sábado, 20 de noviembre de 2010

La subida en un 47% de la deuda a corto plazo agrava la crisis lusa

Anxo Lugilde (La Vanguardia)

Tema: Portugal

Casi dos décadas después de la desaparición de los puestos fronterizos entre España y Portugal, los controles de la policía lusa han reaparecido esta semana, mientras se han cerrado temporalmente algunos de los pasos entre ambos países debido al dispositivo de seguridad de la cumbre de la OTAN de Lisboa. Es una pasajera vuelta al pasado. Pero estos días en la frontera ibérica también se empieza a especular sobre si a Portugal le convendría dejar el euro o si no le va a quedar otro remedio que hacerlo.

Los mercados financieros estrechan su cerco sobre el país vecino, como la pieza siguiente tras la irlandesa y el último cortafuegos que parece quedarle a España. El tesoro luso colocó ayer letras por 750 millones de euros a doce meses, con un interés un 47% superior al alcanzado en la anterior subasta, de hace sólo dos semanas. La tasa de ayer, del 4,81%, frente al 3,26% del 3 de noviembre, supone una nueva señal de alarma. Casi duplica el ya elevado precio que pagó España en su emisión del martes y equivale al que tenían en abril los bonos soberanos lusos a diez años.

Estos últimos rondaban ayer el 6,7%, después de que, según Bloomberg, el Banco Central Europeo realizase nuevas compras para intentar detener la escalada, que el Gobierno de Lisboa atribuye al contagio irlandés. “Fue eso lo que perturbó a los mercados”, declaró en el Parlamento el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, que no asistió a la reunión del Ecofin en Bruselas.

En la subasta de ayer hubo un perceptible descenso de la demanda, lo que pone en cuestión el principal mensaje del Gobierno del socialista José Sócrates: Portugal no es Irlanda porque puede seguir financiándose en los mercados y no necesita pedir el rescate de la UE y el FMI. Y por ahora no parece que cuaje la solución que ha buscado denodadamente Sócrates, que China compre deuda lusa.

Mientras los políticos y los analistas vigilan obsesivamente la tasa de la deuda, en la calle lo que más preocupa es otro índice que ayer marcó un máximo histórico, el del paro, que en el tercer trimestre de este año afectaba al 10,9% de la población activa lusa. Desde una perspectiva española puede parecer un porcentaje de desempleo relativamente bajo, pero para los usos lusos resulta elevadísimo. En el 2000, antes de la prolongada crisis económica actual, el paro en el tercer trimestre era del 3,9%. En el 2006 estaba en el 7,4%, un nivel que se mantuvo con alguna oscilación hasta el alza del 2009 cuando, a fin de año, se rebasó por primera vez la barrera del 10%.

El martes, tras elogiar los esfuerzos lusos por reducir el déficit, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker reclamó a Portugal que elimine “la rigidez” de su mercado laboral. Ayer el Gobierno luso evitó echar más leña al fuego de la huelga general del próximo miércoles.

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