jueves, 18 de noviembre de 2010

La épica republicana. Los seguidores de CiU, PSC e ICV deberían dar una oportunidad a ERC para ensayar su proyecto

Josep Huguet (El Periódico de Catalunya)

Tema: Elecciones

Los dos presidents socialistas de la Generalitat han llegado ahí porque la izquierda independentista lo ha querido así. Los republicanos queríamos una alternancia democrática que mejorase la calidad y la transparencia del sistema democrático, un avance en la construcción del Estado catalán del bienestar con nuevas y abundantes políticas sociales y, por último, dar una oportunidad a los federalistas para superar el callejón sin salida autonómico al que nos había conducido el autonomismo pujolista.

Ahora resulta que los dirigentes del PSC hacen como que no se acuerdan de con quién han gobernado. Y en lugar de seguir con coherencia con el proyecto democrático y social, hacen marcha atrás e impiden por años un Govern de izquierdas porque priorizan el proyecto unitarista español. Solo el miedo, el conservadurismo de algunos y los prejuicios españolistas de otros explican cómo se tira todo por la borda, cuando lo necesario sería tener la valentía de pasar a una etapa posfederal, después de que el Tribunal Constitucional (TC) haya demostrado que el bienestar y las libertades de los catalanes no caben en la Constitución española.

Es la segunda y probablemente última gran oportunidad perdida por el partido de los socialistas catalanes después de los errores encadenados hasta la desaparición del grupo en Madrid y la votación en favor de la LOAPA.

Esquerra sigue con su hilo rojo. Venimos de 1931 de impulsar la República y la autonomía, y un modelo alternativo de sociedad y democracia: derecho al divorcio, al voto de las mujeres, a la escuela mixta, a la meritocracia de la caseta i l'hortet, de la Catalunya ciudad…

Venimos de ser en 1978 el único partido catalán en propugnar la abstención a la Constitución que denunciábamos como cárcel de pueblos y personas. A pesar de ello, venimos de apoyar durante seis años al primer Govern autonomista de centroderecha para que pudiese desplegar el Estatut y demostrar sus posibilidades. Venimos de pacificar la vía a la independencia propulsando la disolución de Terra Lliure y condenando cualquier uso de la violencia en Catalunya. Venimos de demostrar con discursos y con hechos un independentismo de clases populares integrador donde no se pregunta de dónde se viene ni qué lengua se habla, sino adónde vamos y qué identificación común queremos compartir. Venimos de apoyar a la izquierda federal en los últimos siete años.

Pero todas esas etapas ya se han superado. Cuando la crisis económica global convierte en mortales para la gente de Catalunya las dependencias del Estado central y el expolio fiscal, cuando las clamorosas limitaciones de una democracia aún no han permitido hacer las paces con la memoria histórica; cuando el Tribunal Constitucional deja claro que en la Constitución no caben los derechos y las libertades de los catalanes, Esquerra propone un programa de ruptura democrática y social hacia el Estado catalán. Con un camino pacífico, basado en el reconocimiento de que es la sociedad catalana la que tiene el derecho a decidir su destino, un camino basado en un proyecto regeneracionista como el del catalanismo de finales del XIX, que haga eclosionar todas las potencialidades económicas, científicas y creativas de nuestro pueblo en un horizonte compartido de sociedad del conocimiento y del bienestar líder de la Europa mediterránea.

Es hora pues de reclamar reciprocidad a los ciudadanos juiciosos seguidores del autonomismo de CiU y del federalismo de PSC-ICV. Habéis tenido vuestras oportunidades apoyados por Esquerra Republicana. Vuestras direcciones políticas no han conseguido garantizar los derechos y libertades a los que aspira el pueblo de Catalunya y también es lógico que no queráis seguir aventuras populistas y frustrantes que se líen con la bandera española o la estelada.

Por ello, ahora toca, y es de agradecidos, apoyar a Esquerra Republicana para que pueda, con una mayoría política y social suficiente, ensayar el único camino que queda para lograr un país próspero, con justicia social y con plenas libertades. Lo que nos lleva hacia el Estado catalán, democrático y social.

Y, mientras tanto, un programa reformista fuerte que tenga el valor de enfrentarse con el statu quo, con los oligopolios y el mundo financiero. Un programa de alianza con la gente más valiente e innovadora para cambiar la Administración, cambiar las formas de organizar las empresas, aprovechar a fondo el capital humano, avanzar en una economía donde el mercado español sea residual, donde la laicidad y el catalán sean valores comunes de identificación. Que contemple la insumisión civil ante la retahíla de sentencias judiciales que seguirán a la del TC, vulnerando derechos y libertades de los catalanes. Que movilice a la sociedad civil en torno de objetivos concretos: El Prat, el corredor mediterráneo, la proyección internacional de la identidad. Un programa para combatir la España blindada por el pacto Sevilla-Madrid-Bilbao, que legitima la confederación de los vascos, la economía del subsidio andaluz y el poder político y económico de Madrid, a costa de nuestro bienestar.

El arte perecedero

Joan-Pere Viladecans (La Vanguardia)

Tema: Cultura

¿Cuántas posibles obras habrán quedado inéditas, abortadas, ocultas a la posteridad, perdidas en la mente de los creadores? Obras que, por falta de tiempo, por dificultad en su realización o por simple desidia o aburrimiento del artista, nunca llegaron a materializarse ni anotarse. Jean Sibelius resolvía sinfonías enteras en la cabeza, y luego le parecía un sinsentido tener que transcribirlas al papel, una vez pasada la excitación íntima del acto, digamos, creativo. Peter Handke alude a la inspiración como un estado febril que después desaparece. Hay algo de enternecedor y un mucho de atractivo en las ideas que, se supone o ciertamente se sabe, nunca serán vistas, leídas o escuchadas. No sería arriesgado afirmar que, en los temas creativos lo más interesante, o supuestamente interesante, ocurre en la sombra “On ne sait rien de la veritable histoire des homes” (Céline). Ni del origen de sus creaciones, ni del arranque de la obra de arte, ni del detonante de una idea intuida o pensada. Leonardo escribía que le era de grandísima utilidad, hallándose en la cama a oscuras, el ir reparando y considerando con la imaginación los contornos de las formas que debería estudiar. ¿Se concretaron y materializaron todas ellas? ¿Sólo algunas? Probablemente no, o muy pocas. Quedan anotaciones.

El artista muchas veces se da por satisfecho con el placer puro e inmaterial de idear e imaginar sin tener que verse obligado a concretar lo que ronda por su cerebro. Es ese goce inaprensible de la creación: “El poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica” (Lorca citando a Goethe).

Algo parecido ocurre con la creación que se sabe temporal, perecedera; efímera. Toda aquella que se crea y realiza a sabiendas de que tendrá una corta duración. De ahí surgen toda una poética y unas prácticas de lo efímero: parte del arte conceptual, el póvera, land art, body art, los happenings, la performance… Joan Miró dibujaba en la arena de la playa y las olas iban diluyendo sus trazos, transformándolos, hasta hacerlos desaparecer. Y en el año 1969 realizó, con motivo de la exposición Miró, otro, unos murales en la fachada acristalada del Col•legi d'Arquitectes, que él mismo destruyó. Dalí en el Park Güell pintó en el suelo un enorme lienzo fugaz en homenajea Gaudí. El cineasta Georges Henri Clouzot filmó un largometraje titulado Le mystère Picasso en el que el pintor, mostrando su proceso creativo, pintaba sin cesar ante un soporte transparente, superponiendo una obra a otra por lo que, en el encadenado, todas iban desapareciendo. El grafitero Banksy sabe que sus intervenciones y sus saltos tarde o temprano desaparecerán a manos de los servicios de limpieza. Igual que los ambiciosos y legendarios embalajes paisajísticos de Christo, o las acciones del anónimo grafifotógrafo J.R. O los poéticos instantes de las pompas de jabón de Pep Bou. Cuestionando la durabilidad y la inalterabilidad de la obra de arte, muchos artistas contemporáneos han convertido el propio proceso y las diversas etapas de creación en elemento esencial de sus prácticas, reivindicando a su vez el pensamiento que toda obra conlleva ¿Es el arte perecedero una alternativa? ¿Un ismo más?

El sector bancario irlandés se hipotecó al inflar la burbuja inmobiliaria. El Gobierno de Dublín negocia un rescate financiero sin ceder soberanía

Rafael Ramos (La Vanguardia)

Tema: Irlanda

Tras rendirse a la evidencia de que resulta irresistible la presión de Alemania y otros socios europeos para aceptar un rescate que impide el contagio de su crisis a Portugal, el objetivo del Gobierno irlandés es minimizar el daño a su imagen internacional como país solvente y establecer una serie de barreras a la intervención de Bruselas en la elaboración de sus presupuestos y la gestión de su economía. Que lo vaya a conseguir es otra cuestión.

La fórmula elegida por Dublín para limitar la pérdida de soberanía que conlleva el rescate consiste en el subterfugio de que los fondos que va a aportar la Unión Europea no sean para el Estado irlandés sino para la banca del país, cuyo colapso tras prestar 420.000 millones a constructores que no han podido devolver el dinero es el veneno que tiene postrado al país. En el fondo se trata de una cuestión semántica, porque el Tesoro ha nacionalizado buena parte del sector y garantizado los depósitos de todos los ciudadanos.

El problema de Irlanda es el agujero negro en que se ha convertido su banca, dominada tradicionalmente por los llamados cinco grandes (Bank of Ireland, Allied Irish Bank, Bank of Ulster –uno de los más saludables–, Permanent TSB y National Irish Bank), pero con una cantidad significativa de cajas de ahorros. Un factor importante en el estallido de la burbuja financiero-inmobiliaria japonesa de 1989 fue que sus bancos concedieron un 25% del total de sus créditos a los constructores. Los banqueros irlandeses fueron todavía más lejos, prestaron al sector un 28% del total de préstamos.

El Gobierno que preside el impopular taoiseach (primer ministro) Brian Cowen ha tenido que inyectar hasta ahora 50.000 millones para que el sector bancario permanezca a flote. El detonante de la crisis fue el Anglo Irish Bank, que registró las mayores pérdidas en toda la historia de la empresa privada irlandesa (8.200 millones) y tuvo que ser nacionalizado y fragmentado en dos, uno sano que sigue operando, y uno tóxico absorbido por el Estado. Cualquier esperanza de que los problemas concluyeran ahí resultó una quimera, ya que todo el sector bancario está expuesto a los préstamos que los constructores no han podido devolver tras estallar la crisis (Irlanda está llena de solares y bloques de viviendas y oficinas sin terminar). El Gobierno se vio obligado a garantizar los depósitos de todos los ciudadanos, y creó una institución llamada NAMA (Agencia Nacional de Gestión de Activos), que es el equivalente de un gran banco estatal tóxico.

En la actualidad el Estado irlandés es propietario del 100% del capital del Anglo Irish Bank, del 51% del Irish National Building Society y EBS Bulding Society y del 34% del Bank of Ireland, y podría hacerse con hasta el noventa por ciento del Allied Irish Bank (ahora tiene el 18%), en caso de que su prevista ampliación de capital no reciba suficiente respaldo inversor desde el sector privado. Se estima que la crisis del sector costará a cada trabajador irlandés 34.000 euros, mientras el panorama para este año es que continúen las pérdidas debido a un crecimiento sostenido de la morosidad y la prolongación de la caída del precio de la vivienda, que ya ha perdido en algunas regiones un 50% respecto al cenit de la burbuja.

El llamado tigre celta registró el mayor crecimiento de Europa occidental y uno de los más altos del mundo desarrollado desde que adoptó el euro en 1999, beneficiándose de una fuerza laboral flexible y bien preparada que habla inglés y de unos impuestos sobre los beneficios empresariales muy competitivos (12,5%, una tasa que Alemania y Francia consideran competencia fiscal desleal y pretenden que suba ahora como precio del rescate). Empresas norteamericanas y japonesas del sector farmacéutico, los servicios financieros y la alta tecnología establecieron sus cuarteles generales en Irlanda.

En el 2003 la renta per cápita era un 136% superior a la media de la UE, por encima de la de Estados Unidos y Gran Bretaña. Con un paro de tan sólo el 4%, un país de emigrantes por excelencia acogió a decenas de miles de inmigrantes polacos, chinos y africanos. Los elevados ingresos del fisco permitieron un enorme gasto público en infraestructuras y servicios públicos, haciendo que la isla esmeralda fuera designada por The Economist el lugar ideal para vivir.

Pero cuando la demanda interna y las exportaciones ya no pudieron tirar más del crecimiento, el Gobierno optó por estimular artificialmente el mercado inmobiliario. Y en un país teñido históricamente por la corrupción, con enormes vínculos entre banqueros, políticos y constructores, se introdujo una disposición fiscal llamada la norma 23 que permitía a los empresarios inmobiliarios descontar de los impuestos los costes de sus proyectos, al tiempo que los ministros alentaban la concesión de hipotecas a intereses muy bajos. Los irlandeses empezaron a comprar pisos en Praga, Sofía y Budapest, pero se trató de un boom artificial que, lejos de crear riqueza, tan sólo generó deuda. Ahora toca pagarla.

Los trenes franceses y el perdón

Francesc-Marc Álvaro (La Vanguardia)

Tema: Historia

Hace pocos días, la compañía francesa de ferrocarriles, la SNCF, ha pedido disculpas por primera vez por su participación directa en la deportación de miles de judíos de Francia a Alemania durante los años de la Segunda Guerra Mundial. La declaración oficial, a cargo del presidente de la empresa, Guillaume Pepy, habla de “profunda pena” y lamenta los sucesos que tuvieron lugar durante la ocupación alemana. En este comunicado, Pepy cita como argumento de autoridad las palabras que Jacques Chirac expresó en 1995 como presidente de la República, al reconocer la responsabilidad del Estado francés y de ciudadanos franceses en “la locura criminal del ocupante”. Así pues, como “brazo del Estado”, la compañía ferroviaria de Francia asume oficialmente, ante las víctimas y sus descendientes, que realizó el transporte hacia los campos de la muerte de alrededor de 75.000 judíos franceses y de otras nacionalidades europeas.

¿Por qué precisamente ahora, setenta años después de aquella tragedia? Muy sencillo: estaba en juego un gran negocio para la SNCF, nada más y nada menos que la construcción de dos trenes de alta velocidad, uno en California y otro en Florida. De ahí que, paradójicamente, este solemne reconocimiento de responsabilidad histórica no se produzca a instancias nacionales sino como un rebote inesperado de la expansión internacional de la SNCF, que como tantas empresas europeas –incluidas algunas españolas– se ha lanzado a la conquista del mercado americano. Varias organizaciones y personalidades judías de Estados Unidos se movilizaron para presionar a la compañía francesa, entre ellas Bob Blumenfield, diputado demócrata en la Asamblea estatal de California, impulsor de una ley que exige transparencia sobre el papel de la SNCF en las deportaciones, así como la concreción de reparaciones para los supervivientes de aquel terrible episodio y sus familias. A pesar del veto del gobernador Arnold Schwarzenegger a esta ley, el presidente de la compañía ha reiterado su voluntad de colaborar con las autoridades y abrir los archivos a los ciudadanos estadounidenses, como lo están para los franceses desde 1996. Por otro lado, la SNCF recuerda a través de su web que, entre otras iniciativas, ha solicitado investigaciones sobre su papel durante la ocupación, ha tomado parte en actos conmemorativos y ha señalado como lugares de memoria las estaciones de donde partían los trenes que terminaban su trayecto junto a las cámaras de gas.

Esta noticia ha pasado bastante desapercibida en nuestro país, desgraciadamente. Todo lo relativo a la persecución y destrucción de los judíos es visto como algo ajeno y lejano a causa de los avatares históricos vividos en suelo español a partir de 1939, a pesar del apoyo de la Alemania nazi, primero al bando franquista y, luego, a la dictadura de Franco. Pero estamos ante un hecho más relevante de lo que parece, pues reconstruye los frágiles pasadizos entre el pasado y el presente de una forma insospechada, a través de los intereses más prosaicos que impone la lógica del negocio global. Si la persecución de Pinochet por el juez Garzón nos descubrió los resquicios de una justicia mundial retroactiva e imprescriptible, la declaración de la SNCF ante sus clientes de Estados Unidos revela la ambivalencia de la asunción de una responsabilidad histórica que no nace de un imperativo ético ni de un mandato político, sino de la necesidad práctica de conquistar un mercado nuevo. ¿Es la declaración de Pepy una mera acción de su departamento de responsabilidad social empresarial? Todo hace pensar que así es, aunque su trascendencia supera, con mucho, las intenciones de cualquier directivo preocupado por acallar una campaña de protestas que, a la larga, podría implicar muchas pérdidas y costes tremendos de imagen.

Estamos acostumbrados a que sean los gobiernos los que entonen el solemne mea culpa histórico, aunque España no destaca precisamente por esta actitud, baste recordar el caso del president Companys. En los últimos años, Canadá y Australia, por ejemplo, han intentado cerrar heridas con relación a sus respectivas poblaciones indígenas, a través del perdón pedido por sus primeros ministros. A los gobiernos corresponde, en primer lugar, este tipo de gestos, imprescindibles para cualquier horizonte de reconciliación en una sociedad condicionada por traumas colectivos de gran envergadura. Asimismo, se espera que estos ejercicios sean imitados por grupos armados, por organizaciones políticas, por iglesias y por cualquier colectivo con un papel destacado en la historia reciente. En cambio, no es nada habitual que sean empresas, privadas o públicas, las que protagonicen estos actos. En este sentido, debe recordarse la polémica que generó en su día el libro de Edwin Black IBM y el holocausto, un trabajo que acusa directamente al gigante de la informática de haber contribuido decisivamente, mediante la primitiva tecnología de las tarjetas perforadas, a elaborar listas de judíos y otras víctimas del Tercer Reich.

La empresa de los ferrocarriles franceses pide perdón por haber sido instrumento principal de una maquinaria criminal sin parangón. Que lo haga por un sincero compromiso moral con la verdad o por evitar millones de pérdidas en dólares acabará siendo una anécdota. De momento, queda claro que California y Florida no van a ser muy imitadas en esta materia. Además, ¿quién quiere sentar un precedente tan peligroso? No seamos ingenuos. ¿Dónde iría a parar, si dentro de medio siglo se abren los archivos, el buen nombre de algunos de los altos ejecutivos más triunfantes de ahora mismo?

La línea Chacón-González

Enric Juliana (La Vanguardia)

Tema: Elecciones

Estaba escrito. Los altavoces a todo volumen para que España entera oyera el exabrupto de Joan Puigcercós sobre esos andaluces ladronzuelos que no pagan impuestos (palabras textuales: “en Andalucía no paga ni Dios”), figuran en un guión redactado hace meses. Están en el plan de trabajo del Partido Socialista Obrero Español para evitar la debacle y veinte años de ostracismo. Es la línea Maginot. Es la línea Sigfrido. Es la línea Chacón-González.

Durante los calores de julio, la ministra de Defensa y el ex presidente del Gobierno publicaron un artículo titulado Apuntes sobre Cataluña y España (diario El País, 26-VII) , que conviene tener a mano para entender las coordenadas de la campaña electoral en curso. Carme Chacón y Felipe González (las firmas aparecían en este orden) tomaban posición ante la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y enviaban algunos avisos. La gran manifestación catalanista de Barcelona aún estaba caliente. Con un calculado tono de equidistancia, daban por buena la matriz jurídica de la sentencia, criticando con dureza el tono soberbio y altanero de su redactado (copyright: Manuel Aragón Reyes). Invocaban la “nación de naciones” –concepto que González jamás manejó durante sus catorce años de mandato–, responsabilizaban al Partido Popular de todo lo ocurrido y enviaban un mensaje cifrado a todas las fuerzas catalanas, incluido el PSC: cuidado, cuidado, mucho cuidado con las reclamaciones económicas.

En velada referencia a Esquerra Republicana, partido que durante dos legislaturas ha dado la presidencia de la Generalitat a los socialistas, convirtiendo al PSC en el partido con más poder administrativo en la historia de Catalunya, Chacón y González escribían lo siguiente: “Proponen como solución mágica la independencia con argumentos que combinan la apelación a las emociones negativas, con la invocación de un grosero cálculo económico cada vez más distante de las tradiciones progresistas y más cercano a los postulados de la Liga Norte italiana”. El frame, como dicen los sociólogos finos, era claro: El Sur no se toca. La línea defensiva de la hegemonía socialista en Andalucía –pieza clave de la arquitectura política española desde 1980– quedaba trazada.

Las palabras de Puigcercós podían haber tenido un eco algo menor. Alguien, sin embargo, decidió el lunes poner el altavoz a todo volumen. Y esta vez no fue la caverna mediática de Madrid. Los altavoces los encendió el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, convocando de urgencia a la prensa andaluza, como si se hubiese desbordado el Guadalquivir. Y ayer Manuel Chaves calificaba de “extrema derecha” al más fiel socio de José Montilla durante dos legislaturas. El frame ha sido activado: Liga Norte, extrema derecha...

Para evitar un ciclo electoral catastrófico, el Partido Socialista debe conservar Andalucía y los municipios del área metropolitana de Barcelona (ya es el segundo partido en las periferias de Madrid y Valencia.) Recetas: auto sacrificial de Montilla negándose a sí mismo; Zapatero apelando en Viladecans a los “nacidos fuera de Catalunya” (expresión anterior a la Transición), y victimismo andaluz a todo volumen.

Queda por saber si Puigcercós, el valiente, trabaja para la línea Chacón-González; o si la línea Manelic (pit i collons, fot-li pel broc gros, algú ho havia de dir...) excluye cualquier atisbo de inteligencia política. Atención, Maquiavelo de guardia.

Joan Puigcercós: “Para no hacer nada no tiene sentido tener las ‘mans netes’”

Quim Monzó, Sergi Pàmies (La Vanguardia)

Tema: Elecciones

En la sede de Esquerra Republicana hay dos salas de reuniones. Una con paredes de color rojo y otra con paredes de color yema de huevo. Joan Puigcercós (Ripoll, 1966) nos recibe en la sala yema de huevo. Le gusta la montaña, el deporte y el Barça. Más que culé es antimadridista. Si se jugara un partido entre el Real Madrid y la Guardia Civil, iría a favor de la Guardia Civil, afirma. Nos ofrece agua mineral Sant Aniol. ¿Por qué esta marca? Porque está etiquetada en catalán.
- El día 28, cuando vaya al colegio electoral, ¿qué votará?

- Esquerra Republicana de Catalunya.

- ¿No ha dudado nunca?

- Tengo que reconocer que cuando te pones delante de la mesa y ves tantas papeletas, hay un momento de cierto nerviosismo cuando no encuentras la tuya. Y piensas: si no la encuentro yo, no la encontrará nadie. Pero, dudar, no he dudado nunca.

- ¿Qué puede aportar al cargo para el que se presenta?

- Creo que puedo aportar mans lliures. No debo nada a nadie y estoy acabando de pagar la hipoteca. Puedo aportar mans lliures, valentía y un conocimiento de la realidad más profundo que otros candidatos.

- Cuando Carod era el candidato decía que llevaba las mans netes. Ahora veo que son lliures...

- Podría decir lo mismo. Mans netes i lliures. Digo lliures porque, en definitiva, lo que a la gente le importa es que las tengas lliures para hacer lo que hay que hacer. Tenerlas limpias y acabar no haciendo nada, no tiene demasiado sentido.

- ¿Tiene alguna expectativa más allá del cargo de presidente de la Generalitat o es lo máximo a lo que aspira?

- President es lo máximo. Es lo que nos diferencia de otras zonas del Estado, donde lo máximo es ser ministro. No diré que no haya catalanes para los que lo máximo sea también ser ministro, pero, para quien se cree este país, lo máximo es ser president. Pero aún hay otra cosa por encima: ser presidente de la Catalunya independiente, aunque de momento todavía no hemos llegado a eso.

- Por primera vez liderará la candidatura de ERC. ¿Ha sido duro esperar tanto tiempo?

- No. De hecho creo que me ha tocado demasiado pronto.

- ¿Demasiado pronto? ¿Habló con Carod para que se volviera a presentar?

- No. No soy de los que se planifican la vida: la vida viene. A veces tienes la sensación de que la vida es ir con un coche a toda velocidad y de repente te encuentras con los coches que van delante. ¿No? Puede que alguien diga que ya soy mayorcito, que tengo 43 años, pero creo que me he preparado a conciencia. He estado en todos los niveles de la política: local, Madrid, he conocido el gobierno por dentro, parlamentaria, he conocido el país...

- Si los sondeos aciertan, liderará por primera vez la candidatura de ERC y ERC perderá un montón de escaños. ¿A quién le echará la culpa?

- A nosotros mismos.

- Muchos de los que en otras elecciones votaron ERC, dicen que esta vez no lo harán. ¿Cómo intentará volverlos a seducir?

- En estos últimos cuatro años, lo que ha habido en este país es sobreexcitación. Eso se ha debido a dos causas. En primer lugar, a mucha gente no le ha gustado tener un presidente que se llame José Montilla. Lo puedo entender pero no lo comparto. La segunda sobreexcitación es que el principal partido de la derecha catalana se ha quedado prácticamente sin sillas y eso ha creado tensión en un país que en estos últimos cuatro años ha cambiado mucho, para siempre. Un millón doscientos mil inmigrantes es un cambio monumental y nos tenemos que reconstruir como país. Hemos puesto las bases para hacerlo, sin perder de vista dos cosas vitales, por las que entré en política: la lengua catalana y la gente trabajadora. La sentencia del Constitucional cierra una etapa que se abrió con el pacto del Tinell. Bien, ahora abrimos otra y a ver cómo los catalanes nos ponemos de acuerdo, sin que decidan por nosotros.

- Ha dicho que puede entender –pero no comparte– que haya gente a quien no le guste que haya un president que se llame José Montilla...

- Puedo entender que hay gente en este país, sobre todo de cierta edad, que después del franquismo creyó que Catalunya volvería a ser la misma que en los años treinta. Es comprensible. La Catalunya de los años treinta vivió una eclosión cultural y política sin precedentes. Luego llegó la dictadura, que no sólo es gris, sino que además es castrante. Con la dictadura se produce un fenómeno migratorio de otras partes del Estado, Catalunya cambia su fisonomía, empieza una recuperación democrática... Había quien creía que todo volvería a ser como en los treinta, y no sólo no ha sido así, sino que ahora tenemos una nueva ola migratoria. Catalunya ha cambiado y esa gente no lo quiere aceptar. Puedo entender que no quieran aceptarlo, pero es un error. Catalunya es otra. Dicho de otro modo: el peor enemigo de la Catalunya libre es la Catalunya pura.

- Ya se habla sin miedo de la posibilidad de independizarse y el independentismo se presenta a las elecciones disgregado: ERC, Reagrupament, Solidaritat...

- Ha habido una actitud de sobreexcitación que ha acabado provocando el simplismo. Hay gente que dice que en enero seremos independientes. No va por ahí. No sé si seremos independientes, pero ahora tenemos una posibilidad que antes ni divisábamos. Habrá que trabajar, convencer a muchos, ser capaces de hacer ver que es compatible sentirse español y querer una Catalunya independiente.

- ¿Qué pasó con Carretero?

- Creo que consideraba que el partido no cumplía lo que él defendía y sus expectativas y decidió irse. ERC no es un convento de clausura. Es un partido político. La gente ya es mayor para entrar y salir.

- Antes comentaba que la condición de candidato le había llegado demasiado pronto, que no lo había previsto. ¿De pequeño soñaba con ser político?

- Mi sueño de pequeño era ser carpintero. No tiene nada que ver con que el padre de Jesús lo fuera. Siempre me ha extasiado la madera, la ebanistería. De pequeño me llevaron a ayudar a un carpintero que hacía los muebles de casa y me extasió. Hay niños que sueñan con ser astronautas, futbolistas, bomberos... Nunca me había visto de presidente. Claro que, cuando yo era pequeño, la Generalitat estaba en el exilio, pero bueno...

- Y, desde la experiencia, ¿cree que la vocación política es innata?

- Se aprende. Mi padre era militante socialista, de CC.OO. En casa siempre se ha respirado política. Más que la política, lo innato es una actitud de servicio, aunque no a todo el mundo le ocurre. Y te tiene que interesar lo que les pase a los demás.

- ¿Cuál es la línea que separa el servicio a los ciudadanos y la ambición?

- Sin ambición difícilmente puedes defender nada. Ha habido políticos sin ambición personal. Gente que, por circunstancias de la vida, tiene que asumir un rol político en un momento dado. Y lo asume. Yo de pequeño no aspiraba a ser político, pero la política siempre me interesó. No soy de los que dicen que pasaban por ahí.

- Y, con esa vocación, ¿se ha encontrado alguna vez con gente que le dice que no se cree nada de lo que le cuenta?

- Nunca. Pero sucede que suelo ser bastante crudo con la gente. Explico lo que hay. Hace poco me encontré por la calle a una persona que me dijo: “Si te voto, ¿qué me darás?”. Y yo le contesté: “Nada”. Y se enfadó. “No te daré nada, no tengo que darte nada, yo defenderé lo que crea, pero no te daré nada.” “Pues hay candidatos que dan cosas”,me dijo. “Pues vete con otros candidatos. ¿A mí qué me cuentas?”. Puede que los que estamos en la política hayamos creado la sensación de que a veces esto es un mercado.

- Imaginemos que al lado de su casa hay un solar y se tiene que construir o bien una mezquita o bien una narcosala. ¿Qué preferiría?

- No lo sé. Podría contarle una situación que no compararé porque alguien podría ofenderse. El caso es que vivo entre dos granjas de cerdos. Tanto da hacia dónde sople el viento, siempre huele igual. Al principio te dices: no me acostumbraré. Pero te acostumbras. La casa está en el Bages y me ha ido muy bien para poder conocer el drama del mundo rural. En Catalunya tenemos una visión urbana de todo y la gente cree que el mundo rural es un jardín, que lo ponen el viernes y lo quitan el domingo por la noche. Pues entonces le cuento que vivo entre dos granjas de cerdos y que no pasa nada. Creo que tampoco tiene que pasar nada por vivir al lado de una mezquita o de una narcosala. Sí es verdad que esas mezquitas o esas narcosalas se construyen siempre en los mismos sitios. No en Sant Gervasi, curiosamente (y ahora no me votará nadie allí...). Son cosas que nos tenemos que cuestionar. Pasa lo mismo con las Terres de l'Ebre. La gente del Ebro tiene la sensación de que todos los problemas ambientales y energéticos siempre caen en el mismo sitio.

- La campaña de ERC ¿cuánto cuesta y cómo se financia?

- El coste de nuestra campaña superará el millón y medio de euros, no mucho más; siempre hay alguna desviación y por eso no cierro la cifra. La campaña se financia básicamente por tres vías. En primer lugar, las cuotas de los militantes. Somos seguramente de los pocos partidos en Catalunya, por no decir el único, cuyo presupuesto se basa en el veinticinco por ciento de las cuotas de los militantes. Otro porcentaje importante procede de los cargos públicos, que aportamos una parte de nuestro sueldo. La otra vía son las subvenciones públicas. Sobre estas subvenciones siempre digo una cosa que puede parecer provocadora: los partidos estamos suficientemente bien financiados con las subvenciones. No hace falta inventar nada ni hacer cosas extrañas.

- ¿Cuál ha sido su mayor decepción política?

- Cuando en este país nos pusimos de acuerdo para hacer un Estatut y tuve la sensación de que a ERC nos hicieron sacar a pasear a los gigantes en un día de viento. Porque, pasado el tiempo, te das cuenta de que el señor Artur Mas, con el apoyo del PSC, se acabó comiendo el recorte en la Moncloa, con el señor Zapatero. Entonces tienes la sensación de que, para algunos, todo eso era un juego táctico. Esgrima parlamentaria para ganar votos o posicionarse. Para mí ha sido una decepción, sí. Me frustré porque creo que lo que estábamos haciendo era serio, y generó frustración a mucha más gente. Íbamos a hacer un Estatut nuevo, que solucionaba buena parte de los problemas que teníamos y que nos fijaba un periodo de estabilidad.

- Si los políticos fuesen intercambiables, como a veces lo son, ¿le gustaría fichar a alguno?

- Hay una persona que tengo que reconocer que era un excelente diputado. No lo ficharía nunca porque está en las antípodas de ERC. Se trata de José Domingo, el diputado de Ciudadanos, una persona muy ordenada, muy trabajadora, que se creía lo que hacía. Discrepo radicalmente de él, no lo ficharía nunca para ERC, pero me quito el sombrero delante del señor José Domingo, como el excelente diputado que fue.

- Si seguridad y libertad entran en conflicto: ¿cuál tiene que prevalecer?

- La libertad. Aunque, desgraciadamente, demasiado a menudo nos presentan este debate contraponiendo libertad e igualdad. Precisamente creo que son indisociables. La igualdad sin libertad nos lleva al desastre...

- Hablábamos de seguridad y libertad...

- Sí, lo he entendido. Lo que digo es que el dilema que normalmente nos quieren vender es entre igualdad y libertad. Igualdad sin libertad nos lleva a la mediocridad, y libertad sin igualdad nos lleva a la injusticia. Entre seguridad y libertad, libertad. Curiosamente, la seguridad es un debate que asume la derecha y la izquierda no tiene por qué renunciar a la seguridad. Faltan Mossos d'Esquadra y los mismos cuerpos dicen que, como mínimo, se necesitan dos mil o tres mil efectivos más. Es decir que eso de recortar funcionarios, como dice alguien, no sé cómo lo harán. Creo que la seguridad es de izquierdas. Hasta cierto punto la gente con dinero puede pagarse la seguridad.

La Meca, más cara. Los precios de la mayor peregrinación musulmana se han disparado por culpa de los alquileres

Tomás Alcoverro (La Vanguardia)

Tema: Religión
Suben los precios de la peregrinación a La Meca, una de las cinco obligaciones fundamentales de los creyentes en el islam, a la que este año acudieron alrededor de dos millones de musulmanes procedentes de 180 países de todo el mundo. Muchos fieles ahorran durante años para sufragar los gastos del viaje, a veces muy largo.

Todo musulmán adulto y sano debe por lo menos efectuar la peregrinación una vez en su vida, aunque una gran mayoría de creyentes muera sin haber visto nunca el primer lugar santo de su religión. En La Meca, lo que más ha subido es el precio de los alquileres. En los últimos meses, un quince por ciento. A medida que las viviendas están más cerca de la gran mezquita, con la negra piedra de la Kaaba en su patio, venerada ya en la época preislámica, son más altos los alquileres. También en los vastos cementerios chiíes de Nayaf, en Iraq, aumentan los precios de las sepulturas si se encuentran cerca de su santuario. El oro que los peregrinos acostumbran a adquirir para sus regalos ha subido también.

Los que acuden en viajes subvencionados son instalados en los campos de pabellones y tiendas de campaña de Mina. Los alimentos también se han encarecido. Aunque el tiempo de la peregrinación –hach en árabe– es de cinco días para cumplir con todos los ritos, muchos peregrinos permanecen dos semanas y hasta dos meses en el reino saudí.

Estos viajes pueden costar varios miles de dólares, pero los gobiernos de populosas naciones musulmanas como Indonesia organizan grandes expediciones subvencionadas. Musulmanes procedentes de países pobres de África tratan de quedarse y buscarse la vida en el rico Estado petrolífero, pero las autoridades hacen todo lo posible para evitarlo. Durante siglos, las peregrinaciones a La Meca fueron origen del cólera que, con caravanas y barcos, alcanzaba a Occidente.

Como cada año, esta gran peregrinación, en cuyo apogeo de la fiesta de Al Adha se conmemora el acto bíblico de Abraham en su intención de inmolar a su hijo Isaac a Dios, es la pesadilla de las autoridades saudíes. Pese a los cupos que se conceden a cada estado, hay peregrinos ilegales, que consiguen burlar la vigilancia de los controles policíacos de las carreteras. El tema de la seguridad obsesiona a Riad. En la historia de estas peregrinaciones contemporáneas, el año 1979, tras la revolución islámica de Irán, fue muy turbulento con la ocupación del recinto por fanáticos musulmanes que tuvieron que ser desalojados por la fuerza bruta. En los enfrentamientos, murieron cerca de 300 personas. Eran los días en que los militantes islamistas querían aprovechar esta concentración para su causa.

En el 2006, 362 peregrinos perecieron a causa de una estampida provocada por un incendio en el puente Jaramat. Ahora el ministro del Interior, príncipe Nayef ben Abdel Aziz, declaró que no excluía un atentado. Pero la rama de Al Qaeda en la península Arábiga ha asegurado que estaba en contra de cualquier acción criminal contra “los peregrinos de la nación islámica”. El Gobierno ha emprendido la construcción de un gigantesco reloj de seiscientos metros de alto, que pretende instaurar la hora de La Meca en los países del islam.

Al Adha, como otras celebraciones religiosas, es una gran fiesta popular vivida con fervor y con fiebre consumista. No sólo las carnicerías hacen su agosto vendiendo el cordero tradicional, sino también las tiendas de ropa. Es el esperado tiempo de los regalos para familiares y amigos. Muy lejos de La Meca, subieron también los precios de los zocos musulmanes, del Atlántico al Golfo, explotando el hach.

Miedo a 'Mein kampf'

Manuel Rodríguez Rivero (El País)

Tema: Historia

El 30 de abril de 2015, 70 años después del suicidio del autor al que hizo millonario, Mein Kampf pasará a dominio público y cualquiera podrá publicarlo libremente. No es que se haya editado poco: según algunos cálculos, de la más importante obra "teórica" y autobiográfica de Adolfo Hitler se habrían vendido más de 50 millones de copias, 10 de ellos en Alemania. Incluso en algunos países se ha convertido recientemente en best seller: ahí tienen, por ejemplo, la edición publicada en Turquía en 2005, que logró vender en solo dos meses más de 100.000 ejemplares.

La historia editorial de Mi lucha es compleja. Desde 1945, el land de Baviera es el propietario legal del copyright para todo el mundo. Con alguna notable excepción: Hitler vendió los derechos de traducción en lengua inglesa e, incluso, en 1939, litigó (y ganó el juicio) contra un editor norteamericano que había infringido el copyright. Pero Mein Kampf sigue prohibida en Alemania, donde solo se autoriza la reventa de ejemplares anteriores a 1945. La tarea de los actuales derechohabientes consiste principalmente en impedir la difusión de la obra y poner trabas a las traducciones, controlando férreamente su difusión en el extranjero.

Redactado parcialmente durante la estancia de Hitler en la prisión de Landberg, donde cumplía una cómoda condena tras el Putsch de la cervecería (1923), Mein Kampf fue publicado entre 1925 y 1926. El éxito de masas le llegó en 1933, cuando la popularidad de Hitler disparó las ventas hasta 1,5 millones de ejemplares, convirtiendo a su autor en un hombre rico, lo que aprovechó para renunciar (con publicidad) a su sueldo de canciller. A partir de ese momento, el libro fue tratado como una especie de biblia y fetiche del nacionalsocialismo: se regalaba a las parejas que contraían matrimonio y en otras ceremonias familiares y sociales, llegando a ser rápidamente un objeto habitual en la mayoría de hogares alemanes.

Durante mucho tiempo, este libro repugnante y de lectura tediosa, que incita al odio racial y a la agresión expansionista, y cuyo único interés reside en permitir cierta aproximación a la idea que tenía de sí mismo y al ideario político del mayor genocida de la historia, se ha beneficiado del morbo suscitado por prohibiciones y censuras. Situado en medio del debate entre intencionalistas y funcionalistas, en los últimos años se han multiplicado los llamamientos a derogar, en nombre de la libertad de expresión, una prohibición basada en el temor de que sus contenidos pudieran subvertir el orden democrático, reavivando los virus de la intolerancia, la exclusión y el fanatismo. Para algunos críticos, el tabú sobre la publicación del libro tendría que ver con que los prohibicionistas le atribuyen inconscientemente poderes taumatúrgicos. Como si Hitler estuviera todavía de algún modo en Mein Kampf y pudiera ser conjurado.

El debate se agudiza ante la próxima caducidad del copyright. La comunidad judía de Alemania también se encuentra dividida respecto a si es conveniente o no levantar la prohibición, aunque en Israel pueda adquirirse la traducción hebrea del libro. El Instituto de Historia Contemporánea de Múnich anuncia una "edición crítica" y, en cierto modo, canónica, para contrarrestar -dicen- los efectos de las ediciones populares que se publicarán en todo el mundo. Pero aún no está claro que vaya a levantarse el veto en Alemania, lo que resulta contradictorio. Especialmente porque se sigue rodeando a Mein Kampf, que en condiciones normales interesaría a muy pocos, del aura magnética de lo prohibido. En el fondo, la censura de este libro insostenible y tedioso se basa en la desconfianza hacia la gente y, lo que es más grave, en la creencia supersticiosa en sus poderes suasorios para las actuales generaciones de alemanes. La libertad de expresión, una conquista de la democracia, no se lleva bien con el miedo a la ciudadanía.

La construcción cultural del fascismo. Belén Esteban encarna, en la época de la televisión, al populismo fascistoide

Josep Ramoneda (El País)

Tema: Política

No representa y da voz a las clases populares, las enardece para que sigan calladas. No suple el silencio del pueblo, al contrario, lo alimenta.

El biopic de Belén Esteban que presentó Telecinco empezaba intercalando planos de momentos estelares de la vida de la protagonista y de episodios de agitación de masas de Eva Perón. En el contexto de exaltación hiperbólica de la figura de la homenajeada, la primera reacción era pensar en una exageración más, en otra pasada de frenada en la mitificación de la llamada princesa del pueblo. Sin embargo, intencionadamente o no, la comparación daba mucho de sí.

Por un lado, insinuaba que el plató de televisión ha venido a sustituir a las grandes explanadas para la concentración de masas, como lugar propio de la demagogia populista. Y en este sentido podría parecer tranquilizador: mejor que las masas deslumbradas por la estrella estén apaciblemente sentadas en el sofá de su casa y no codo a codo en la calle, dispuestas a lo que manden. Sin embargo, la comparación nos llevaba inevitablemente a pensar que el realizador veía en Belén Esteban un potencial fenómeno político de masas. Lo cual venía corroborado por el hecho insólito de que Telecinco difundiera una encuesta de opinión en la que Belén Esteban aparecía como contrincante de los distintos partidos políticos del arco parlamentario español.

Conocida la naturaleza del peronismo, sabiendo lo muy roída que está la democracia argentina por no haberse liberado nunca de este fenómeno populista, me pregunté si el director del documental quería curarse en salud y nos advertía de que lo que venía a continuación era un fenómeno típico de la construcción cultural del populismo fascista.

Ciertamente, Fermín Bouza explicaba muy bien el éxito de Belén Esteban como eco de las conversaciones de pueblo, o de escalera de vecinos, que en la cultura urbana actual tienden a perderse. Vivimos tiempos de individualización creciente y de desocialización avanzada: que los "famosos" publiciten, o aparenten publicitar, su vida privada, satisface las pulsiones voyeuristas de parte de la población.

Pero el caso de Belén Esteban parte de aquí y va algo más allá: por la continuidad del relato y por el papel de heroína que le han hecho asumir. El argumento de la construcción de la princesa del pueblo es tan simple como las expresiones que le han hecho famosa: mujer pobre que alcanza, por amor, un sitio en las élites de este mundo a través de un torero de renombre, y que es maltratada y expulsada por un poder de clase y masculino, que no soporta a una chica del pueblo que sigue fiel a los suyos hasta el último momento, y en especial a su hija, para la que está dispuesta incluso a matar.

Como toda construcción de un mito mediático, tiene evidentemente sus secretos. Y en este caso hay uno principal, que no puede pasar desapercibido, pero que en un ejercicio de amnesia voluntaria, compartido por el público y por el coro de figurantes que vive de esta historia, se convierte en tabú. Lo podemos formular en forma de pregunta: ¿por qué la imagen física de Belén Esteban se deteriora tanto a pesar de la cirugía estética aplicada? Responder a esta pregunta probablemente acabaría con el mito y, por tanto, con todo el dinero que circula a su alrededor. Se trata, por tanto, de convertir los hechos -las operaciones- en acontecimientos, sin ahondar nunca en las causas. Todo personaje hiperexpuesto al público corre riesgos: el día que la gente se pregunte por qué la operaron será el principio del fin de Belén Esteban. Querrá decir que el público se habrá quitado la venda de los ojos, que la pose de gritona mujer indignada habrá acabado su recorrido. Todo cansa en el mundo de la televisión.

La estructura narrativa de la historia del personaje es, por tanto, simple y responde a un patrón perfectamente conocido: la humilde víctima de una familia poderosa convertida en heroína popular. El personaje es de una transparencia meridiana: vista una vez, vista siempre. Sus recursos: gritar, llorar, gesticular, indignarse, hacer de la ordinariez hortera un estilo, se repiten en una espiral inacabable. Cuantos más chillidos, más entusiasmo. Se conoce el poder de la simplicidad y de la repetición. La eterna repetición de lo mismo es una vieja técnica de seducción colectiva. Y sobre ella se funda tanto el personaje Belén Esteban como el cuento construido sobre su biografía.

Mi interés iba decayendo por momentos cuando una idea que pronunció Cristian Salmon me sacó de la modorra: esta mujer no suple el silencio de las clases populares, al contrario, lo alimenta. He aquí una definición del populismo fascistoide en la época de la televisión. No se trata de dar la voz a las clases populares, se trata de enardecerlas para que sigan calladas. Para que cedan su palabra al agitador que promete representarlas. Un medio frío, como la televisión, parece garantizar que la abducción de las mentes no tenga consecuencias mayores en la calle: fascismo de sala de estar más cultural que político.

El repertorio básico de la cultura fascista está condensado en la frase estrella de Belén Esteban: "Yo, por mi hija, ma-to", mil y una veces repetida por ella y coreada por sus admiradores, los de verdad, y los que viven del cuento. No hay complejidad. Todo es simple. Un problema, una respuesta. Me tocan a mi hija, mató. La muerte y la sangre: la muerte legitimada por la sangre. Por mi hija mato, por mi patria mato. Pura sonoridad fascistoide.

El esquema de esta frase es el que utiliza Belén Esteban cada vez que descalifica a los políticos y que asegura que ella tendría solución para todo. No conocen al pueblo, solo piensan en ellos, en vez de soluciones nos crean problemas, yo tengo respuesta para todo... Y por mi hija mato. Da grima. La proximidad de la cámara subraya la furia a través de un rostro desencajado. La secuencia se repite una y otra vez, venga o no a cuento. Cuanto más la repita más aplausos arrancará, más subirá la temperatura. Los distintos estratos del coro la repiten con ella: en el plató, en la prensa, en la calle. La estructura del "Por mi hija mato" es del mismo tipo de "por los míos hago lo que haga falta", "los inmigrantes fuera", o "eso se acaba metiéndoles en la cárcel".

Desprecio a las élites, desprecio a las leyes, desprecio a las instituciones: la solución es el pueblo en estado puro que ella pretende representar. Apoteosis de la ignorancia convertida en virtud.

Belén Esteban ha encontrado el medio y el momento adecuado para alcanzar cuotas de reconocimiento con las que, probablemente, nunca había soñado. Hoy, probablemente, ya no es ni siquiera dueña de un destino que le sobrepasa y que cambiará bruscamente el día en que deje de funcionar como máquina de hacer dinero. Es la lógica de la mercancía mediática. Los mismos que la han encumbrado, la tirarán cuando no dé dinero. Hoy, ya es solo una mercancía, que su pueblo consume. Y consumir es el modo de instalarse en el silencio.

Pero el éxito de Belén Esteban hay que mirarlo en doble dirección: los peligros de un discurso que extiende todos los tópicos antipolíticos y antidemocráticos; el estado de unos sectores de la sociedad que se sienten completamente desatendidos por la política, que buscan contacto, roce, espacio compartido: es decir, los espacios comunitarios perdidos. Para muchos de ellos el encuentro en la tele con Belén Esteban es, para así decirlo, el momento del reconocimiento: al identificarse con ella se sienten alguien en este mundo. Sin otra exigencia que aplaudir y sentirse solidaria coreando el perverso mensaje: "Yo, por mi hija, ma-to". El éxito de Belén Esteban es una crítica a los que dirigen las instituciones democráticas, que cada vez dejan más espacios fuera de la representación y del reconocimiento. Belén Esteban es la mercancía con la que algunos avispados han intentado ocupar un espacio que además puede ser negocio. Hipotecándose en esta mercancía, estos ciudadanos, que ella llama pueblo, se convierten en turba virtual. Carne de aplauso, ¿quién les devolverá la palabra?

Una respuesta insuficiente

Aitor Zabalgogeazkoa (El País)

Tema: Haití

Hace ya un mes que se declaró una epidemia de cólera en Haití que se ha cobrado la vida de más de 1.000 personas. La respuesta es insuficiente. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) han atendido ya a más de 12.000 personas. En el centro y el norte del país, los hospitales siguen admitiendo enfermos muy por encima de su capacidad. En Puerto Príncipe, los pacientes que llegan a nuestros centros se duplican a diario desde el pasado sábado. El arrabal chabolista de Cité Soleil es la puerta de entrada a la capital y la posibilidad de que el brote epidémico quede fuera de control es muy alta, porque apenas unas pocas organizaciones trabajamos en el tratamiento de pacientes y no damos abasto.

Tal es la cantidad de enfermos y de zonas afectadas, incluyendo áreas rurales remotas, que tareas como la potabilización del agua, la gestión de residuos y los protocolos de enterramiento seguro no se desarrollan al ritmo adecuado, lo que limita el control de la epidemia. Con más de 1.000 trabajadores sanitarios destinados al cólera, MSF alcanzará su máxima capacidad operacional en esta emergencia en las próximas dos semanas. En los hospitales Saint Marc y Choscal, donde trabajamos en el aparcamiento, nos enfrentamos a serios problemas de espacio.

El cólera es excepcional y raro en el Caribe, pero esto no justifica la insuficiente respuesta a la epidemia, sobre todo cuando hay un elevado número de ONG presentes desde el terremoto de enero de 2010. El periodo de transición para la reconstrucción sigue siendo extremadamente lento. Los riesgos que implica esta falta de compromiso con los haitianos son altos. Un millón y medio de personas siguen viviendo bajo lonas de plástico y dependientes en su mayoría de las organizaciones humanitarias para acceder a agua potable y saneamiento. El trabajo que no se hizo en 10 meses en estos ámbitos no se podrá hacer en dos semanas, pero no es momento para lamentos, sino para intervenciones decididas: el cólera es una enfermedad de fácil tratamiento y rápida curación, pero también de propagación fulminante.

Urge una respuesta inmediata y a gran escala de otras organizaciones internacionales y no gubernamentales, y de la propia comunidad haitiana, para aumentar la capacidad médica, de agua, higiene, saneamiento y de información comunitaria. También los países donantes han de reaccionar. La disposición en este caso de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo es un buen ejemplo para todos. El Gobierno haitiano debe involucrarse en la agilización de permisos, la disponibilidad de personal y la sensibilización pública sobre el injustificado tabú que rodea los centros de tratamiento del cólera, punto en el que también tienen un papel los medios locales. Esto es esencial, porque si el número de casos sigue aumentando, se necesitarán soluciones drásticas, como instalar los centros de tratamiento fuera de los recintos hospitalarios, en plena calle.

Si los peores escenarios de los epidemiólogos se confirman, las organizaciones implicadas hasta ahora en el combate contra el cólera no seremos suficientes. Y es posible que las consecuencias no se cuenten solo en trágicas muertes evitables. Otra vez el futuro inmediato de miles de haitianos está en riesgo.