sábado, 27 de noviembre de 2010

Velma Hart: «No, we can't». La famosa seguidora «exhausta» de Obama se convierte en el símbolo de la crisis en EE.UU. al perder su trabajo

Pedro Rodríguez (ABC)

Tema: Estados Unidos
Velma Hart —afroamericana de 42 años, ex militar y madre de familia— se había convertido durante el último ciclo electoral en Estados Unidos en un poderoso símbolo de las expectativas incumplidas por parte de la Administración Obama. En una especie de «tengo una pregunta», televisado en septiembre, la señora se declaró seguidora del presidente pero «exhausta» de esperar los cambios prometidos, sobre todo en lo relacionado a una mejora económica para la clase media. La semana pasada, la metáfora de Velma ha terminado de completarse al perder su puesto de trabajo.

La interlocutora de Obama, un poco al estilo del famoso fontanero de Ohio, estaba empleada como responsable financiera de AmVets, una organización sin ánimo de lucro destinada a prestar servicios sociales a militares retirados. El duro impacto de la crisis en el volumen de donaciones privadas ha terminado por hacer inviable el puesto que ocupaba Velma Hart, cuyo cese ha sido explicado como una decisión económica que nada tiene que ver con la sinceridad demostrada ante el presidente de Estados Unidos.

El despido se ha convertido en noticia nacional a pesar de ocurrir en un país con una dolorosa tasa de paro que ronda el 10 %, que resulta inamovible ante una débil recuperación que no permite resucitar los trabajos destruidos por la «gran recesión». La Casa Blanca ha declinado comentar el caso pero los problemas de Velma Hart han resultado especialmente deprimentes al coincidir con la semana de Acción de Gracias y el arranque de toda la temporada de celebraciones familiares.

Jim King, director ejecutivo de AmVets, ha recalcado que el tan comentado despido ha sido una decisión forzada por recortes presupuestarios, que no tiene nada que ver con algo que Velma Hart haya hecho o dicho. Según sus gráficas explicaciones, a esta buena empleada «simplemente le ha terminado por morder la misma serpiente que ha mordido a otra mucha gente».

Desde su casa a las afueras de Washington, Velma ha indicado que intenta mantener el ánimo aunque tiene bastante miedo, «como todo el mundo». Su principal temor es convertirse en una desempleada de larga duración como algunos de sus vecinos. Tras recibir noticia de su despido el pasado viernes por la tarde, la señora dice entender mejor que nunca todo el drama que ahora comparte con «millones de personas y que llevan en paro durante los últimos dos, tres, cuatro años».

- Apoyar al presidente.

Con todo, Velma Hart dice seguir respaldando a Obama, por mucho que el 20 de septiembre le plantease con respetuosa desilusión el profundo abismo existente entre sus promesas electorales y la realidad de su presidencia: «Sinceramente, estoy agotada. Agotada de defenderle, defender a su Gobierno, defender el cambio por el que voté, y profundamente desilusionada por donde nos encontramos ahora. Me dijeron que votaba por un hombre que iba a cambiar las cosas de forma sustancial para la clase media. Yo soy una de esas personas. Y estoy esperando, señor presidente. Estoy esperando».

De ahora adelante, Velma ha dicho a la CNBC que quiere concentrarse «en lo positivo, ser optimista y asumir que de alguna forma las cosas van a funcionar, que realmente existe una oportunidad a la vuelta de la esquina con mi nombre». Cruza los dedos para que su marido conserve su trabajo y sus hijas adolescentes puedan ir a la Universidad. A modo de consuelo, dice que se fija mucho en los números. Y los números le dicen que la economía estadounidense tiene que remontar en algún momento.

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