lunes, 24 de enero de 2011

Todos de acuerdo, el liberalismo es bueno

Carlos Rodríguez Braun (Expansión)

Tema: Política

Los progres inventaron el neoliberalismo, pero no lo definieron, de modo que o significa el liberalismo de toda la vida, en cuyo caso el prefijo sobra, o bien quiere decir cualquier cosa. Y ahora pretenden convencernos de que los verdaderos liberales son ellos.

José María Ridao dice que hemos vivido en el neoliberalismo hasta que la crisis nos ha redescubierto el Estado. Asegura que el neoliberalismo ha estribado en deificar el mercado; vamos, como si en estas últimas décadas no hubiésemos pagado impuestos.

Y va más allá en el relativismo: “La deificación del mercado no conduce a catástrofes diferentes de las que provocó la de la historia”. Sin embargo, está claro que en los países llamados capitalistas los mercados no son totalmente libres y es aún más evidente que ninguna deificación del mercado bajo el capitalismo ha conducido a los cien millones de trabajadores que fueron asesinados bajo el socialismo revolucionario a manos de quienes, efectivamente, deificaron la historia. En fin, una sonrisa: hubo un izquierdista americano que, cuando no pudo negar el carácter criminal del comunismo, proclamó: sí, es verdad, en Rusia los socialistas encierran a trabajadores en campos de concentración y los matan, pero en Estados Unidos ¡hay muchas fábricas!

Ridao sostiene que la izquierda es liberal. Para aseverarlo, debe redefinir el liberalismo de modo que justifique las incursiones que la izquierda perpetra contra la libertad de los ciudadanos y sus contratos voluntarios. Lo hace aduciendo que el liberalismo no es un corpus doctrinal que deja poco margen para cambiar el mundo desde el poder, sino una “actitud” (un “talante”, diría Tierno Galván) que parte de unos principios y los va ajustando conforme los socialistas nos van haciendo cada vez más felices (y menos “humillados”, que diría la señora Pajín), quitándonos la libertad y el dinero.

Critica a José María Lassalle –sin razón, porque piensan parecido– y asegura que la izquierda, al haber superado el comunismo, es tan liberal como la derecha moderada y centropoide, aunque, en el fondo, la izquierda es más buena.

Todo el mundo es liberal, pero aquí vamos a pagar más impuestos, nos han prohibido fumar en todos los bares y no habrá libertad ni barrera institucional que no sean capaces de violar en su “compromiso cívico con la virtud”. Señor, qué camelo.

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