miércoles, 17 de noviembre de 2010

Merkel confirma su liderazgo en la CDU y presume de “milagro alemán”. La canciller es reelegida líder de los democristianos con el 90,4% de votos

Rafael Poch (La Vanguardia)

Tema: Alemania

Angela Merkel se reivindica a sí misma. En el congreso de su partido (los democristianos de la CDU) que hoy concluye en Karlsruhe, mostró la economía como triunfo: el nuevo “milagro alemán maravilla al mundo”, dijo, y ella es su artífice. Ahí están los números: “Recibí el país con cinco millones de parados, hoy hay menos de tres”, dijo, en un discurso de casi hora y media, concluido con diez minutos de ovación. Su reelección al frente del partido no ha tenido problema: 90,4% de los votos, cinco puntos menos que hace dos años. No está mal.

“La economía crece como nunca, el paro retrocede claramente, la recaudación fiscal aumenta, ¿qué más podía desear un partido en el gobierno?, observa el diario Schleswig-Holstein am Sonntag. Lo malo ocurre de puertas afuera y es toda una paradoja. Las encuestas son desastrosas para Merkel. Puede que el descontento sea menos vivo y más discreto que el que merecen Zapatero en España, Sarkozy en Francia o Berlusconi en Italia, pero no menos profundo.

Su política energética, alargando la vida de las centrales nucleares al gusto de los grandes consorcios eléctricos, ha roto un consenso nacional y ha desatado la mayor movilización antinuclear de los últimos años. Tampoco ha gustado que tras el millonario rescate a los bancos que esquilmó las cuentas públicas, la austeridad se imponga sobre todo a costa de los más desfavorecidos. Reveladora ha sido la reforma de la Seguridad Social aprobada el viernes que sube las cotizaciones, del 14,9% al 15,5% del salario bruto, únicamente a expensas de los asalariados mientras se congela la aportación de las empresas. En ese clima, los mansos sindicatos alemanes sacaron el sábado a 100.000 personas a la calle en protestas coordinadas contra la política social y económica. “No queremos una república en la cual potentes lobbies determinen las directrices de la política con su dinero”, dice el jefe del sindicato metalúrgico, Berthold Huber.

Este malhumor social trasciende a los compartimentos, frecuentemente incomunicados, de obreros, ecologistas y demás. En Stuttgart, la oposición a las obras de la nueva estación ferroviaria ha sacado a la calle a sectores normalmente conformes y evidencia, según los observadores, un amplio descontento burgués con una manera de hacer política que ignora por completo el sentir de la ciudadanía.

Fuera de Alemania, la impresión de que Merkel utiliza la crisis para hacer avanzar en Europa intereses puramente nacionales alemanes, despierta descontento y rumores en Bruselas, París y hasta en Madrid. La Merkel del 2008, “mamá de Alemania”, como se decía, y “mujer fuerte” global, como pregonaba la revista económica Forbes, ha pasado a la historia.

Merkel respondió a todo eso ayer con un enérgico y triunfal discurso. “Las decisiones que hemos tomado este otoño pueden ser contestadas en un primer momento, pero son necesarias y a largo plazo convencerán”, dijo la canciller. El balance de su coalición con los liberales es “satisfactorio en su contenido”, aunque “no en el estilo”. Pese a todo, Alemania va bien, y en primer lugar la economía. “En plena crisis prometimos sacar adelante a Alemania, hoy está mejor que casi todos los demás” –dijo la canciller, de 56 años–. El mundo habla de un nuevo milagro alemán (...) en realidad no es un milagro sino algo que los alemanes y la CDU hemos conseguido trabajando duro y en la dirección correcta”.

Merkel desmintió las críticas que su política merece en Bruselas. Inicio de aquella política fue la reserva y demora de la canciller alemana para acudir en ayuda de Grecia, una pérdida de tiempo que costó mucho dinero la pasada primavera. De la mano de Alemania, la crisis pasó de ser identificada el año pasado con los desmanes e irresponsabilidades especuladoras de los bancos, a ser una mera consecuencia de los socios manirrotos del sur de Europa. Merkel defendió ayer eso: Grecia, dijo, “puso en juego la estabilidad del euro y el futuro de Europa”.Y añadió una reivindicación directa de su criticada conducta: “El buen europeo no es siempre el que actúa rápido, sino el que actúa con inteligencia”.

En el 2011 Alemania celebrará elecciones en seis de las 16 regiones del país. Este año ya perdió el gobierno de Renania del Norte Palatinado, y con ello la mayoría en el Bundesrat, la cámara alta (federal) del Parlamento. Ahora, la primera de las elecciones del 2011 será en marzo en Baden Württemberg, donde hay posibilidades de que los Verdes acaben con la hegemonía de la CDU, que lleva 58 años en el poder en la región. Si hay derrota, Angela Merkel podría jugarse allí el liderazgo alemán. Respecto al europeo, ya parece haberlo quemado.

- Delegaciones del PP y UDC.

El congreso contó con la presencia de representantes de toda Europa. De España, una delegación del PP, encabezada por Jorge Fernández Díaz, vicepresidente tercero del Congreso, y otra de UDC, representada por Salvador Sedó, secretario de relaciones internacionales.

- El delfín Güttenberg. El ministro de Defensa es la estrella ascendente de los democristianos

Hay una nueva estrella en ascenso en el campo democristiano alemán. Se llama Karl-Theodor zu Güttenberg, es barón y millonario. Tiene 39 años, es católico y está casado con la condesa von Bismarck- Schönhausen, descendiente del Canciller de Hierro que unificó Alemania. El joven zu Güttenberg fue ministro de Economía en el gobierno de gran coalición con el SPD que presidió Angela Merkel, y ahora es ministro de Defensa. En octubre, un 23% de los alemanes declaraba en las encuestas que el barón sería preferible como canciller que Angela Merkel, que sólo recibió un apoyo del 14%, pero, ¿tiene posibilidades?

La canciller no tiene, hoy por hoy, quién la desafíe en su liderazgo. Sus grandes rivales internos, los barones (políticos) regionales Roland Koch, Christian Wulff y Jürgen Rüttgers, han salido de la escena. Koch, que era presidente de Hesse, se pasó a la empresa privada. Wulff se convirtió en presidente de Alemania. Rüttgers abandonó la política tras perder las elecciones en Renania del Norte-Westfalia. No hay nadie que haga sombra a Merkel, excepto Güttenberg.

Mucho depende de las elecciones del 27 de marzo en Baden Württemberg, con capital en Stuttgart. La región es un feudo de la CDU desde hace 58 años. Si el partido pierde por vez primera estas elecciones, como parece muy posible, en beneficio de los verdes, la situación podría hacerse explosiva para Merkel, según observa el periódico conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. La pregunta de si un millonario aristócrata podría llegar a ser el nuevo caballo blanco de los conservadores alemanes, es discutible. Güttenberg, siempre con el pelo engominado, ha demostrado, a efectos de imagen, ser un hombre capaz de despeinarse. Se le ha visto en Afganistán, con la tropa, en diversas ocasiones, compartiendo rancho y combatiendo cualquier imagen de finolis de buena cuna que se quiera transmitir de él. Los prejuicios de clase plebeyos quizá no sean un inconveniente.

A Güttenberg se le ha visto en una discoteca con una camiseta del grupo de rock duro AC/DC, un aviso del gancho que puede tener hacia los jóvenes. Su mujer, la condesa von Bismarck, metió la pata en un programa de televisión en el que colabora, denunciando a presuntos pederastas. Uno de ellos desapareció como consecuencia de una de esas denuncias extrajudiciales, pero el asunto no llegó a mayores porque los medios de comunicación no se la tienen jurada a Güttenberg, sino más bien al contrario. Su fortuna tampoco es un inconveniente insuperable.

La envidia ibérica no es un defecto mayor en Alemania. Muchos podrían pensar, incluso, en las ventajas que una fortuna personal significa para un político, en términos de ciertas garantías de independencia, de resistencia a las tentaciones de enriquecimiento, etcétera.

Dicho esto, el verdadero inconveniente de Güttenberg podría ser su condición de bávaro. En Alemania nunca un bávaro ha ganado unas elecciones generales. Un político de la talla del fallecido Franz Josef Strauss, se estrelló en 1980 contra Helmut Schmidt. La discusión sobre Güttenberg comienza ahí. El estilo populista y rudo de ciertos políticos de la CSU no gusta a muchos alemanes. La ventaja de Güttenberg es que su imagen no entra en ese cliché. Es culto y sofisticado. Quizá él pueda romper la maldición bávara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario