lunes, 15 de noviembre de 2010

Puigcercós y su kit del placer

Llucia Ramis (El Mundo)

Tema: Elecciones

El Luz de Gas es ese antro en el que acabas cuando han cerrado todos los bares y no has pillado cacho, tu última oportunidad para conseguir carne fresca. Mejor dicho: carne a secas. Pero, por una vez, los chicos que hacen cola en la puerta son tan tiernos que parece que no tengan ni edad para votar, ergo tampoco para entrar en un local de copas. «Es que me he afeitado», se justifica un imberbe.

Son los jóvenes de Esquerra. Al entrar, les dan el vale para una consumición gratis y un llamado kit del placer, compuesto por un preservativo femenino, otro al desuso y un lubricante. Muy optimista, en una ciudad donde mojar no es pecado, sino milagro. Auguro que lo estrenarán para cuando Cataluña sea independiente. Los estimulantes los llevan de serie.

Junto a los condones va una panfleto titulado El Futur. Pregunta trampa: ¿El profiláctico no evita el futuro? Las respuestas más ingeniosas: «Tampoco hay futuro para el Vaticano », «Tendremos un futuro seguro» y «Nosotros controlamos el futuro». Los contestatarios forman parte del grupo que da la bienvenida a Joan Puigcercós con el tartamudo grito de In-inde-inde-pen-den-ci-a: 150 asistentes, según el barman; Cataluña entera, según la organización.

El coitus interruptus lo provoca un vídeo terrorífico sobre en lo que podría convertirse este lugar si se repitiera el tripartito: entre otras consecuencias apocalípticas, la gente tendría que ir a la ciudad para poder ver películas en su lengua. Un chico con micro a lo Madonna recuerda que la campaña acabará el día que la metan. ¿Perdón? Que metan la papeleta para decir sí o no. Todos se ponen a cien. Nunca les han dicho que sí.

La candidata de JERC, Gemma Lago, hace que suba aún más la temperatura llamando a sus compañeros «valientes». «Somos una tierra que quiere decidir desde Fraga hasta Mahón»; «queremos ser libres»; «no van a decidir por nosotros partidos subyugados a la economía de España», etcétera. Su partido logrará esto y mucho más: valiente afirmación. Sobre todo teniendo en cuenta que les ha salido competencia.

Si el enemigo es español, el argumento es fácil. Puigcercós compara la ilegalización de Batasuna con el caso de Sáhara: «El Gobierno y el PP se niegan a condenar la barbarie contra el pueblo saharaui, ¿tenemos que ilegalizar al PSOE? ¿Tenemos que ilegalizar al PP? Los que no son demócratas son ellos». Y tú no eres demagógico.

Cuando el enemigo está en casa, cabe recurrir a la Historia. Por eso, frente a la Solidaritat Catalana de Laporta y el Reagrupament liderado por Joan Carretero, el candidato de ERC tiene que hacer memoria para los que carecen de ella porque acaban de llegar. «Somos la gente de Francesc Macià, de Companys y Tarradellas», recuerda contra lo que él llama «independentismo digital». Sería algo así como la defensa de la tradición frente a los nuevos ricos, los trepas, los aprovechados. Y se explica: «Ya sabemos que la punta de un dedo puede hacer milagros, especialmente cuando es entre dos». Toca la fibra sensible de estos pobres vírgenes que llevan un kit del placer en el bolsillo. Con un resultado revuelto, alterado. Supongo que orgásmico. ¿Y después? El vacío.

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