jueves, 18 de noviembre de 2010

La línea Chacón-González

Enric Juliana (La Vanguardia)

Tema: Elecciones

Estaba escrito. Los altavoces a todo volumen para que España entera oyera el exabrupto de Joan Puigcercós sobre esos andaluces ladronzuelos que no pagan impuestos (palabras textuales: “en Andalucía no paga ni Dios”), figuran en un guión redactado hace meses. Están en el plan de trabajo del Partido Socialista Obrero Español para evitar la debacle y veinte años de ostracismo. Es la línea Maginot. Es la línea Sigfrido. Es la línea Chacón-González.

Durante los calores de julio, la ministra de Defensa y el ex presidente del Gobierno publicaron un artículo titulado Apuntes sobre Cataluña y España (diario El País, 26-VII) , que conviene tener a mano para entender las coordenadas de la campaña electoral en curso. Carme Chacón y Felipe González (las firmas aparecían en este orden) tomaban posición ante la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y enviaban algunos avisos. La gran manifestación catalanista de Barcelona aún estaba caliente. Con un calculado tono de equidistancia, daban por buena la matriz jurídica de la sentencia, criticando con dureza el tono soberbio y altanero de su redactado (copyright: Manuel Aragón Reyes). Invocaban la “nación de naciones” –concepto que González jamás manejó durante sus catorce años de mandato–, responsabilizaban al Partido Popular de todo lo ocurrido y enviaban un mensaje cifrado a todas las fuerzas catalanas, incluido el PSC: cuidado, cuidado, mucho cuidado con las reclamaciones económicas.

En velada referencia a Esquerra Republicana, partido que durante dos legislaturas ha dado la presidencia de la Generalitat a los socialistas, convirtiendo al PSC en el partido con más poder administrativo en la historia de Catalunya, Chacón y González escribían lo siguiente: “Proponen como solución mágica la independencia con argumentos que combinan la apelación a las emociones negativas, con la invocación de un grosero cálculo económico cada vez más distante de las tradiciones progresistas y más cercano a los postulados de la Liga Norte italiana”. El frame, como dicen los sociólogos finos, era claro: El Sur no se toca. La línea defensiva de la hegemonía socialista en Andalucía –pieza clave de la arquitectura política española desde 1980– quedaba trazada.

Las palabras de Puigcercós podían haber tenido un eco algo menor. Alguien, sin embargo, decidió el lunes poner el altavoz a todo volumen. Y esta vez no fue la caverna mediática de Madrid. Los altavoces los encendió el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, convocando de urgencia a la prensa andaluza, como si se hubiese desbordado el Guadalquivir. Y ayer Manuel Chaves calificaba de “extrema derecha” al más fiel socio de José Montilla durante dos legislaturas. El frame ha sido activado: Liga Norte, extrema derecha...

Para evitar un ciclo electoral catastrófico, el Partido Socialista debe conservar Andalucía y los municipios del área metropolitana de Barcelona (ya es el segundo partido en las periferias de Madrid y Valencia.) Recetas: auto sacrificial de Montilla negándose a sí mismo; Zapatero apelando en Viladecans a los “nacidos fuera de Catalunya” (expresión anterior a la Transición), y victimismo andaluz a todo volumen.

Queda por saber si Puigcercós, el valiente, trabaja para la línea Chacón-González; o si la línea Manelic (pit i collons, fot-li pel broc gros, algú ho havia de dir...) excluye cualquier atisbo de inteligencia política. Atención, Maquiavelo de guardia.

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