sábado, 18 de septiembre de 2010

El almacén nuclear (José Antich)

Tema: Cementerio nuclear

Discrepancias en un gobierno siempre las hay, y más vale no escandalizarse cuando existen puntos de vista divergentes. Se ven a diario en muchos países y es normal que así suceda en cuestiones a veces trascendentes –nucleares sí, nucleares no– o en temas considerados menores o de oportunidad política. Lo que es menos habitual –o debería serlo– es que se anuncie a bombo y platillo una decisión por parte de un ministerio y desde arriba se le corrija públicamente sin explicar las razones. Viene esto a cuento de la última escaramuza del ministro de Industria, Miguel Sebastián, anunciando que el polémico almacén nuclear se iba a instalar en la localidad valenciana de Zarra y el posterior correctivo de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, tumbando en el Consejo de Ministros el proyecto.

Más allá de que, obviamente, el ministro no debe de haber encajado muy bien la decisión, ya que sin duda no había sido fácil para Industria adoptar una propuesta, pone al descubierto que quizás la vicepresidenta ha tenido razones poco elegantes para ejercer su autoridad. Como, por ejemplo, que fuera cabeza de cartel del PSOE en las pasadas elecciones generales. En los últimos tiempos, el Ejecutivo nos ha acostumbrado a la ducha escocesa con los anuncios, sobre todo con aquellos que tienen que ver con medidas de carácter económico y con subidas de impuestos. Pero en este caso del cementerio nuclear, donde las pasiones territoriales están a flor de piel, ya que cualquier gobierno autonómico pondrá todo tipo de trabas a que se instale en su área de poder, habría sido recomendable que el Gobierno hubiera hecho colegiadamente una propuesta. Para eso están las comisiones delegadas del Ejecutivo. No para ir a tomar el té.

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