viernes, 31 de diciembre de 2010

Jroña ke jroña Vichy Catalán

Quim Monzó (La Vanguardia)

Tema: Religión

Como recogía ayer este diario, en Chipre andan escandalizados porque en una película porno aparece una popular cerveza chipriota, la Keo. Aparece en una escena –rodada en una taberna griega de Nueva York– en la que un hombre y una mujer la beben y hablan de su origen helénico. Y como de una cosa se pasa a la otra y la práctica del griego es bastante habitual en camas de medio mundo, pueden ustedes imaginar cómo acaba la escena en cuestión.

El escándalo viene porque el 20% de las acciones de esa empresa son de la Iglesia ortodoxa. No les ha gustado que su cerveza salga en una peli porno, de modo que Keo prepara una acción legal para que supriman las escenas donde aparece. No sé si eso es posible, porque en las películas los directores usan los objetos que tienen a mano y no veo cómo los fabricantes pueden oponerse. En muchas películas –porno o no, y en series de tele americanas– aparecen botellas de Freixenet y, que yo sepa, Freixenet no dice ni mu, porque todo product placement gratuito es una bendición del cielo. Es práctica habitual identificar los objetos que aparecen en los decorados de las series. Recuerdo que, en Nissaga de poder, el malvado Mateu Montsolís tenía en su estantería dos colecciones enteras de la Gran Enciclopèdia Catalana. Tener una, vale. Pero ¿dos? ¿Para qué quiere uno dos veces la misma enciclopedia? En A dos metros bajo tierra aparecen diversos objetos de Ikea, uno de ellos una lámpara Lersta (10,16 euros/unidad), en el piso donde vive David Fisher. En Vent del plà había un montón de objetos de Ikea, y también en The Wire, empezando por la litera Mydal (139 euros/unidad) que el policía Jimmy McNulty monta cuando se separa de su mujer y tiene que preparar una habitación para sus hijos. La monta fatal, por cierto.

En las pelis porno abundan los repartidores de pizzas. La que aparece más a menudo es la Domino's, con sus cajas blancas, rojas y azules, y la ficha de pito dos que es su logo. Si Domino's tuviese que demandar a los productores cada vez que una de sus cajas aparece en una escena, media producción mundial de porno se iría al traste. Los cerveceros chipriotas deberían tomar ejemplo de la actitud de Vichy Catalán cuando apareció aquel famoso vídeo de Madonna, hace años. En el vídeo se ve a la cantante, rodeada de amigos, hablando de cómo hacer una buena felación. Para demostrarlo, Madonna toma la botella de Vichy Catalán que tiene frente a ella y les enseña como írsela introduciendo en la boca: poco a poco, cada vez unos centímetros más, hasta que le llega a la garganta, momento en el que levanta la botella por completo y se traga el líquido que quedaba. Estoy convencido de que, inteligentes como son los de Vichy Catalán, lejos de demandarla le enviaron una remesa de botellas para que fuese mejorando aún más su evidente maestría.

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