sábado, 27 de noviembre de 2010

Vendedores de felicidad heroicos

Joan Barril (El Periódico de Catalunya)

Tema: Economía

Los diamantes son esas piedras preciosas que surgen de la presión altísima de la tierra. Podría darse el caso de que otro tipo de presión, la presión de los delincuentes, acabe con los diamantes. El presidente del gremio de Joyeros y Relojeros de Catalunya, el señor Damià Matamala, está preocupado por los atracos. Así ha sido siempre, pero no tanto como ahora. Esta misma semana se detuvo a una banda de atracadores con violencia y uno se pregunta qué tipo de violencia es necesaria para que se considere que un atraco es violento. ¿Acaso hay atracos versallescos? ¿Existe un atracador que pida las joyas por favor? Matamala, que es dueño de una joyería en Manresa, considera que no existe una penalización clara para los atracadores que son detenidos. De la misma manera que muchos ciudadanos aprovechan el puente para hacer una escapada turística, también los delincuentes de otros países se dan un viaje por aquí y se largan con el botín de nuevo a sus bases. En el supuesto de que sean detenidos, existe la posibilidad de que, de no mediar un delito de sangre, el atracador cumpla una pequeña condena o sea extraditado.

- Una amenaza general.

En otra joyería de Barcelona, Joan Doménech no considera que los joyeros sean los más atracados de los últimos tiempos. Un robo en una joyería es llamativo, porque comporta una suma importante de dinero. «Es el comercio en general el que está sufriendo este tipo de amenazas. Joyerías y bancos son lo más visible, pero en realidad en cualquier lugar dónde haya una caja registradora existe el riesgo del atraco». Doménech se encuentra en una grave contradicción. «Si lleno la joyería de género, puede que todo vuele en un atraco. Si, por el contrario, dejo sólo unas muestras entonces puede ser que no venda». Le pregunto si se ha notado un bajón en las ventas. «Un joyero lo que produce es un objeto de felicidad. Y la gente no es del todo feliz. Ese es el problema». Sin embargo, el dinero está ahí, se ha visto en la velocidad con la que los bonos de la Generalitat han volado. «El dinero ha de ir al comercio, no a los bancos».

En el momento de salir a la calle me cruzo con un hombre que entra en la joyería. A modo de saludo dice a Doménech: «¿Pero, estás tu sólo?» Lo ha dicho con la admiración debida a los héroes o a los soldados que se encuentran apostados en primera línea del frente. La soledad del vendedor de felicidad no impide que en los obradores se continúe haciendo ese trabajo ancestral que se remonta a los tiempos de la edad de los metales, cuando los orfebres habían descubierto que se podía sacar belleza de dentro de la tierra. Otro joyero que no se siente solo me dice: «Mire, usted. En tiempos de crisis el negocio de la joyería tiene dos mercados seguros: los nacimientos y los gais».

Las joyas de la abuela que se pasan a las nietas son lo que queda de una joyería más o menos tranquila y amable. Porque hoy por hoy, las primas de los seguros suben más que el precio del oro. Y el rey Midas hace años que dejó de existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario