sábado, 18 de septiembre de 2010

El Gobierno carga contra el PP sin censurar a Sarkozy por los gitanos

Juan Carlos Merino (La Vanguardia)
Tema: Expulsión de gitanos en Francia

La tibieza del Ejecutivo con Francia molesta en las filas socialistas.

Mariano Rajoy, Silvio Berlusconi y Nicolas Sarkozy son tres líderes políticos de la misma familia popular europea. Y es por tanto lógico que la política inmigratoria que defienden sea similar. Pero el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que es precisamente quien más ha variado su política de inmigración de la primera a la segunda legislatura, evalúa con un distinto rasero a los dos primeros, Rajoy y Berlusconi, y al tercero, Sarkozy, como ha vuelto a quedar en evidencia ante la crisis de los gitanos rumanos expulsados de Francia.

Hace dos años, en mayo del 2008, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega causó incluso un conato de incendio diplomático con Italia al tachar de “xenófoba” la política de inmigración de Berlusconi, tras haberse producido asaltos a campamentos de gitanos en Nápoles. Ayer mismo, igual que hizo Zapatero el día anterior en la cumbre de Bruselas, de la boca de la vicepresidenta no salió el más mínimo reproche hacia las expulsiones de gitanos llevadas a cabo por Nicolas Sarkozy. Ni siquiera una mínima condena, si no política, sí al menos moral o ética ante lo que muchos socialistas consideran “expulsiones masivas de gitanos” en Francia. O ante las gruesas palabras que Sarkozy dedicó a la comisaria Viviane Reding de que acogiera a los gitanos en su país, Luxemburgo, si tanto le interesaban.

No. De la Vega se limitó a aplazar cualquier valoración hasta que concluya el expediente investigador abierto por la Comisión Europea a Francia por esta polémica. Es más, igual que Zapatero el día anterior, De la Vega no calificó ayer de expulsiones o deportaciones la política seguida contra los gitanos rumanos instalados en campamentos ilegales en Francia, sino de “devoluciones”.

De la Vega, eso sí, apostó por una política común migratoria en la UE, que conjugue “la seguridad y el respeto a las leyes con la integración, los derechos humanos y la cooperación”.

Esto es real politik. La doble vara de medir, obviamente, responde a los intereses diplomáticos y políticos del Gobierno –no hay que olvidar que Sarkozy seguirá asegurando una plaza a Zapatero en el G-20, o que ha redoblado la colaboración contra ETA, entre otros favores–, pero resulta incomprensible para muchos incluso en el PSOE, donde crecen las discrepancias y algunos critican la “desfachatez arrogante” de Sarkozy. Y la actitud contemporizadora de Zapatero y De la Vega. También los colectivos de gitanos, que ya preparan una demanda europea contra Sarkozy.
Otra cosa es que el PP haya decidido hacer bandera electoral de la política de inmigración de Sarkozy, con el paseo que Alicia Sánchez-Camacho y la eurodiputada francesa Marie-Thérèse Sánchez se dieron ayer por Badalona. Y eso sí que no callará al Gobierno. “Lo que no me parece bien es que el PP quiera instrumentalizar un tema de esta naturaleza”, cargó De la Vega ayer tras el Consejo de Ministros.

“El PP no se ha caracterizado precisamente por apoyar en numerosas ocasiones una política tan positiva como ha sido la impulsada por España en materia de inmigración”, atizó. De la Vega incluso ironizó con que el Gobierno socialista tuvo que modificar la ley de Extranjería que impulsó el PP después de que el Tribunal Constitucional tumbara varios de sus artículos. Con este doble lenguaje, el Gobierno parece dispuesto a tropezar en la misma piedra y a que el PP le vuelva a hacer un roto al enarbolar el debate de la inmigración, igual que ya le ocurrió en las elecciones generales del 2008.

Y si Sánchez-Camacho se paseó ayer por el barrio de la Salut de Badalona con la eurodiputada de Sarkozy y Mariano Rajoy calló. El líder del PP protagonizó ayer un mitin en Palma Mallorca en el que pasó por alto la polémica generada por las expulsiones en Francia y la visita de la eurodiputada de Sarkozy a Badalona. Silencio del presidente popular.

Donde sí generó reacciones contrarias la iniciativa del PP catalán fue en las filas del PSC, que alertó del “perjuicio” que los populares causan a Catalunya con esta política. Es más, el presidente de la Generalitat, José Montilla, se manifestó especialmente orgulloso de la política de integración de Catalunya. Por su parte, Artur Mas llevó el debate más allá de “gitanos sí, gitanos no” y centró la cuestión en la lucha contra los ilegales que delinquen. ERC busca en el Congreso una condena de las expulsiones en Francia en medio de críticas al PP. El PSOE ha presentado una iniciativa más light. Mientras que en ICV bautizaron a Sánchez-Camacho como “aprendiz de Le Pen”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario