martes, 9 de noviembre de 2010

Esperando a Godot

Julio Anguita (El Economista)

Tema: Economía

Samuel Beckett (1909- 1989), irlandés y premio Nobel de Literatura en 1969, es mundialmente conocido como el iniciador de lo que se llamó el Teatro del Absurdo; su obra más conocida, Esperando a Godot, se basa en el diálogo, aparentemente incoherente, de tres personajes que charlan mientras esperan a un tal Godot que nunca llega.

El premio Nobel de Economía en 1995, Robert Lucas, ha declarado recientemente que la anunciada recuperación no se ve por ninguna parte y que, además, las expectativas en torno a la misma tampoco parecen tener fundamento. Ambas afirmaciones del galardonado economista son evidentemente obvias a tenor de lo que cada día se lee, escucha, comenta o estudia. Primero fueron los brotes verdes, después las expectativas de crecimiento de Alemania, y ahora los últimos exorcismos del FMI.

No puedo creer que economistas, dirigentes políticos o analistas de lápiz fino, no se hayan detenido a pensar que estamos ante una crisis sistémica que conlleva otra más profunda, la de civilización. La realidad es tan tozuda como los hechos que la conforman, y éstos aparecen día a día ante nosotros: deuda privada y pública, bancos atrincherándose y reservándose, creciente capacidad productiva ociosa, déficits por cuenta corriente espectaculares, guerra de monedas, creciente y exacerbada contradicción entre producción y sostenibilidad, conflictos latentes, unos, y otros declarados, en torno a las fuentes energéticas y el agua potable, colonización de superficies agrarias foráneas y, sobre todo, paro, precariedad, subconsumo y aumento exponencial de las diferencias.

Las políticas que defienden los organismos internacionales y que José Luis Rodríguez Zapatero, en España, Sarkozy, en Francia, o Cameron, en Reino Unido, están desarrollando no contienen en su exposición y defensa ni un solo dato, cifra, expectativa u horizonte de llegada. Esperan a Godot mientras sacrifican cada día a ese Moloch imprevisible y ausente: salarios, puestos de trabajo, gasto social y demás Derechos Humanos.

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