miércoles, 10 de noviembre de 2010

Ujieres

Joaquín Leguina (El Economista)

Tema: Empleo

El 21 de septiembre de 2009, las Cortes Generales convocaron 30 plazas de ujieres, y para cubrirlas acudieron a las correspondientes pruebas selectivas más de 20.000 personas, casi mil personas por plaza.

El nivel académico exigido en esta oposición era el de Graduado en Educación Secundaria o equivalente. Dado el acrecido número de aspirantes, la convocatoria exigía dos pruebas, una primera, tipo test -que servía para cribar la enorme lista de presentados- y una segunda específica sobre los temas previamente propuestos: normativa legal y funcionamiento de las Cortes.

El cuestionario al que se sometieron los opositores en la prueba de criba tenía todo el aspecto de un test de inteligencia como los que se usan para calcular el IQ de una persona. Índice, este IQ, que está altamente correlacionado con la capacidad de cálculo, la versatilidad lingüística? que posea la persona, y esas capacidades no son sólo innatas, sino que son, sobre todo, producto del aprendizaje y del entrenamiento.

Como consecuencia del método de selección, entre los 30 finalmente aprobados abundan los ingenieros, los físicos, los matemáticos, los economistas, etc. En fin, niveles, al menos, de licenciatura. Lo cual conduce a un sinfín de incómodas preguntas. Por ejemplo: ¿Qué sociedad es ésta, que lo mejor que tiene para ofrecer a un egresado universitario es un puesto de ujier? ¿Es la universidad una fábrica de parados y de subempleados? ¿Cómo puede sobrevivir una sociedad en la cual el 40 por ciento de los jóvenes que quiere trabajar no encuentra empleo?

Es tal la irracionalidad y el despilfarro que encierra esta anécdota de los ujieres que España debe hacérselo mirar, porque no podemos seguir así: con los niños en la casa paterna hasta los 40 años y pasando del subempleo a la jubilación anticipada.

Preparémonos, además, para una nueva emigración masiva, pero esta vez no será de peones y de obreros con maletas de cartón. Será de universitarios? y ésta es la generación a la cual nuestros líderes políticos no se cansan de elogiar diciendo que es "la mejor (pre)parada de la Historia".

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