conversaciones distintas, pero siempre se escucha todo y se está se está dispuesta a opinar. Algunos las describen como relaciones cara a cara; hablan, lloran juntas, se hacen confidencias. Suele ser una comunicación cercana y la confianza se construye a través de compartir miles de experiencias pequeñas que no son importantes, que simplemente forman parte de la vida.

La idea de amistad puede sugerir muchas bromas, especialmente cuando se trata de mujeres. Tarjetas edulcoradas como “eres mi mejor amiga”, una avalancha de mensajes electrónicos con anécdotas de amistad femenina a costa muchas veces de las relaciones de pareja y que normalmente finalizan diciendo “Envíalo a seis mujeres fuertes y sensibles”. Bien, pero, ¿y si tus amigas son débiles e indiscretas? Halagos floridos aparte, sus relaciones se basan en la escucha, el sentido del humor, en consejos, en expresión de sentimientos, autorrevelaciones y, todo hay que decirlo, conspiran juntas y se animan a emprender nuevas metas y aventuras, como afirma Melissa Healy, especialista en salud mental y colaboradora de Los Angeles Times. Por otro lado es frecuente el conflicto de expectativas poco realistas y no confesadas, dinámica que puede empezar a muy temprana edad cuando se forman alianzas con y contra chicas. Obligaciones no escritas pero asumidas de forma inconsciente como atender las necesidades de la amiga a costa de las propias, apoyar sin voz crítica y unas cuantas más. Algunos dicen que las mujeres experimentan la amistad de manera más intensa que los hombres y que cuando finaliza también acusan más la pérdida.

Pero veamos cómo definen ellos sus amistades: “Gracias a la relación con mis amigos, he crecido como persona, he aprendido a identificar y aceptar mis errores y he podido superar muchas dificultades; sin ellos creo que mi salud mental estaría en peligro”, explica Carles de 62 años.

“Íbamos al instituto cuando murió el padre de Luis. En ese entonces yo no sabía qué decir, pero él ya me había enseñado lo que era acompañar a un amigo en momentos difíciles, intenté hacer lo mismo. Nos sentamos en su habitación y recordamos historias de nuestra niñez, nos reímos y cuando él se quedó pensativo, nos quedamos en silencio. Años más tarde me acompañó cuando murió mi hermano y tres años después cuando murió mi padre. Y como yo en el instituto, él no hizo grandes reflexiones, simplemente estaba allí, dándome un espacio para estar, ayudando en algunos trámites y abrazándome en los funerales. La distancia ha hecho difícil que sigamos en contacto, pero no me preocupa porque sé que los años y las experiencias han curtido nuestra amistad”, describe Josep, actor y ensayista de 56 años.

“Quedamos para cenar, para ver partidos de fútbol, para practicar algún deporte, pero cuando nos vemos nos cuesta hablar de lo que realmente nos pasa o nos hace sufrir; nos ayudamos en asuntos de trabajo y económicos si hace falta”, agrega Esteban, de 39 años.

Geoffrey L. Grief, profesor de Trabajo Social de la Universidad de Maryland y que ha dirigido diversos estudios sobre amistades entre los hombres, asegura que con alguna frecuencia ellos confiesan su dificultad para establecer amistades, pero por otra parte las ven como grupos de referencia y una de las mayores fuentes de su red social de apoyo. En sus investigaciones, Greif encontró que en general se resisten a las relaciones demandantes, ya sean con esposas, novias o amigos hombres. Algunos investigadores sostienen que se mantienen en una distancia física y emocional debido en parte a la falta de modelos de rol y al temor a sentirse vulnerables. Como resultado establecen relaciones “hombro con hombro”, que involucran actividades que no exigen interactuar de forma más cercana e íntima. Y otros simplemente afirman que es más una cuestión de genes que de sexo. En cualquier caso, casi todos coinciden en que la amistad masculina encierra una fuerte dosis de lealtad y la disposición para luchar juntos si hace falta. Jeffrey Zaslow, columnista de The Wall Street Journal, define la amistad masculina “sin lágrimas pero no por esto menos fuerte”.

Todos los veranos desde hace 25 años Marcos se reúne con sus antiguos amigos de la facultad para una escapada de tres días. “Es un fin de semana sin juicios de valor, lleno de acción, a base de aventura, vamos a caminar, escalamos, pescamos. Lo que no hacemos es sentarnos en grupo, como hacen las mujeres, para compartir nuestros sentimientos más profundos”. Las amistades masculinas como estas son absolutamente típicas, pero no debería asumirse que son menos sólidas que las femeninas. Como afirma rotundamente Greif, no se trata de usar el paradigma femenino de la amistad, sería un gran error. En varios estudios sobre la forma en que los hombres empiezan, mantienen y cultivan sus amistades, concluye: “Quizás no somos tan expresivos en lo físico o lo emocional, pero conseguimos mucho apoyo de nuestros amigos. No tengo nada contra el modelo femenino, pero sí contra la insistencia en que todos deberíamos seguirlo. Para muchos hombres –y para algunas mujeres también– el respeto al silencio supone el verdadero apogeo de la amistad: también es un derecho”.

¿Y qué ocurre con las amistades entre ellos y ellas? Se afirma que pueden ser difíciles de mantener debido a la percepción de los otros. Existe la tentación de asumir que un hombre y una mujer en situación próxima están teniendo un affaire; sin embargo, las relaciones sin componente sexual son viables y sobre todo beneficiosas. A ellos les permite tener una relación más emocional de la que podrían tener con sus amigos hombres sin que lo tachen de delicados o afeminados. Y a unos y a otras proporciona una perspectiva diferente. En el cine generalmente involucran románticamente a los protagonistas dando al traste con la posibilidad de una relación de amistad. La película Cuando Harry conoció a Sally (Meg Ryan y Billy Cristal) era una ocasión perfecta para una historia de amistad, pero se empeñaron en enamorarlos.

Helen Mayer, de la Universidad Adelphi de Nueva York, concluyó que los hombres son más confiados que las mujeres. Sin embargo, en estas amistades, ellos tienden a ocultar sus debilidades y ellas a esconder sus fortalezas. En un estudio en la Universidad de Michigan con una muestra de 1.044 sujetos, una cuarta parte de ellos reportó tener una amistad sin componente sexual cimentada en fuertes sentimientos de lealtad y confianza. No sólo son posibles, sino que resultan necesarias y enriquecedoras. Aunque, por otro lado, muchos afirman que se trata de relaciones platónicas. Todo depende del prisma con que se mire y por supuesto de las experiencias al respecto. Un tema que puede resultar polémico debido a los estereotipos y mitos relacionados.

- Anécdotas.

El escritor R.L. Stevenson no pudo escribir la biografía de su mejor amigo porque la nostalgia se lo impedía. Beethoven quiso morir con una partitura de Mozart en sus manos, y afirmaba que “los amigos de su amado compositor eran sus amigos, y sus enemigos, sus enemigos”. Pero la culminación de la amistad fue la de Franz Schubert, cuya banda de amigos, conocida como las schubertiadas, se turnaba para albergar al compositor, beber con él y permitirle seguir componiendo música. “Entre amigos se dan la fuerza para poder crear”, afirma el escritor Eusebio Ruvalcaba, y añade que cuando los amigos se encuentran se enriquece el mundo.

- Un buen remedio.

En la búsqueda de una mejor salud mucha gente va al médico, al psicólogo o acude a los libros de autoayuda. Con frecuencia ignoran el remedio que ayuda a vencer la depresión, acelera la recuperación, retrasa el envejecimiento y prolonga la vida: los amigos. Los investigadores empiezan a prestar atención a la importancia de las amistades y las redes sociales en la salud. En un estudio durante 10 años en Australia encontraron que la gente mayor con un círculo amplio de amistades era un 22% menos propensa a morir que aquella que tenía pocos amigos, al menos mientras duró la investigación. En el 2008, investigadores de Harvard señalaron que los vínculos sociales ayudan a la salud del cerebro cuando envejecemos.

- Reacciones al estrés.

Laura Cousino Klein, profesora de Salud Bioconductual de la Universidad de Pennsilvania e investigadora de la UCLA, explica que durante 50 años se sostuvo la teoría que aseguraba que ante una situación estresante las personas sólo atinaban a pelearse o a escapar, y que estas conductas eran reacciones normales del organismo. Últimamente se ha descubierto que esas conductas son masculinas y que las mujeres reaccionan en forma opuesta. Esto no se sabía porque el 90% de los estudios de estrés se hacían con hombres. Ante el estrés, el cerebro de las mujeres libera grandes cantidades de oxitocina, sustancia que amortigua la reacción de pelear y escapar y las motiva, en cambio, a compartir emociones con otras mujeres y a cuidar de sus hijos. Cousino Klein afirma que esta reacción calmante no se da en los hombres porque la elevada cantidad de testosterona que producen al estar en tensión reduce el efecto de la oxitocina y por eso responden al estrés con hipertensión y comportamientos intensos.

La hegemonía reaccionaria

Gregorio Morán (La Vanguardia)

Tema: Política

Quizá no estábamos preparados para reconocerlo, porque es muy duro, pero las cosas son como son y no tenemos más que dos opciones. O nos engañamos y hacemos como si no pasara nada, porque el futuro es nuestro, como decían todos los que no alcanzaron a verlo. O bien lo asumimos y admitimos que los precedentes históricos no sirven para nada. Estamos metidos de hoz y coz en un periodo histórico de hegemonía reaccionaria. Podemos hacer todas las masturbaciones mentales que queramos tratando de buscar las causas, pero lo que veo menos claro es cómo demonios salir de esto. Tienen mucha gracia esos que afirman, con la boca grande y la cabeza pequeña, que los problemas están en la falta de alternativas. ¡Como si la victoria de Berlusconi o el voto masivo a las candidaturas corruptas en España hubieran sucedido ante las deslumbrantes perspectivas de
sus líderes!

Observen a Obama. Rompió con su programa para sacar a las grandes corporaciones financieras de la bancarrota. Ayudó a la industria automovilística para que evitara la quiebra inminente. Consiguió como pudo una reforma sanitaria de mínimos, que no podrá aplicar. ¿Y cuál fue el resultado? Los banqueros y los empresarios han echado el resto, primero forrándose a costa del contribuyente, sin reducir un mínimo ni sus ingresos ni sus bonus, y luego financiando la campaña contra Obama. Los tigres no se dulcifican porque les echemos palomitas. Al contrario, se enfurecen por tener un cuidador tan cándido. Pero no nos confundamos, de no haber hecho lo que hizo, hubiera sido aún peor, con toda probabilidad. Me recuerda una vieja polémica de la izquierda en los años setenta. Si Salvador Allende y su Unidad Popular debía ir más de prisa o más despacio en sus reformas. Como iba despacio, la derecha se crecía y la izquierda de la izquierda tocaba a rebato, y la cosa acabó como el rosario de la aurora, que es como deseaba la extrema derecha que dio el golpe.

Pero ahora no estamos ante un fenómeno de ofensiva general de la extrema derecha. Se trata de otra cosa y debemos adaptar nuestra capacidad analítica a un espécimen diferente, porque decir extrema derecha quiere decir Pinochet, o Franco, o fascismo en general, y lo que aparece ahora no va por ahí. Acostumbrados a la amalgama analítica, nos cuesta pensar que no es lo mismo un reaccionario que un extremista de derecha, pero debemos empezar a reflexionar sobre eso. Lo que vivimos, la marea que nos desborda, no es la extrema derecha, sino un movimiento reaccionario que no trata de hacer una revolución conservadora –valga la contradicción–, ni resucitar el racismo y la xenofobia. Por más que lleve gérmenes de todo eso, lo que quiere sobre todo es volver atrás, recuperar un mundo supuestamente perdido, un mundo que por cierto no existió nunca en la armonía que ellos le atribuyen. Ahí está el meollo del asunto; las clases medias se han vuelto reaccionarias y las izquierdas, conservadoras. Unos anhelando volver al pasado imposible y los otros tratando de no perder lo conseguido.

¿Qué es el Tea Party sino un movimiento reaccionario, en el que también hay muchas otras cosas, extrema derecha incluida? Pero no nos dejemos engañar, porque eso es flor de un día y la hegemonía reaccionaria va bastante más allá. Ya tendremos tiempo de analizar la visita papal a España, y lo que la rodea, que es lo importante. Bastaría detenernos en el fenómeno de Barcelona. El sueño del obispo Torras i Bages hecho realidad. Banderitas del Vaticano y senyeres patrióticas. “Catalunya serà cristiana o no serà”. Impensable hace tan sólo diez años; no digamos ya veinte o treinta, cuando la autonomía catalana daba sus primeras boqueadas, superiores a las de la Segunda República, y los cruzados del Papa de ahora estaban todavía discutiendo sobre la viabilidad de la dictadura del proletariado. Esa dama que encabeza hoy Òmnium Cultural ¿no es la misma que conocí yo en el PSUC? Posiblemente me equivoque, con la edad se me despintan las caras, y además los años nos hacen cambiar mucho. Hemos vuelto a tiempos de conversos. Se acabaron las evoluciones ideológicas, ahora hay descubrimientos. Paulo vuelve, y la principal característica del de Tarso era su capacidad para mandar, de ahí su obsesión de poder. ¿Hay acaso alguien que tenga la menor duda del significado reaccionario de este fenómeno? Nada que ver con la extrema derecha, no confundamos. Pero es la reacción, de eso no hay duda.

La hegemonía reaccionaria es también una evocación de formas de poder que creíamos conclusas, por superadas para siempre. Otra cosa para la que no estábamos preparados: nada se supera para siempre. La arcaica discusión sobre el poder temporal de la religión, por ejemplo. Este furor de las iglesias, la católica en primer lugar, por considerar el laicismo como el principal enemigo que abatir. Quizá el peligro está ahí. Es más fácil cambiar de religión que dejarlas todas. Al final los creyentes en los dioses omnipotentes tienen unos intereses comunes. Porque una de las cosas más curiosas de esta hegemonía reaccionaria está en su pasión por armarse, y la mejor arma que conoció el siglo XX y que desarrolla el XXI son las masas. Armarse de masas para imponerse. Respetando, si no hay más remedio, a las minorías, pero conscientes de que tienen el derecho al poder, secularmente, y que una minoría debe entender que sus derechos se reducen a sobrevivir. En eso han cambiado los tiempos, antes la hubieran liquidado.

No estamos hablando de cotufas en el golfo, sino de algo que está en nuestro sistema de una manera omnipresente. Fíjense, sin ir más lejos, en lo más obvio de nuestra vida democrática, los partidos políticos. Fíjense en esa pulsión suicida que los domina. Freud explica en numerosos textos las pulsiones y su capacidad autodestructiva. Es un tema fascinante y terrible para el funcionamiento de una sociedad supuestamente abierta. Pero la verdad es que los partidos en España han adquirido una pulsión suicida. Me explico. Un partido político puede optar por un candidato que va a perder, a sabiendas de que rechaza otro que puede ganar. Dos ejemplos de muy distinto signo avalan la teoría. Uno en Asturias y otro en la Comunidad Valenciana.

Asturias es una de las autonomías donde la degradación política alcanza niveles inimaginables. Una corrupción pueblerina, pálida, sin sol, pero eficiente para aguantar en tiempos tan duros. Un tejido mafioso que no necesita matar a nadie, porque sólo se mata cuando surge la competencia y peligra el negocio. En Asturias no peligra nada salvo caer en la ruina de no tener subvención. El Partido Popular se presenta a las elecciones en la conciencia segura de que va a perder y, de pronto, les aparece el candidato Álvarez-Cascos. Un tipo duro, correoso, un profesional. De quién y cómo Cascos llegó a la operación de aspirar a presidente de la comunidad asturiana es otro tema, que bien merecería un análisis, pero ahora estamos en algo obvio. Sin Cascos el PP perderá irremisiblemente en Asturias, y sin embargo es la cúpula del propio partido asturiano la que considera peligroso para el mantenimiento del statu quo la posibilidad de que un candidato de su partido gane las elecciones.

No es único. En Valencia la cúpula del Partido Socialista ha rechazado la posibilidad de que compitieran en elecciones primarias el candidato oficial Jorge Alarte, que no tiene ninguna posibilidad de ganar al PP de Camps en elección alguna, incluidas las de sociedades falleras, y Antoni Asunción, que al menos ofrecía la posibilidad de ponérselo difícil. El aparato del partido decide impedir unas primarias en Valencia, con la connivencia del PSOE central, y asumir que le es menos engorroso dar cumplimiento a la tranquilidad de los dirigentes valencianos enquistados en la derrota que tratar de plantar cara al Partido Popular.

Eso no es otra cosa que una variante más de la hegemonía reaccionaria que nos ha tocado vivir. El más terrible de los refranes castellanos: más vale malo conocido que bueno por conocer.

Benedicto XVI, bienvenido a Catalunya

José Montilla (La Vanguardia)

Tema: Religión

Hoy, Benedicto XVI llega a Catalunya para consagrar el templo de la Sagrada Familia. Este acontecimiento me suscita sentimientos y reflexiones sobre el valor de la presencia del Papa que quisiera compartir. Su visita nos honra. Quiero transmitirle mi más sincera bienvenida y aliento a que los catalanes le acojamos cariñosamente. Aprecio el gesto de Benedicto XVI con Catalunya por lo que su figura representa y porque su visita tiene un valor espiritual para muchas personas. Para mí es una excelente ocasión para mostrarle aquello que nos identifica como pueblo, nuestra cultura y nuestros valores. Un momento propicio para hablar de nuestras raíces, de cómo la Iglesia católica ha contribuido a componer la personalidad de la sociedad catalana. También, para hablar de las bases éticas de la política y la forma de aportar esperanza a quienes están abatidos por las dificultades del presente.

Benedicto XVI llega a Catalunya. Nación que tiene una cultura, una lengua propia y una clara voluntad de autogobierno, que son la expresión máxima de nuestra singularidad. Somos y hemos sido tierra amable, de acogida e integración. Nuestra sociedad es el resultado de la suma de aportaciones de numerosas personas nacidas aquí o en otros lugares. El anhelo mayoritario de los catalanes y las catalanas es que Catalunya sea un país económicamente próspero, comprometido con la paz y socialmente justo.

La sociedad catalana es de principios sólidos. Tenemos una clara voluntad de distinguirnos por ser dialogantes y respetuosos; valoramos especialmente la cultura del trabajo y el esfuerzo. Buscamos entendernos por encima de nuestras diferencias. Nuestro pueblo ha sabido asumir riesgos con visión de futuro. Antoni Gaudí es buena muestra de ello. En su hacer descubrimos valores que hoy resultan vitales para convivir. La solidaridad, el esfuerzo, la perseverancia, el sentimiento de pertenencia, el sacrificio y la austeridad son valores cívicos modernos y de gran alcance para los retos actuales. Personalmente, siento que tenemos que seguir afirmando y educando en esta dirección ante el riesgo de su progresivo olvido o relativización.

La nación catalana no puede entenderse sin la aportación histórica del catolicismo. A lo largo del tiempo, los valores cristianos han contribuido, entre otros, a humanizar nuestra sociedad. En otro orden de cosas, la Iglesia católica catalana ha sido una institución comprometida con nuestra singular identidad. Por ejemplo, en los años difíciles del franquismo, la liturgia cristiana catalana fue un lugar de salvaguarda de nuestra lengua. Y es en catalán como muchas personas han aprendido a expresar sus creencias religiosas. También nos sentimos orgullosos de haber aportado a la Iglesia notables católicos universales, la mayoría de los cuales han construido sus creaciones teológicas, literarias, artísticas o musicales en catalán.

Quiero compartir unas reflexiones sobre el momento actual. Las sociedades occidentales están inmersas en una grave crisis económica. Muchas personas viven con desasosiego este momento. Nos enfrentamos a grandes cambios sociales que no pueden abordarse sólo con medidas políticas. El progreso económico de la sociedad debe respetar unos principios éticos básicos. Detrás de la crisis hay una crisis de valores. En la encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI señala que detrás de la actual crisis económica existen unos comportamientos que impiden construir “una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación”. Personalmente comparto este juicio.

Las soluciones políticas o técnicas pueden resolver parte de los problemas de hoy, pero existen en el corazón de las personas preguntas que reclaman respuestas audaces orientadas a aportar esperanza. En este momento sería una irresponsabilidad renunciar a las aportaciones que las religiones pueden hacer para recuperar el sentido moral de la convivencia.

Tenemos que proteger los valores que nos identifican como civilización: la justicia y la fraternidad y la lucha contra las desigualdades agravadas por la actual crisis económica.

Somos una sociedad plural. Creemos y defendemos la dignidad de las personas y educamos en el respeto como base de nuestra cohesión social. Sabemos quiénes somos y de dónde venimos, y deseamos caminar hacia un futuro mejor. Pero para construir el futuro tenemos que unir ideales, valores y principios para avanzar en la humanización de la sociedad. En el encuentro de la Comunidad de San Egidio celebrado recientemente en Barcelona manifesté que los gobernantes debemos “crear las condiciones para la solidaridad y la comprensión entre la gran familia humana”.

A la largo de mi vida he conocido el vigor de la fe cristiana a partir de la vida de muchas personas católicas. Por eso sé que en la construcción del bien común los gobernantes no estamos solos. Existen varias minorías creativas portadoras de gérmenes de futuro. Cada una de ellas aporta palabras de verdad. Ninguna agota absolutamente la verdad, pero juntas edifican la sabiduría humana, siempre abierta a la espiritualidad para encontrar respuestas a sus interrogantes más profundos.

Una parte de los ciudadanos de Catalunya son creyentes y muchos de ellos se sienten identificados con los valores cristianos. Los católicos deben intervenir en la construcción de la convivencia aportando los valores que germinan de sus creencias. Comparto la opinión de los obispos catalanes de que los católicos “deben contribuir al discernimiento de algunos valores que están en juego estos momentos”. Participamos de las mismas preocupaciones y tenemos esperanzas compartidas. Para mí, la razón de ser de la política es también responder a la pregunta que Dios hizo a Caín, ¿dónde está tu hermano? Personalmente, me siento interpelado por esta cuestión. La política debe partir de un compromiso ético ante las injusticias que afectan al prójimo.

Mañana, cuando Benedicto XVI vuelva a Roma, deseo que lleve en su corazón un grato recuerdo de Catalunya. Espero que el Papa durante este tiempo haya tenido la oportunidad de captar nuestra realidad nacional, el vigor de nuestra sociedad y que Catalunya respeta la Iglesia católica y valora el compromiso cívico de los católicos. Debemos seguir abriendo vías de colaboración con la Iglesia católica para ser una sociedad justa. Deseamos ser pacificadores entre quienes odian y aportar confianza a quienes han perdido la esperanza. Muchas gracias, Santo Padre, por su visita a Catalunya.

El refundado Gobierno recibe a Benedicto XVI con bandera blanca. El Ejecutivo pidió a Roma que el Papa viajara a Santiago además de a Barcelona

Enric Juliana (La Vanguardia)

Tema: Religión

Zapatero II recibe a Benedicto XVI con bandera blanca (señal de alto el fuego, de tregua y voluntad de pacto, antes que de rendición). El Gobierno recién refundado no quiere –de momento– más tiranteces con Roma. Mensajes de franca cordialidad, presencia ministerial en los oficios religiosos de Barcelona y Santiago de Compostela, y prudente congelación del anteproyecto de ley de Libertad Religiosa, que, entre otras novedades, significaría la eliminación del crucifijo en todas las dependencias públicas y en los actos oficiales en los que aún pervive. Máxima amabilidad del vicepresidente plenipotenciario Alfredo Pérez Rubalcaba, ayer tras el Consejo de Ministros. Lejos quedan las frialdades de julio del 2006, cuando el papa Benedicto XVI efectuó su primera visita a España (Valencia, V Encuentro Mundial de las Familias).

Zapatero II ha querido retener, sin embargo, algún rasgo de Zapatero I: el presidente no quiere ir a misa, ni siquiera en la Sagrada Familia, renovado aliciente de la debilitada marca España. El presidente desea mantener vivo el frame laicista (frame: ventana, marco mental, herramienta clave de la política contemporánea, según el neurolingüista norteamericano George Lakoff, autor de cabecera del PSOE posmoderno), pero trabaja desde hace meses en favor de un apaciguamiento de las relaciones con la Iglesia católica, especialmente con el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Detrás de todo marco mental siempre hay política de la de antes: cálculo, interés, previsión y sentido de la realidad.

A los hechos. En plena campaña de apaciguamiento, el Gobierno pidió hace seis meses al Vaticano que el segundo viaje de Benedicto XVI a España no tuviese como único destino una Catalunya en avanzado estado de gestación electoral. La ex vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega, hasta hace unas semanas encargada de la relación con la Santa Sede y con la Conferencia Episcopal Española, efectuó gestiones para que el Papa también viajase a Santiago de Compostela, con motivo del año santo jacobeo. La vicepresidenta reforzaba así una reiterada petición del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, a su vez secundado por el embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, ex alcalde socialista de La Coruña.

El formato inicial del viaje era Barcelona. El cardenal Lluís Martínez Sistach estaba a punto de culminar una gestión tan paciente como silenciosa en los pasillos vaticanos para que Benedicto XVI presidiese la dedicación al culto de la Sagrada Familia, cuya nave central debía estar concluida en otoño del 2010. Martínez Sistach, buen conocedor de la curia romana y del celo con que el cardenal Rouco Varela está preparando la presencia del Papa en la Jornada Mundial de la Juventud (agosto 2011), sabía cuán delicado era ubicar el viaje papal a Barcelona en el calendario de Madrid. Sistach se movió con extrema prudencia y halló importantes aliados en Roma. A saber: el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede; el cardenal Antonio Cañizares, actual prefecto de la Congregación para el Culto Divino (dicasterio vaticano que se encarga de la reglamentación de los sacramentos y de la liturgia), y el arzobispo Gianfranco Ravasi (elevado a cardenal el próximo 20 de noviembre), presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.

Bertone, número dos del Vaticano, presta una gran atención a España. Le preocupa la política laicista del PSOE – por ello procura que no pase un año sin viaje vaticano a España–; ha impulsado la gradual corrección de algunas derivas de Rouco Varela (la condescendencia con el extremismo de la emisora católica Cope, por ejemplo), y concede mucha importancia a la colaboración con la diplomacia española en Cuba. Roma no quiere que una futura Cuba democrática caiga en manos de las sectas evangélicas financiadas desde Estados Unidos, razón por la cual está trabajando para tutelar la lenta licuación del castrismo. Bertone, en definitiva, ha corregido algún enfoque óptico de la complejidad española. ¿Un cardenal federal? No escribamos tonterías. Un cardenal bien informado.

El secretario de Estado conoce Catalunya a través de Montserrat, monasterio benedictino con el que mantiene un amistoso vinculo desde sus tiempos de arzobispo de Génova. Su amistad con los monjes de Montserrat – particularmente con el abad Josep Maria Soler– ha aportado al Vaticano nuevos enfoques. Un importante refuerzo para Sistach. “El Pontífice ve a España como una unidad en su diversidad”, declara Giovanni Maria Vian, director de L'Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, en una entrevista que publicará mañana La Vanguardia en su suplemento especial sobre la visita del Papa. Vian, periodista y profesor de Patrística en La Sapienza de Roma, es un estrecho colaborador de Bertone. Conoce la complejidad española. Habla perfectamente el castellano y entiende el catalán, lengua que también comprende el actual portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi.

El cardenal Cañizares posiblemente no se halle en la misma longitud de onda en lo que se refiere a las diversidades hispánicas, pero fue el prelado español que con más energía combatió la radicalización de la Cope, cuyo tono insultante consideraba del todo inadmisible. El cardenal Rouco no era de la misma opinión: la Cope era su más preciado alfil en el tablero político. Desde entonces, ambos representan puntos de referencia distintos en el catolicismo español. Cañizares apoyó las gestiones de Martínez Sistach en favor del viaje papal a Barcelona.

Ravasi fue el tercer aliado. El ministro de cultura vaticano, figura ascendente en Roma según diversos observadores, acababa de organizar con éxito un encuentro del Papa con 200 intelectuales de todo el mundo bajo los frescos de la Capilla Sixtina. Cuando el cardenal Sistach le mostró la nave central de la Sagrada Familia, no tardó ni un minuto en entender cuál podía ser el mensaje del Papa en la consagración del templo: fe y cultura. Otra Capilla Sixtina. Así se fraguó el viaje de Benedicto XVI a Barcelona.

La demanda de Santiago de Compostela estaba encima de la mesa, pero la avanzada edad de Joseph Ratzinger no aportaba argumentos en favor de un viaje a dos ciudades españolas en sólo 48 horas. En febrero de este año, aparecían las primeras informaciones oficiosas del viaje a Barcelona. Varias piezas se movieron entonces, al unísono, en favor de Santiago. Con gran agilidad, el arzobispo Barrio, secundado por el embajador Vázquez, consiguió que el Papa recibiese al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el 3 de marzo. Al cabo de tres días, el Vaticano anunciaba oficialmente el viaje a Santiago y Barcelona. Desde Madrid, el cardenal Rouco hacía saber que, consultado por Roma, había dado su “consentimiento”.

Así acabó de fraguarse el viaje de Benedicto XVI a la periferia hispánica y así se entiende mejor la generosa liturgia en lengua catalana mañana en el templo de la Sagrada Familia. Así se tejió la bandera blanca que ahora empuña el plenipotenciario Rubalcaba. Y así se pueden medio comprenderse algunos malhumores madrileños (el último número de Alfa y Omega, revista semanal del arzobispado de Madrid, ningunea de manera evidente el viaje papal a Barcelona.)

- Seis personajes clave.

Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona. Suya fue la iniciativa del viaje de Benedicto XVI a Barcelona. Con prudencia y silencio, tejió complicidades en Roma para evitar el veto del cardenal Antonio María Rouco Varela, absolutamente concentrado en el viaje del Papa a Madrid (agosto 2011.)

Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano. El número dos del Vaticano ha sido decisivo en la gestación del viaje; para contener mejor el laicismo del Gobierno socialista; para perfilar nuevas geometrías entre Roma y España, y para reforzar el catolicismo en una Catalunya muy secularizada.

Antonio Cañizares., prefecto para el Culto Divino. El antiguo arzobispo de Toledo fue el prelado español que con más energía se opuso a la radicalización de la Cope. No quiso ser un subordinado de Rouco Varela. Desde su puesto en la curia influye en la definición de la política vaticana respecto a España.

Gianfranco Ravasi, 'ministro' de cultura vaticano. El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura –nuevo cardenal el próximo 20 de noviembre– quedó impresionado al visitar las obras de la Sagrada Familia, invitado por Sistach. Su apoyo al viaje del Papa puede considerarse decisivo.

Josep Maria Soler, abad de Montserrat. Montserrat ha contribuido a ensanchar las vías de comunicación entre la Santa Sede y la realidad social, política y cultural de Catalunya. El cardenal Bertone mantiene desde hace años una sólida amistad con la comunidad benedictina de Montserrat.

Giovanni Maria Vian, dir. de 'L'Osservatore Romano'. El actual director de L'Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, es un buen conocedor de España y Catalunya. Estrecho colaborador del cardenal Bertone, ha contribuido a la redefinición de la visión de la Santa Sede sobre la “díscola” Catalunya.

El otro fin de la historia

Xavier Batalla (La Vanguardia)

Tema: Historia

La creencia de que la historia humana es un proceso que tiene un fin predeterminado es arriesgada. Hay una palabra griega, telos, que significa fin, término que sirve tanto para señalar el momento en que acaba un proceso como para indicar el propósito por el que alguien justifica este proceso. La primera acepción es la que empleó Francis Fukuyama para anunciar el fin de la historia. La segunda es la preferida por quienes consideran que la historia tiene un objetivo predeterminado.

Pirro, rey de Epiro, fue de los primeros en comprobar que la historia es un proceso aleatorio por el que los acontecimientos se encadenan. La historia, por ejemplo, está plagada de victorias engañosas para los que se creyeron ganadores. Pirro derrotó al imperio romano pero lo pagó tan caro –miles de sus hombres– que se cuenta que dijo: “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”. De ahí lo de una victoria pírrica, en la que el aparente vencedor no gana.

Los dos acontecimientos que introdujeron al mundo en la edad moderna surgieron de una victoria pírrica. Fue en 1759, cuando los británicos se anotaron diversas victorias, entre ellas una en Quebec, donde los franceses fueron derrotados por James Wolfe. Pero esta victoria fue pírrica. La derrota francesa fue doble, ya que también multiplicó las deudas del Estado, lo que influyó en el estallido revolucionario de treinta años después. Pero la victoria resultó cara para Gran Bretaña. El esfuerzo fue grande, por lo que Londres aumentó los impuestos a los colonos norteamericanos, quienes, descontentos, optaron por la independencia de Estados Unidos.

La historia no acabó aquí. La derrota alemana en 1918 fue una victoria aliada pírrica. El conflicto acabó con la imposición de unas vengativas reparaciones de guerra que allanaron el camino hacia la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién fue el vencedor? John Maynard Keynes, miembro de la delegación británica en Versalles, quien pronosticó que las condiciones impuestas a Alemania conducirían a otro conflicto. Y así fue.

El ataque japonés contra Pearl Harbor provocó la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, aunque aquel día Japón se anotó una victoria pírrica, ya que comenzó a perder la guerra. Tokio estaba convencido de que si causaba fuertes pérdidas en Pearl Harbor, Washington negociaría. Pero Yesoroku Yamamoto, artífice del ataque y conocedor del poderío industrial estadounidense, había dicho al general Hideki Tojo que la agresión despertaría al gigante y Japón no ganaría la guerra contra Estados Unidos. Y así fue.

La Unión Soviética se hundió en Afganistán, donde la victoria de los guerrilleros musulmanes fue saludada con satisfacción por Estados Unidos. Pero la victoria, consumada gracias al apoyo estadounidense, fue un tanto pírrica visto lo que ocurrió después. Los muyahidines se pelearon entre ellos, lo que dio la victoria a los talibanes. A continuación, el régimen talibán dio refugio a Osama bin Laden. Y los neoconservadores declararon entonces la guerra global contra el terrorismo. Los primeros tiros se dieron en Afganistán y después en Iraq. Y en los dos casos se cantó victoria. Pero las victorias no tardaron en demostrarse pírricas. Primero, porque la guerra contra el terrorismo no ha sido capaz de cambiar Oriente Medio. Y segundo, porque las consecuencias han sido lo contrario de lo pretendido: Irán ha crecido y Al Qaeda continúa golpeando.

El mundo ha cambiado mientras Estados Unidos libraba dos guerras que le han venido grandes. Es más: con la crisis financiera y económica a cuestas y el empuje de otros gigantes, la superpotencia que el francés Hubert Vedrine calificó de “hiperpotencia” se ha transformado en lo que Michael Mandelbaum considera una “superpotencia frugal” por su pérdida de poder (The frugal superpower, 2010).Y el resultado de este proceso tal vez sea la tentación de un nuevo aislacionismo. Antes de la debacle electoral sufrida por Barack Obama el pasado martes, Christopher Dickey, convencido del avance republicano, escribió en Newsweek que “la apatía es probable que domine la política exterior después de noviembre”.

Danielle Pletka, del neoconservador American Enterprise Institute, se lamenta del creciente desinterés americano en la defensa de la libertad en el mundo. Y Robert Reich, secretario con Bill Clinton, culpa al Tea Party y a los sindicatos por fomentar el proteccionismo. Es decir, esta historia ha sido un proceso plagado de victorias engañosas. Según los sondeos, el 3% cree que el problema es Afganistán; el 60%, la economía. Los americanos ya no se despiertan preguntando dónde está Bin Laden.

- Victorias que fueron demasiado caras.

William Pitt el Viejo fue encargado por el rey Jorge II de formar gobierno en Gran Bretaña al estallar la guerra de los Siete Años con Francia (1756-63), que en Norteamérica se conoció por la guerra francesa e india. Los británicos derrotaron a los franceses, pero se trató de una victoria pírrica. El esfuerzo económico en Norteamérica fue tan grande que Jorge III aumentó después la presión fiscal sobre los colonos, que optaron por la rebelión y la independencia de Estados Unidos.

La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial resultó ser una victoria aliada pírrica. El conflicto acabó con un tratado de paz que los alemanes consideraron un diktat por la dureza de los vencedores, que aprobaron unas vengativas reparaciones de guerra que allanaron el camino hacia la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién resultó ser el vencedor? John Maynard Keynes, que afirmó que las condiciones impuestas a Alemania provocarían otro conflicto. Y así fue.

El 7 de junio de 1941, Japón atacó Pearl Harbor y cantó victoria. Tokio estaba convencido de que si causaba fuertes pérdidas en Pearl Harbor, Washington negociaría. Pero se equivocó. La victoria fue pírrica, ya que entonces comenzó a perder la guerra, no a ganarla. Yesoroku Yamamoto, el arquitecto del ataque y conocedor del poderío industrial estadounidense, había informado al general Hideki Tojo de que el ataque despertaría al gigante y que Japón no podría ganar la guerra a Estados Unidos.

El corazón chino de Birmania. Mandalay, la capital económica, cultural y espiritual birmana, está tomada por sus vecinos del gigante asiático

Isidre Ambrós (La Vanguardia)

Tema: Birmania

¡Ah, si Buda levantara la cabeza!”, exclama una anciana birmana mientras observa cómo de la cabeza de aquél salen destellos de luz de diversos colores mientras un grupo de devotos le rinde homenaje en la pagoda Kuthodaw en Mandalay, la capital económica, cultural y religiosa de Birmania.

Se trata realmente de una imagen muy kitsch, que contrasta con la suntuosidad del lugar y de la figura de oro de Buda. Para los occidentales resulta chocante. Sólo hay que imaginar a Jesús, la Virgen o los doce apóstoles con la cabeza rodeada de un aura de lucecitas de diversos colores que se encienden y se apagan, formando diversos dibujos geométricos.

“Son los chinos los que han dotado de electricidad a esta figura y no se trata sólo de esta pagoda, lo podrán ver en cualquiera de los muchísimos templos de la región”, comenta una guía local a un grupo de occidentales que visita el templo de Kuthodaw. “Es una de sus múltiples fórmulas para congraciarse con la población local”, añade la misma guía, que recuerda que el 90% de la población profesa el budismo.

La iluminación de Buda puede parecer una anécdota, pero constituye un claro ejemplo de la presencia y el poder de la comunidad china en Mandalay. Su presencia alcanza actualmente la mitad de la población de la segunda ciudad de Birmania, corazón económico y comercial de este país del sudeste asiático, y se explica por su sentido de los negocios.

Y es que esta urbe, dominada por un tráfico incesante de bicicletas y motos de pequeña cilindrada, es el punto neurálgico de la llamada Burma road, en alusión a la carretera que une Mandalay con la provincia china de Yunan. Por ella circulan diariamente caravanas de camiones cargados de mercancías chinas que serán vendidas en los mercados birmanos a bajo precio.

Los birmanos reconocen que los productos del gigante asiático no son de muy buena calidad. “Los tailandeses y coreanos son mejores, pero más caros”, dice una joven. El Banco Asiático de Desarrollo recuerda que la mayoría de la población del país vive
bajo el umbral de la pobreza. El ingreso medio por habitante es de unos 300 dólares anuales, o sea, menos de un dólar diario.

Un paseo por el centro de Mandalay es como trasladarse a una ciudad china. Se comercia a todas horas. Se habla mandarín y los precios de los productos suben y bajan constantemente en los puestos de venta callejeros y de los centros comerciales.

El coloso asiático suministra el 80% de las importaciones que consume Birmania, con una gama de productos que van desde los electrodomésticos al cemento, pasando por la pintura, la harina o el jabón, según la agencia oficial de noticias Xinhua. El comercio bilateral entre Pekín y Rangún se cifra en unos 2.910 millones de dólares, de los que la mayor parte, 2.260 millones, son exportaciones chinas a Birmania, y 646 millones corresponden a ventas birmanas a China, según cifras oficiales. Actualmente, China es el segundo mayor inversor en Birmania, después de Tailandia, y su inversión total es del orden de los 10.000 millones de dólares.

La creciente presencia china se explica por el proceso de progresiva apertura que la junta militar y que prevé continuar tras las elecciones legislativas de mañana. Se trata de los primeros comicios que se celebrarán en este país desde 1990, aunque todas las organizaciones internacionales y numerosos países ya las han deslegitimado por considerar que no cumplen las mínimas condiciones democráticas y la oposición no puede concurrir libremente.

El interés chino por asentarse en Mandalay y sus alrededores tiene su lógica económica. Es el centro neurálgico del artesanado y el comercio, posee las mejores facultades de informática, matemáticas y medicina, y representa más de la tercera parte de la economía nacional birmana. A ello suma que al norte de esta región se hallan las principales minas del país, de materias primas y también de piedras preciosas, negocio éste controlado mayoritariamente por sociedades chinas.

“Una de las fórmulas más utilizadas por los emprendedores procedentes del gigante asiático para hacerse con las riendas de los negocios birmanos es a través del matrimonio mixto y adquirir la nacionalidad, a cambio de unos mil dólares”, según señalan fuentes birmanas que prefieren guardar el anonimato.

Numerosos hoteles, restaurantes, joyerías y agencias de viajes están en manos chinas. Hay vuelos directos desde el sur de China a Mandalay. “Los chinos sólo quieren visitar Mandalay y sus alrededores y luego se gastan verdaderas fortunas en las joyerías. No les interesa nada más de Birmania”, relata una empleada de una agencia de viajes local.

La demostración más palpable de que la comunidad china controla la economía en Mandalay la constituyen los grandes vehículos negros con cristales oscuros –típico objeto de ostentación chino– que circulan por el centro de la ciudad y que contrastan fuertemente con el deteriorado parque automovilístico local y el gran número de bicicletas y motos existentes. Son los únicos coches nuevos y relucientes que hay en la ciudad. Una prueba definitiva de que el corazón económico de Birmania late en chino.

- Un matrimonio de conveniencia perfecto.

China y Birmania han constituido un matrimonio de conveniencia perfecto. El gigante asiático precisa las materias primas que posee su vecino para alimentar su voraz apetito de consumo industrial y energético, así como estratégico. El régimen militar birmano, por su parte, se beneficia de los productos manufacturados procedentes de China, así como de la ayuda de Pekín en los foros internacionales. La mayor compañía petrolífera del país, la CNPC, obtuvo hace pocas semanas los derechos exclusivos para construir y explotar un oleoducto que unirá la isla occidental birmana de Maday con la ciudad fronteriza china de Ruili y que se calcula que transportará unos doce millones de toneladas de crudo al año. Por su parte, el régimen birmano asegura a China el acceso al océano Índico, no sólo para que realice importaciones energéticas, sino también para que pueda usar su territorio como potencial base militar en caso de crisis internacionales.

Reflexiones tras la resaca. Conservadores y progresistas son prudentes a la hora de sacar conclusiones de la derrota de Obama

Marc Bassets (La Vanguardia)

Tema: Estados Unidos

Ni euforia desatada entre los conservadores, ni depresión sin fondo entre los progresistas. En las elecciones del martes los demócratas de Barack Obama perdieron ante los republicanos la mayoría en la Cámara y vieron socavada la mayoría en el Senado. Superada la resaca, ni los vencedores ven el futuro con tanto optimismo ni los vencidos creen cercano el apocalipsis. Los progresistas creen que la nueva mayoría republicana en la Cámara puede obligar a la oposición a responsabilizarse de las decisiones, cosa que ha evitado desde que en enero del 2009 Obama llegó a la Casa Blanca. Los conservadores se toman la victoria con prudencia. Saben que lo que han ganado ahora pueden perderlo en las legislativas del 2012, que se celebrarán a la vez que las presidenciales. Todos prevén la posibilidad de una candidatura alternativa al presidente en las primarias demócratas.

- Las oportunidades de “la paliza” electoral. Center for American Progress, laboratorio de ideas próximo a Obama.

Los progresistas en Washington no niegan la “paliza” como dijo Barack Obama. No niegan que el programa de reformas económicas y sociales impulsadas por el presidente pueda descarrilar en los próximos dos años. Algunos demócratas tampoco niegan que los demócratas tienen que repensar muchas cosas tras un voto que se explica por el paro, sí, pero que también expresa un rechazo a las políticas de la Casa Blanca.

Pero, como decía esta semana, en un desayuno en el Center for American Progress, Jennifer Palmieri, miembro de este laboratorio de ideas, el más próximo a la Casa Blanca, “nunca nada es tan malo ni tan bueno como parece”. Palmieri trabajó en la Casa Blanca del demócrata Bill Clinton, cuya derrota en las legislativas de 1994 es el modelo en el que se espeja Obama. Clinton, al que muchos daban por acabado tras perder el Congreso, resucitó y ganó las presidenciales de 1996.

Jennifer Palmieri sostiene que, al controlar la Cámara de Representantes, los republicanos se verán obligados a asumir más responsabilidades. En la práctica cogobernarán con Obama: ya no podrán ser impunemente el partido del no como en los dos últimos años de mayoría demócrata. Si la economía no se recupera, o si EE.UU. recae en la recesión, la culpa no se achacará sólo a los demócratas. Palmiere sostiene, además, que en una situación de cohabitación como la que existirá a partir de enero, cuando se constituya el nuevo Congreso, la mayor visibilidad del presidente le permitirá apuntarse los éxitos. “Cuando el Congreso hace algo bueno, el crédito le corresponde al presidente”, dijo.

En el Center for American Progress, no existe el temor a que la ola republicana anticipe un dominio conservador duradero de la política estadounidense. ¿2012? “No veo a ningún republicano que pueda derrotar a Obama”, dice Palmieri, quien admite la posibilidad de que un demócrata –cita a Howard Dean– de la izquierda desafíe a Obama en las primarias.

¿Y más allá del 2012? La elección de republicanos como Nikki Haley, de origen indio, en Carolina del Sur, Marco Rubio en Florida o Susana Martínez en Nuevo México, ¿refleja futuros avances de los republicanos entre las minorías?

Ruy Teixeira, uno de los mayores expertos del país en demografía electoral, lo duda. Los hispanos votaron el martes menos que en las presidenciales del 2012, pero los que votan siguen apoyando masivamente a los demócratas. Y las proyecciones apuntan a que a mediados de siglo los blancos dejarán de ser la mayoría en EE.UU. Los progresistas creen que, si el Partido Republicano –blanco y percibido por muchos como un partido antiinmigración– fracasa a la hora de seducir al voto de la minoría más pujante, la hispana, los demócratas tienen garantizada la hegemonía durante decenios.

- Cómo aprovechar la segunda oportunidad. 'The Weekly Standard', semanario neoconservador.

Uno esperaría encontrar un ambiente de euforia en un almuerzo organizado entre otros por The Weekly Standard, el semanario que en EE.UU. articula una parte del pensamiento conservador. La derecha estadounidense, claro, está feliz: a fin de cuentas acaba de recuperar el control de la Cámara de Representantes y la exigua minoría demócrata en el Senado impide al partido del presidente Barack Obama tomar ninguna iniciativa sin contar con la oposición. Las dimensiones de la victoria tienen escasos precedentes en los últimos decenios.

Pero, como recordó ayer Susan Ferrechio, del diario The Washington Examiner, los electores no votaron tanto a favor del programa republicano como en contra de los congresistas en el cargo, y especialmente de los demócratas. Los republicanos, castigados en el 2008 tras los años de Bush, saben que están en un periodo de pruebas, que el electorado les ha ofrecido “una segunda oportunidad”, como han dicho algunos líderes del partido.

A esto se añade la irrupción del Tea Party, el movimiento conservador y populista. El Tea Party es una bendición para la derecha: ha impulsado a los republicanos durante los dos años que estuvieron a la intemperie, y ha movilizado a sus votantes. Pero también puede entrañar un peligro. “Tenías que hacer una campaña realmente discreta para perder”, dijo el columnista conservador Byron York, en alusión a la derrota de republicanos del Tea Party –demasiado excéntricos para el votante centrista– en un año fácil para los republicanos. Estas derrotas han alejado al Partido Republicano de la mayoría en el Senado.

Pocos de los participantes en el coloquio confían en que los nuevos equilibrios en Washington permitan superar la parálisis. William Kristol, director de The Weekly Standard e intelectual de cabecera de los neocon, cree que los republicanos pueden sacar ventaja del bloqueo: si la Cámara aprueba una ley y el Senado la bloquea, la culpa será de los demócratas, y si el Senado aprueba una ley, forzosamente deberá contar con el apoyo de ambos partidos. Ninguno cuenta con mayoría suficiente. En ambos casos, los republicanos podrán quitarse el sambenito de ser el partido del no, un inconveniente con la perspectiva de las presidenciales del 2012.

Como los progresistas, los conservadores piensan ya en las elecciones presidenciales. Kristol espera que haya un nutrido grupo de republicanos en las primarias. Michael Barone, uno de los analistas más respetados de la capital, no excluye que en las primarias demócratas a Obama le salgan rivales “en la izquierda antibelicista”. Cita a Howard Dean, ex gobernador de Vermont y candidato a las primarias demócratas del 2004. Pero precisa: “Aún creo que es improbable”.